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Prepara Zapatero nueva iniciativa contra violencia de género

Por Luis Manuel Arce

La violencia de género es uno de los más graves problemas sociales que presenta la sociedad española, no sólo entre personas maduras, sino también entre jóvenes, según informa un reporte especial de Prensa Latina/Mujer.

Pero ni la dura ley orgánica, puesta en marcha por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2004, ha logrado detener su avance: continúan los asesinatos en las parejas, establecidas o de formación reciente, y en los 10 primeros meses de 2006 sucedieron más de medio centenar de muertes violentas por esa causa.

Pero el maltrato físico, moral, psicológico y espiritual, casi peor que la muerte, multiplica por decenas de veces los crímenes mortales, continúa la agencia. Y la violencia se instala en muchos hogares, sin que los mecanismos para impedirla sean lo suficientemente efectivos.

Las denuncias que algunas mujeres tienen el coraje de hacer son un mínimo porcentaje de esa grosera realidad, y el Gobierno y las instituciones especializadas lo saben, informa ene. Marco de la campaña 16 días de activismo contra la violencia de género.

De allí que el Ejecutivo esté ultimando un plan de prevención, que pretende sentar las bases para frenar no solamente las muertes por malos tratos, sino al maltrato mismo castigando a quien lo ejecuta.

De aprobarse en este mes de septiembre esta iniciativa, que ya estaba prevista desde 2004, cuando se presentó y discutió la Ley Integral de Violencia de Género, llegará con un retraso de casi dos años en los que se han perdido decenas de vidas.

Rodríguez Zapatero y su equipo presentan esa nueva legislación como un programa de estrategia nacional que persigue sensibilizar a la sociedad contra la violencia doméstica y, por tanto, prevenirla.

El plan tiene un sustrato educativo cuya base es lograr que hombres y mujeres se sientan en pie de igualdad: que él reprima sus arranques machistas frecuentemente agresivos, y ella se sienta con el derecho de ocupar el lugar que le corresponde en el hogar y el trabajo, y ser respetada.

Es una tarea difícil. Se desea que tenga repercusiones positivas en el tiempo más corto posible, pero el impacto que tenga en la población masculina adulta, en su aspecto educativo y de formación, será poco. Las esperanzas se cifran en la infancia.

El aspecto represivo de la legislación tendrá que ser el principal corrector, mientras se trata de ganar la batalla de que las mujeres maltratadas pierdan el miedo y acusen a sus agresores ante los tribunales.

En España el 80 por ciento de las mujeres que murieron este año no había denunciado previamente la situación con su pareja y, por tanto, no solicitaron protección ni medidas como las órdenes de alejamiento del concubino ni hay una certeza de la causa de su muerte.

El Gobierno ha llamado a las maltratadas para que acudan a los centros de denuncia y soliciten ayuda, al no hacerlo dejan que la pareja actúe con impunidad. Al final las consecuencias son horribles.

No existe, por lo menos publicado con la difusión requerida, un examen de la situación social, económica y anímica de la mujer que soporta el maltrato, ni de las y los hijos que son también víctimas inocentes de la violencia de género.

La ley de diciembre de 2004 no ha funcionado como se esperaba y el Gobierno, sin más elementos a los que agarrarse, admitió hace meses la necesidad de modificar la norma al confirmar la existencia de fallos en el sistema.

A pesar de que son muy pocas las mujeres que dan el paso ante los tribunales, la saturación de los 21 juzgados que tienen que ver con dichos casos han colapsado, por lo cual habrá que crear más centros especializados.

Esos Juzgados de Violencia sobre la Mujer –18 con competencias exclusivas y tres de refuerzo en Madrid, Barcelona y Sevilla– ingresaron 47 mil 741 asuntos penales en toda España en su primer año de existencia, según el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), y quedaron saturados.

También habrá que adiestrar a mayor número de personas pues son insuficientes los agentes para velar por el cumplimiento de las órdenes de protección fijadas, y eso perjudica al sistema.

En lo que va del año, por ejemplo, en cinco de los asesinatos registrados pesaba sobre el agresor una orden de alejamiento en el momento de la muerte de su pareja, pero su control fue deficiente.

El plan nacional de prevención que prepara el Gobierno en estos momentos plantea que la detección precoz del presunto maltratador debe iniciarse en el ámbito escolar y, por ello, uno de los ejes de actuación de esta estrategia nacional se encuentra en la escuela.

El objetivo es educar en el respeto de los derechos y libertades fundamentales desde la igualdad en hombres y mujeres, desde la infancia y hasta la educación de adultos, implicando a los padres y las madres y dotar de los instrumentos que permitan la detección precoz de la violencia de género que se produzca en la familia del alumnado, expresa el texto.

Ese programa estratégico de prevención compartirá medidas previstas también en la Ley de Igualdad. Esa filosofía ha hecho que dos leyes educacionales hayan incluido en su reforma un capítulo dedicado a la violencia de género.

Llama poderosamente la atención que esa situación se presente en un país del denominado primer mundo donde, teóricamente, las mujeres no sufren la grave dependencia económica del hombre como en muchas naciones del mundo subdesarrollado.

06/LMA/GG/CV

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