La decisión del nuevo gobierno español de retirar las tropas de su país en Irak, es un paso importante en el respeto al deseo a esa inmensa mayoría que lanzó su grito en las calles de No a la guerra, pero que fue víctima de la locura terrorista el pasado 11 de marzo.
La medida que tomó el presidente José Luis Rodríguez Zapatero contribuye a la reconducción de la política internacional y sobre todo, a que los iraquíes recobren su soberanía, término borrado del diccionario del presidente de los Estados Unidos y todo su equipo, de sus fuerzas aliadas y de quienes esperan como un mendigo en la mesa de su amo, unas migajas que no llegan y que la resistencia en Irak no ha permitido.
España ha regresado al lado de sus socios europeos Francia y Alemania, contrarios a la invasión, pero además, deja de ser un objetivo militar tanto para los terroristas en el territorio propio, como de sus embajadas por el mundo; también en Irak hasta que sus tropas abandonen el territorio ajeno.
Desde luego que a Estados Unidos no le tomó por sorpresa la noticia, y aunque la asesora Condolezza Rice considere que seguirán manteniendo una «coalición vibrante y fuerte sobre el terreno», la verdad es que es un duro golpe político para las fuerzas aliadas, teniendo en cuenta que el ya ex presidente de España José María Aznar, fue junto a Tony Blair el más fervoroso y hasta vergonzoso aliado de los Estados Unidos.
Bienvenida la decisión por el pueblo de Irak, por España, por la política internacional, por la dignidad de los pueblos, por el derecho internacional y por la paz, no obstante, la invasión continúa y nuestra garganta, nuestras plumas, la calle, las marchas…no podemos dejarlas atrás hasta que la soberanía cubra los cielos de un país ya destrozado.
Y ¿saldremos a la calle también por el pueblo palestino? El Hitler israelí, Ariel Sharon, no parpadea cuando dice públicamente que seguirá matando a dirigentes palestinos. El señor asesina y asesina y el mundo sólo registra la desaparición de un pueblo. ¿Qué es? ¿Impotencia? La sufrimos cuando amenazaron invadir a Irak. Y la invadieron, pero millones y millones salimos a la calle a expresar nuestro rechazo. ¿Por qué no lo hacemos por el pueblo palestino?
Egipto y Jordania, reconocen a Israel y no toman ninguna medida frente a Sharon, los países árabes expresen su rabia, Estados Unidos e Israel pactan un proceso de paz a su antojo, violando las resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Europa parece impotente. ¿Dejamos entonces que masacren un pueblo como si fuese realidad virtual?
Dos líderes de Hamas han sido asesinados en menos de un mes, el jeque Ahmed Yassin y Abdelazis Rantisi, el número de jóvenes muertos suma ya centenares. Mueren mujeres, niños, ancianos, su presidente Arafat, amenazado, el territorio destruido.
¿Qué hacer? No permitamos que la falta de solidaridad y la impotencia sume a nuestra comodidad. Son muertos reales, no están lejos. En este mundo globalizado nada está lejos, ni siquiera el deseo de luchar por la vida y la paz.
2004/BJ/SM