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Mujeres en los procesos electorales

Por Lucero Saldaña

Desde las demandas por el voto y la igualdad de oportunidades de la revista «Violetas de Anáhuac» en 1884, hasta nuestros días, vemos un camino arduo en lo que respecta a la inclusión de las mujeres en los cargos de elección popular.

Cuando las mujeres votaron por primera vez en México, comenzaba a comprenderse que las causas de la opresión son más profundas que la presencia o ausencia de leyes. Se experimentaría con amargura que el derecho a votar no era por sí mismo, el derecho a ser electas. Durante 10 elecciones presidenciales esta realidad se ha mantenido porque cuesta tanto democratizar los vínculos, y donde muchas mujeres acotan su proyecto de vida a lo doméstico.

Entre algunas maneras de analizar este conflicto, está el encuentro de dos paradigmas, uno consiste en analizar las polaridades de la filosofía política, y evaluar el lugar de las mujeres en esos paradigmas; entre un modelo que transforma al sujeto en el resultado de las fuerzas sociales que lo preceden y determinan, y otro que universaliza a un sujeto idéntico que deberá realizar alianzas para salir de su individualidad y formar así una sociedad.

Cuando se trata de candidaturas femeninas siempre surge el requisito de la capacidad excepcional, ésta exigencia denota que los partidos políticos como espacios identitarios, no han fortalecido los liderazgos femeninos, prevaleciendo la exclusión, la discriminación, y la debilidad de los grupos al no exigir el cumplimiento de las normas de carácter electoral e internas de partido por temores o disciplina partidista.

Las estructuras verticales, anquilosadas y centralizadas que permanecen en los partidos políticos, también son un obstáculo para el acceso de las mujeres a los espacios de poder político. En cambio, las estructuras políticas más horizontales, en las que no existe el amiguismo, el caudillismo y los propietarios de los partidos, o cuando la democracia interna es un valor, son más permeables a la inclusión de jóvenes y mujeres.

Si bien el financiamiento es otro obstáculo, lo diferente es que las mujeres tienen menos posibilidades de obtener apoyo económico, principalmente porque los grupos de interés no apuestan a ellas. Esto puede deberse a que si las mujeres ganan, esos grupos no tienen la garantía de recibir luego la recompensa que buscan. La percepción es que las mujeres están menos involucradas en el tráfico de influencias, menos dispuestas al pago de favores. Por consiguiente, se limita negociar con ellas.

La incomprensión de los temas de género por parte de los hombres y de las propias mujeres es otra de las dificultades. El concepto continúa siendo extraño y el planteamiento de cuestiones esencialistas dan la pauta de que si bien existe un interés por la igualdad, el análisis de la construcción de género aún dista de ser un concepto generalizado.

Respecto a las oportunidades para una mayor participación política de las mujeres están las instituciones electorales ciudadanas, las cuotas de cargos para las mujeres, pero sobre todo; las prácticas políticas de democracia y de descentralización son favorables para la inclusión. Además, durante las crisis es posible la emergencia de liderazgos alternativos. La crisis aparece entonces como una oportunidad para la irrupción de liderazgos femeninos de una manera desordenada.

Las mujeres podemos ser interlocutoras de peso en el mundo de la política, sobre todo, si funcionan las redes de mujeres organizadas compartiendo una agenda común, pero también está la política del silencio, de la complicidad y del avestruz.

Siempre ha existido la necesidad de hacer política que obligue a una práctica más responsable, más abierta, más ciudadana. Aunque primero hay que entender que estamos en espacios de poder, y encontrar cada vez más, alianzas con quienes estén dispuestos a tomar el desafío de pensar en lo imposible, y no sólo lo posible, porque con lo posible tenemos los niveles de pobreza que tenemos, tenemos la cantidad de mujeres excluidas que tenemos y realmente tenemos que empezar a soñar con lo imposible, entendiendo a México como una nación diversa pero conjunta.
06/LS/LR
* Legisladora mexicana
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