Alrededor de cinco millones de niñas y niños, desde recién nacidos hasta 14 años, mueren a causa de enfermedades relacionadas con el medio ambiente, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Así lo señaló el investigador de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Fernando Díaz Barriga, en la Gaceta de Biomédicas, publicación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Al hablar de nuestro país, Díaz Barriga calificó de insuficientes las normas que regulan la emisión de contaminantes y que dejan en total desprotección a los infantes, principalmente de las zonas rurales.
Y es que según el investigador, la población infantil es la más vulnerable a padecer envenenamiento en la sangre y otros trastornos por el uso de plaguicidas como el DDT, el cual -explicó- permanece hasta por más de 40 años en el ambiente, y acompañado de otros contaminantes como el flúor, arsénico, plomo y mercurio, pueden ser letales.
Entre los trastornos más comunes que presentan las y los pequeños expuestos a estos contaminantes, se encuentran el déficit de atención e hiperactividad, cáncer, inmunodeficiencia, problemas endocrinos y de desarrollo sexual, señaló el investigador.
El académico argumentó que un estudio realizado en Chiapas, Oaxaca y la Huasteca Potosina, demostró la presencia de DDT en el suelo, sedimentos y pescados, además que se detectaron altos niveles de dicho elemento en muestras sanguíneas, lo que permitió investigar que este contaminante y sus compuestos pueden provocar muerte celular.
En nuestro país, continuó el investigador, seis millones de personas viven en zonas con altos niveles de flúor en el agua por contaminación de origen natural, lo que ha provocado padecimientos dentales, óseos, neurológicos y reproductivos.
A pesar de las recomendaciones emitidas por la OMS para regular el uso de contaminantes en las empresas, esta medida ha sido poco eficaz; la emisión de contaminantes permitida se basa en estudios con población adulta y excluye a la infantil.
En este contexto, el investigador que preside un grupo de estudio en el Consorcio Académico Niño, Ambiente y Salud y la Unidad Pediátrica Ambiental, de la Universidad de San Luis Potosí, destacó la importancia de la investigación y de la pediatría ambiental que permitan conocer y contrarrestar los efectos de dichos contaminantes en los infantes.
Además, resaltó la importancia de realizar más estudios en torno a la población infantil, que ayuden a disminuir los costos de los tratamientos por afecciones provocadas por la contaminación.
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