Las mexicanas que utilizan juguetes sexuales (como vibradores y dildos) están expuestas a sufrir alteraciones en el sistema hormonal y reproductivo, daños en hígado y riñón, e incluso al cáncer, pues la mayoría de estos juguetes son tóxicos, según lo ha expresado la organización Greenpeace.
De acuerdo con este organismo «los juguetes sexuales contienen altas concentraciones de suavizantes tóxicos, prohibidos en Europa por sus altos niveles de toxicidad y afectaciones en la salud».
Datos de Greenpeace señalan que en 1998 la Secretaría de Salud recomendó evitar la importación, producción y comercialización de juguetes de Policloruro de Vinilo (PVC) blandos, por considerarlos altamente dañinos.
Marisa Jacott, coordinadora de la campaña de tóxicos de Greenpeace en México, alertó que en nuestro país el riesgo de que los juguetes para adultos contengan altas proporciones de tóxicos es mucho mayor que en Europa, porque actualmente, insistió, «no contamos con ningún control sobre el uso de sustancias químicas tóxicas».
Según lo reportado por Greenpeace, un laboratorio holandés realizó un análisis en ocho juguetes sexuales (dildos y vibradores) y detectó que siete presentaban niveles altos de ftalatos (suavizantes) que «no son químicos fácilmente biodegradables y pueden ser dañinos incluso en cantidades muy pequeñas».
Estos suavizantes fueron prohibidos en la Unión Europea en 2005 donde se usaban para la fabricación de artículos infantiles (mordederas, chupones y otros) porque se comprobó su toxicidad al contacto con las mucosas, señaló Greenpeace.
«No es aceptable que estas sustancias peligrosas estén presentes en los juguetes para adultos. Si esto ocurre en Europa imaginemos lo que pasa en México», advirtió Jacott en un estudio sobre juguetes tóxicos.
Greenpeace toma como ejemplo la Encuesta global de sexo 2005 de la empresa Durex, la cual arrojó que alrededor de tres millones de personas en Holanda tienen un juguete sexual y que un millón de juguetes sexuales son vendidos cada año en ese país, con ganancias de aproximadamente 220 millones de euros.
Al referirse al caso de México, la organización señala que no hay información disponible al respecto, sólo una encuesta realizada en 2004 que refiere que el 9.5 por ciento de los encuestados señaló que ha utilizado juguetes sexuales en su vida.
«Si el uso del PVC no está prohibido en México, es seguro que estamos expuestos a este tipo de riesgos en los juguetes sexuales», señaló Jacott.
Finalmente, la organización establece «que la producción y uso de sustancias tóxicas debe serprohibida para todos sus usos y que la industria debe ser obligada a utilizar alternativas no peligrosas. Esos productos deben llegar al mercado sólo cuando hayan comprobado su inocuidad y el consumidor cuente con la información clara sobre la composición de los productos».
06/LGL/GG
