Inicio Columna Niñez y juventud, ¿dos tesoros perdidos?

Niñez y juventud, ¿dos tesoros perdidos?

Por Carmen R. Ponce Meléndez *

¿Qué está pasando en México con su niñez y juventud, cuál es la situación del mercado de trabajo o de las políticas sociales, cuáles fueron los cambios entre 2008 y 2009?

Abordar el ciclo de vida para identificar los eslabones a desactivar en la reproducción intergeneracional de la desigualdad, es tan importante como los análisis de trasnversalización de género. Este planteamiento forma parte del documento «Panorama Social de América Latina 2010», Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Gráfica 1
POR FALTA DE DINERO O RECURSOS TUVIERON DIFICULTADES PARA…(%)
CONEVAL/UNICEF
2008-2009

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De acuerdo al diagnóstico de este documento no se han superado las brechas de oportunidades de desarrollo en la infancia y en la juventud y la solución está en el actuar del Estado y de ninguna manera en el mercado.

Los dos grandes pilares para la reducción de la desigualdad son: el mundo del trabajo y las políticas sociales, de manera muy significativa la educación.

Sin embargo, se confirma que la educación ya no es un factor determinante en la igualdad, ya que reproduce las desigualdades de origen socioeconómico o de género.

A pesar de que las mujeres muestran una mayor eficiencia terminal (áreas urbanas), su acceso al mercado laboral o su permanencia en él sigue siendo desigual.

La segmentación se da en la oferta educativa por calidad de educación, ésta aumenta en relación directa al nivel de ingresos; a mayor ingreso mayor calidad de educación y por tanto en perspectivas salariales, reproduciendo las desigualdades.

En este sentido es fundamental que el Estado amplíe sustantivamente calidad y cobertura de la educación superior, especialmente para la población que se ubica en los niveles de bajos ingresos.

Por lo que hace al mundo laboral, los y las jóvenes de México siguen en el desempleo o con empleos muy precarios, ahora criminalizados por el propio Estado y en la pobreza.

Según Cepal, en el país la pobreza aumentó de 31.7 a 34.8 por ciento durante 2008-2009, ¿cómo impactó esto a la niñez, primer eslabón de la desigualdad?

Las cifras en esta materia son más que preocupantes, el adjetivo correcto es ¡aterradoras!, UNICEF y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), recientemente publicaron el documento: «La Niñez y la adolescencia, en el contexto de la crisis económica global: el caso de México» (agosto 2010).

Según este estudio más de la mitad (53.3 por ciento) de los niños y niñas del país se ubican en pobreza multidimensional; en cuanto a pobreza moderada el porcentaje es de 40.2 contra un 29.7 de adultos. La dimensión de este último dato se ubica considerando que 56.2 por ciento de los hogares está en el grupo de 0-24 años.

Por lo que hace a la pobreza extrema (alimentaria), los resultados también son terroríficos. La inseguridad alimentaria se verá en hogares con menores de edad, medida en porcentajes, se duplicó en un año al pasar del 8 al 17 por ciento (2008-2009).

Para este mismo período los menores de 18 años que sólo comieron una vez, o dejaron de comer todo un día se triplicó, al pasar del 5 al 14 por ciento. En el grupo socioeconómico bajo, el porcentaje de personas con carencia por acceso a la alimentación en hogares con menores de edad, creció del 41 al 49 por ciento.

Escolaridad y Salud son los dos rubros más afectados, después de alimentación. La población sin escolaridad creció 0.7 puntos porcentuales; mientras que en la edad de 3 a 5 años disminuyó su asistencia a la escuela en 4 puntos porcentuales.

Frente a la pregunta de: POR FALTA DE DINERO O RECURSOS TUVIERON DIFICULTADES PARA.., comparando 2008-2009, como el año en que se agudizó la crisis, se aprecia que crecieron sustancialmente las «dificultades» de los hogares con menores de edad en lo más elemental: pago de luz, gas, renta, agua o teléfono (ver gráfica 1).

Menos educación. En el mismo nivel está la compra de artículos escolares, uniformes o libros, su acceso o dificultad para…creció del 27 al 44 por ciento. Destaca que en los hogares de ingresos medios las limitaciones para llevar a los niños al doctor o comprar medicinas aumentaron del 25 al 40 por ciento, nada menos que 15 puntos porcentuales. Sí, los sectores medios -nicho natural de la adolescencia- están muy afectados por la crisis.

Las cerezas del pastel son la previsible disminución de remesas y la fijación del Salario Mínimo (SM) para 2011. En el primer caso éstas representan 14 de cada 100 pesos en ingresos de los hogares más pobres, su disminución obedece a las altas tasas de desocupación de la población latina en Estados Unidos, en noviembre de este año alcanzo 13.2 por ciento, la más alta en los últimos 30 años.

Seguir en la pretensión de incrementar el SM de acuerdo a la meta de inflación (3 por ciento) es atroz, esta variable es determinante en la recuperación de esa niñez sumida en la pobreza, primer eslabón de la cadena de desigualdades que tiene como nudo gordiano a la juventud, otro tesoro perdido.

[email protected]

* Economista especializada en temas de género

10/CP/LR

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