Inicio «No nos quedó de otra, más que salir de nuestro pueblo», Floriana García

«No nos quedó de otra, más que salir de nuestro pueblo», Floriana García

Por Olga Rosario Avendaño/corresponsal

En Oaxaca, la población indígena tiene dos opciones: emigrar o morir, expresó Beatriz Floriana García Cortés, migrante oaxaqueña en Guadalajara y Premio Nacional de la Juventud 2005-2006 por su labor en el impulso de las mujeres artesanas mixtecas.

Al igual que muchos oaxaqueños, Floriana tuvo que salir de su pueblo para ir en búsqueda de oportunidades de estudio y trabajo. Junto con sus ocho hermanos y sus padres, engrosaron las cifras de personas que emigran del estado de Oaxaca, al sur de México, una de las entidades federativas con más comunidades de migrantes fuera del país.

Floriana llegó a Guadalajara cuando tenía seis años. Al paso del tiempo encontró lo que buscaba: estudiar. Logró concluir la licenciatura en Informática Administrativa en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).

Después de egresar tuvo la oportunidad de trabajar en una empresa, pero prefirió abrir un espacio laboral para promocionar a mujeres artesanas. «Saliendo de la universidad pude trabajar en alguna empresa, pero veía cómo las madres de familia dejaban a los niños solos para irse a trabajar».

Fue así como decidió –junto con Catalina Acevedo Olea y Francisco Acevedo, quien estudió la licenciatura en Derecho– emprender la microempresa Bordados Mixtecos Ita (palabra mixteca que traducida al español es flor), con el objetivo de generar empleos.

UNA EMPRESA PARA ARTESANAS

Para algunas autoridades Bordados Mixtecos Ita ha sido de éxito, mas no para sus creadores, pues llevan tres años y no logran consolidarse. El primer año «se hizo un estudio de mercado, el cual les indicaba qué producto podían sacar y fueron fundas de cojines».

Sin embargo, «no nos resultó, de las 200 fundas bordadas a mano que se hicieron, sólo logramos vender tres en una tienda de artesanías, y para no perder todo lo que invertimos, esos cojines los convertimos en blusas y sólo así no se perdió todo», pero de la recuperación, ni hablar, todo fue ceros.

Con el apoyo de distintas instituciones como el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMYC), la Comisión de Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, la Secretaría de Desarrollo Social y el ITESO, han logrado construir su taller de costura con lo elemental, pero siguen luchando porque sus productos se les venda.

BUSCADO OTROS INGRESOS

Dado que no se logró lo esperado, cada uno de los tres elementos de esta empresa, tuvieron que buscar otras «entradas» de dinero. Mientras buscan cómo mejorar la situación de bordados mixtecos ITA, Floriana trabaja en el Instituto Jaliciense de las Artesanías y Catalina cosiendo otras prendas que no precisamente son mixtecas y el abogado es el único que se encarga de la cooperativa.

Por ahora, lo que requieren es que los compradores valoren el trabajo artesanal que hacen «porque todos los bordados son a mano, no es nada maquilado, quizá por eso no se venden, porque los costos se les hacen altos».

Floriana, al igual que quienes emprendieron este proyecto, quieren que no haya intermediarismo entre los artesanos de su población, «que sean ellos mismos los beneficiados».

Entre estas opciones que han emprendido para tener otros ingresos agrupó a mujeres, quienes trabajan accesorios con materiales de la región mixteca, «para que se tengan otras opciones».

Con tristeza y quizá impotencia cuenta que hace poco estuvieron rentando un local comercial en Tonalá, el cual lo tuvieron que cancelar porque no era rentable.

«No sacábamos ni para la renta, pero seguimos con ese mismo objetivo de tener una tienda donde expender los productos, sobre todo tenerla en un lugar turístico como Tonalá o Tlaquepaque», comenta, pues está consciente que sólo así podrán generar empleos para las mujeres.

OBJETIVOS DE ITA

Entre los objetivos de Bordados mixtecos Ita están crear una micro empresa en donde las mujeres de una comunidad indígena puedan auto emplearse, mejorar su nivel de vida de las mixtecas y mixtecos que viven en Guadalajara, fomentar y recuperar la cultura mixteca a través de los productos y que las mujeres indígenas se desarrollen y crezcan en el taller de costura.

Otros objetivos son mejorar la calidad en los productos, conseguir apoyos económicos y en especie para la creación de la micro empresa, comprar maquinarias (recta, cortadora, planchadora), comprar materias primas (manta, hilos para bordar y para maquinas, bastidores, agujas, entre otras cosas.) y tener locales en centros turísticos.

FLORIANA, PREMIO NACIONAL DE LA JUVENTUD

Por este proyecto que inició hace tres años, Floriana fue galardonada como Premio Nacional de la Juventud 2005-2006, en la categoría de actividades productivas. Fue propuesta por el Instituto de la Artesanía Jalisciense

Floriana comparte que no ha sido fácil el camino de una empresa con sus compañeras mixtecas, pero que crear estas fuentes de empleo es una necesidad urgente para los oaxaqueños.

Ella comenta que, al igual que a los indígenas mixtecos que radican en las colonias Constancio Hernández Alvirde y la colonia Ferrocarril en la periferia de esta ciudad, a ella se le dificultaba hablar el español, pero «no nos quedó de otra, más que salir de nuestro pueblo».

Floriana dice que la población oaxaqueña ama su tierra, pero las condiciones de miseria y pobreza los obligan a pensar en dos opciones: emigrar o morir. Ellos optaron por la primera y se enfrentaron a no hablar al cien por ciento español, a no contar con los papeles básicos para buscar trabajo, entre ellos la credencial de elector, el acta de nacimiento y la cartilla de vacunación, entre otros.

Esos documentos faltantes han sido un obstáculo para que mujeres y hombres puedan emplearse en alguna institución, ya sea pública o privada, y la única opción es que se autoempleen, desde vender en los cruceros hasta laborar como trabajadoras domésticas o pedir dinero en las calles.

Estos indígenas han optado por emigrar en búsqueda de una mejor calidad de vida, sin embargo, no es tan fácil, vivir al día es una situación que se presenta en casi la totalidad de la población.

Floriana relata que, al concluir su educación primaria, tuvo que enfrentarse a sus abuelos, quienes le decían: «para qué estudias, las mujeres no tienen por qué estudiar». Ahora, al mirar el camino recorrido, sabe que ha tenido logros, pero que falta mucho por andar.

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