En México mueren más mujeres por los efectos de la violencia basada en el sexo que por cáncer, aseguró el Grupo de Trabajo sobre Derechos Sexuales y Reproductivos (Desyr).
Las mujeres que han experimentado la violencia tienden al suicidio, expuso, pues a menudo se sienten desesperanzadas y deprimidas. La violencia sexual es una causa seria de muerte entre la población femenina, reiteró.
Tras una sesión de trabajo que abordó el tema «Violencia de género», el grupo conformado por más de veinte organizaciones civiles señaló que entre más maltrato experimenta una mujer en su vida más altas son las posibilidades de que lo sufra de nuevo.
Así, por ejemplo, las mujeres que sufrieron maltrato de niñas tienen dos y media veces más posibilidades de experimentar abuso siendo adolescentes, y dos veces más probabilidades de sufrir maltrato como adultas.
Indicó que 90 por ciento de la violencia de género es cometida por hombres contra mujeres. Ello, refirió, constituye una de las prácticas humanas más repudiables y «trae a nuestra vida moderna un aspecto de la barbarie que no hemos podido superar».
Desyr señaló que el escaparate de la violencia de género va desde el horror hasta la cotidianidad: «ahí están las violaciones y los homicidios sistemáticos de cientos de mujeres» de Ciudad Juárez, casi siempre jóvenes, migrantes y pobres.
Calificó como tontería el que «algunas autoridades» sugieran que las mujeres provocaron la violencia, «como si una falda corta, el carácter independiente o sencillamente el ser pobres y vulnerables justificara aunque fuera en una milésima parte las agresiones mortales».
En otro orden, destacó Desyr, se encuentra la violencia de todos los días, «el mini terror cotidiano» dentro del hogar que sufren las mujeres en su cuerpo y su dignidad o el acoso en la calle u oficina, sutil, abusivo y grotesco.
El grupo consideró que es largo y complejo el camino para eliminar la violencia de género. De suyo, la legislación correspondiente ha sido útil y resulta imprescindible, pero el cambio pasa por medidas inmediatas y estructurales.
Es bueno, apuntó Desyr, organizar albergues para proteger a mujeres agredidas, pero también desmontar «uno a uno los elementos culturales del machismo y los complejos de superioridad, además de dotar a las mujeres de las herramientas de denuncia y de habilidades y conocimientos para garantizar su protección».
El Grupo de Trabajo sobre Derechos Sexuales y Reproductivos está conformado por más de veinte organizaciones civiles. Tiene como finalidad reflexionar sobre los derechos sexuales y reproductivos para delinear estrategias que permitan su libre ejercicio por toda la población.
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