En Oaxaca los tambores de guerra no se escuchan, lo que existe es un grito unánime: ¡No a la violencia, no a la represión!, de más de 50 personas, en su mayoría mujeres, que afirman que serán escudos humanos ante cualquier incursión violenta de las autoridades.
Son voces de las organizaciones de la sociedad civil de Oaxaca, son mujeres las que muestran sus rostros y dicen no a la ocupación «pacífica» que será por ese sólo hecho un acto de violencia institucional.
Al instalar aquí el campamento por la dignidad y contra la represión en Oaxaca, mientras el tañer de las campanas del templo de Santo Domingo de Guzmán hacen volar a las aves, las maestras, universitarias, estudiantes, artesanas, profesionistas, artistas y algunos varones, organizados «tomaron» el atrio para demandar la paz.
Una mujer de rostro quemado grita, su voz se desgarra cuando le pide a Dios y a Fox que no venga la fuerza pública, que no entren los policías. Su voz quema las conciencias, hace estremecer al resto de las personas que observan la escena, algunas la acompañan en ese dolor interno que sale con rabia y lloran con ella, mientras exclama mirando al cielo: ¡qué no nos opriman más, no quiero vivir lo que pasó el 14 de junio, cuando ese señor mandó a los policías, ya no queremos a Ulises Ruiz Ortiz!
La mujer es vendedora de rebozos, una de las tantas que ofrecen sus productos a los turistas en el corredor Alcalá. Ella omite su nombre, no quiere decirlo, sigue llorando profusamente. «Tiene miedo, es natural», dice una de las mujeres que la abraza con fuerza.
La mañana recuperó rápidamente su temperatura, pasó del frío al calor que ofrece el sol en Oaxaca durante el verano.
Vestidas con blusas blancas y cintos de colores, las mujeres de las organizaciones de la sociedad civil, instalaron el primer campamento por la dignidad y contra la represión por 72 horas.
Anunciaron que formarán brigadas de paz y solidaridad para acordonar y salvaguardar la integridad de Oaxaca, «buscamos, dijeron, Zoila Ríos Coca, Maité Guadarrama y Raquel Chávez, persuadir la absurda decisión del uso de las fuerzas federales, lo que dará un nuevo rumbo al conflicto».
El llamado de las mujeres se suma a las muchas otras voces que piden la no intervención de las fuerzas armadas. «La represión no es la salida», reiteraron.
Mientras, en la Secretaría de Gobernación en el Distrito Federal, el pintor Francisco Toledo y el defensor de los derechos de los pueblos indígenas, Adelfo Regino, dejan la mesa de negociaciones.
En Oaxaca, la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca y la Sección 22 del SNTE anunciaron que mañana jueves volverán a la SEGOB.
Otra noticia se registra a dos cuadras del templo de Santo Domingo de Guzmán, la radiodifusora concesionada al Grupo ORO fue abandonada por quienes la retenían. «Se trata de concentrar a todos en el zócalo, ante la posible intervención que anunció Abascal», señala uno de los dirigentes, mientras se levantan los últimos utensilios del plantón que permaneció en el lugar por más de 40 días.
A través de la Ley, la otra estación tomada por la APPO se anuncia que «ni el magisterio ni la asamblea se responsabilizan de la entrega de esas instalaciones ni de la antena».
Cabe señalar que la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca se conformó el 17 de junio de este año, luego del fallido desalojo ordenado por las autoridades estatales del Centro Histórico.
La APPO reúne unas 79 organizaciones sociales, sindicales, populares, estudiantiles y ciudadanos independientes, así como autoridades municipales, «caracterizadas», como los tatamandones de Cajones, los Pueblos del Rincón y Zoogocho, que agrupa a unos 40 municipios de la Sierra Juárez.
Así como del Istmo de Tehuantepec, el Bajo Mixe, Mixteca y de la Costa, sin descontar a organismos de la región de los Valles Centrales. La APPO también agrupa comunidades cristianas y más de 40 organizaciones de la sociedad civil.
06/SJ/LR
