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Oaxaca, primer lugar en mortalidad materna

Por Soledad Jarquín Edgar

Las cifras oficiales son contundentes. Cada cuatro días desde 1990 hasta 2003 una mujer ha muerto en Oaxaca por causas relacionadas con la maternidad, el promedio por año es de 85, lo que refleja que la maternidad no es ninguna garantía de atención para las oaxaqueñas.

Menos aún si se es pobre o indígena, ni siquiera vale si se cuenta con seguridad social porque la muerte materna, señalan especialistas, tiene orígenes no médicos como la relación siempre autoritaria del personal médico con las pacientes, la discriminación y la negligencia médica.

MAGALI, CUATRO AÑOS DESPUÉS

Magali Guzmán Berzunza es una de tantas víctimas. Rosario Berzunza Betanzos, su madre, no encuentra una explicación a lo sucedido y comenta «Magali comía bien, asistía a sus consultas prenatales, tenía muchas ilusiones con el niño, tenía planes personales y profesionales».

Explica que durante los dos últimos meses del embarazo tuvo una tos severa y dolor de cabeza pero nunca la pasaron al ginecólogo, le decían que todo iba bien, que no se preocupara.

El 5 de enero de 2000, a las 03:00 de la mañana, Magali presenta dolores de cabeza, mareos y dolor de vientre. En el hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), es atendida por la doctora Rosalba Torres Velasco, quien le indica que todavía no es hora y ordena a la joven y a su madre que regresen más tarde.

Rosario Berzunza regresa con su hija Magali una hora después quien arriba al hospital presentando síntomas de eclampsia, dice la madre, «hoy lo sé, porque lo he leído en los libros».

Rosario explica que, por personal médico del IMSS que esa madrugada estuvo en el hospital, se enteró que Magali no fue atendida por la doctora Rosalba Torres, a pesar de las muchas veces que se quejó a gritos antes de convulsionar y presentar muerte cerebral.

VIOLACIONES Y DISCRIMINACIÓN

Rosario Berzunza también supo que el médico Avelino Pablo Santiago, quien siguió en el turno a la doctora Torres, tampoco atendió a Magali y, en cambio, hizo comentarios inapropiados y hasta la regañó porque gritaba mucho: «ahorita sí mucho dolor, pero qué tal cuando estaba con el marido», habría dicho el especialista, quien, además de negligente, violaba los derechos de Magali.

A las 7:00 de la mañana una enfermera indicó a doña Rosario que su hija se encontraba bien que se fuera a descansar. A las 10:00 volvió al hospital y vinieron los regaños: «su hija tiene muerte cerebral, ¿en dónde estaba usted?», inquirían.

Luego de que personal del IMSS solicitara la presencia del esposo y la madre de Magali indicara que ella era madre soltera, «empiezan a negarme toda información». Hasta las 16:00 horas me dicen que el niño había nacido pero que tanto él como Magali estaban en peligro de muerte.

Mi hija, dice Rosario, murió a las seis de la mañana del 6 de enero del 2000, Ángel Jaziel permaneció internado los 15 días siguientes.

De la doctora Rosalba Torres Velasco me enteré que hasta las enfermeras tiemblan cuando tienen que decirle algo porque es intransigente y se molesta con facilidad. Me pregunto qué esperan en el IMSS porque esa doctora sigue trabajando en el hospital.

Rosario afirma que tal y como se había previsto en la valoración médica del propio IMSS, el hijo de Magali, que ahora tiene cuatro años de edad, presenta problemas de hiperactividad que impiden a su abuela trabajar con regularidad, y sólo recibe una pensión por orfandad de 500 pesos mensuales.

Aunque los hechos fueron denunciados y se encontró a la médica Rosalba Torres Velasco culpable del delito de homicidio culposo con la agravante de responsabilidad profesional, la profesionista no fue detenida porque se trata de un delito considerado no grave por el que pagó una fianza de 33 mil 871 un pesos.

UNA DESHONRA INSTITUCIONAL

La de Magali es una de las 85 historias que ocurren cada año en Oaxaca desde hace 13 años y que la ubican en el primer lugar de muertes maternas, como reconocieran las autoridades de salud.

Mientras la media nacional tiene una tasa apenas superior a las seis muertes por cada 10 mil nacidos vivos, en Oaxaca la cifra es superior a los 10 fallecimientos de mujeres por cada 10 mil nacidos vivos, señaló la doctora Rosa Lilia García Kaganagh, jefa del Departamento de Salud Reproductiva de los Servicios de Salud de Oaxaca.

Paola Sesia, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social de Oaxaca, señala que la muerte materna se concentra en municipios con población indígena, donde «la cobertura» es responsabilidad del IMSS Oportunidades y de la Secretaría de Salud.

Indicó que en 2002 el 71 por ciento del total de muertes maternas se reportó en municipios indígenas –o con presencia indígena–, y sólo el 29 por ciento en municipios no indígenas.

Estas cifras, apunta Martha Castañeda, integrante del Centro para los Derechos de las Mujeres Nääxwiin, muestran que las mujeres indígenas son quienes menos atención reciben de parte de los gobiernos, y donde las tasas de mortalidad han llegado a doblar y hasta quintuplicar la media nacional, como sucedió en 1999.

Castañeda, quien como Sesia, es integrante del Comité Promotor por una Maternidad sin Riesgos, reveló que los hospitales carecen de infraestructura, no disponen de transporte en caso de emergencia, ni de dinero para cubrir gastos de gasolina y choferes «así que las mujeres con parto complicado se quedaron en su casa y murieron».

En ese sentido, el doctor Armando Altamirano Jiménez, funcionario de los Servicios de Salud en Oaxaca, apuntó que en la entidad sólo el Hospital Dr. Aurelio Valdivieso es considerado como «hospital, Sí mujer» –dedicado especialmente a las necesidades de salud femenina y parte del programa federal Arranque Parejo en la Vida– pues es el único que cuenta con personal e infraestructura completa para garantizar la atención a mujeres durante el proceso de la maternidad.

Además, hay 14 «clínicas sí mujer» –pertenecientes al programa señalado– que cuentan con un módulo «mater» con equipos de ultrasonido que permiten a la paciente tener atención inmediata, primero por el personal que está de guardia y, si requiere de atención especializada, se cuenta con un ginecoobstetra.

Evitar la muerte materna no es asunto de presupuesto, afirma Mari Carmen Elú, secretaria técnica del Comité Promotor por una Maternidad sin Riesgos, es un asunto de calidad humana.

2004/SJE/BJ

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