El cambio climático afecta de forma desproporcionada a la población, particularmente a las mujeres, por ello la importancia de estudiar factores de la dinámica poblacional, como urbanización, envejecimiento, migración, planificación familiar y servicios de salud sexual y reproductiva, concluyeron especialistas durante la presentación regional del Informe sobre el Estado de la Población Mundial 2009: «Frente a un mundo cambiante: las mujeres, la población y el clima».
En conferencia de prensa, realizada en el Centro de Información de las Naciones Unidas, en la ciudad de México, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) presentó el informe que establece que incorporar las cuestiones de género y población es la principal aportación de este organismo para que los países tomen medidas efectivas ante el reto que representa el cambio climático.
Para Félix Vélez, secretario general del Consejo Nacional de Población (Conapo), es importante hablar de población y planificación familiar. «Una de las virtudes de la planificación familiar es su contribución al cambio climático. Las emisiones de CO2 dependen de cuatro variables: la población, el Producto Per Capita, la intensidad de uso de la energía y qué tan limpia es la misma o qué cantidad de carbono genera el uso de esa energía», señaló.
ALTAS TASAS DE FERTILIDAD, UN RIESGO
En la medida en que la población crezca sin control también lo harán las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), en especial el bióxido de carbono. De acuerdo con el funcionario de Conapo, este es un problema que sólo mediante la cooperación de los países se puede resolver, lo cual representa un reto. Ahora es una necesidad frenar las tasas de fertilidad, pues en algunas regiones aun son preocupantes.
África, al sur del Sahara, tiene una tasa de fertilidad por mujer de casi 6 hijos, para los países en desarrollo es de alrededor de 3 y para los países desarrollados es menor de 2, mientras que en México es de 2.1, esto quiere decir que hay países que duplicarán su población en un plazo no muy largo, señaló Félix Veléz.
Mayor población implica un mayor consumo de recursos naturales como agua y tala de bosques, además de una mayor producción de alimentos.
También implicaría un mayor consumo de energía para el bienestar social. Es decir, aumentaría el uso de petróleo, gas, carbón, turba (combustible) y quema de madera, lo que concentraría más anhídrido carbónico en la atmósfera.
Un mayor cultivo de arroz, la cría de ganado y la quema de residuos orgánicos, duplicarían las concentraciones de metano; el uso de fertilizantes artificiales liberaría más óxido nitroso, el uso de números compuestos de carbón para refrigeración y extinción de incendios aumentaría la concentración de otros GEI.
Es así que liberar más GEI -provenientes de una intensa quema de combustibles fósiles, de prácticas agropecuarias modernas que utilizan fertilizantes y del uso industrial de clorofluorocarburos- aunado a la deforestación y acumulación de anhídrido carbónico en los océanos, además de otros factores, tiene como consecuencia un calentamiento de la superficie terrestre, es decir un aumento de la temperatura y a su vez desequilibrios ambientales.
VINCULAR LA PARTICIPACIÓN DE LA POBLACIÓN
Mónica Orozco, directora general de Evaluación y Desarrollo Estadístico del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), consideró que para incorporar la participación activa de las mujeres como agentes de cambio se deben considerar las desigualdades de género, lo cual ayudará en el diseño y operación de política públicas que contrarresten este fenómeno.
Un mejor conocimiento de la composición demográfica de la población en riesgo permitirá anticipar ciertos escenarios que nos permitan vincular la participación de la población y dar respuestas al deterioro ambiental, manifestó Silvia Giorguli, directora del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales de El Colegio de México (Colmex).
Procesos como migración y la variable de población es un tema que se tendría que discutir en foros como Copenhague, además señaló que este informe es una invitación a pensar en experiencias de donde se puede aprender, como la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo que se celebró en El Cairo (Egipto) en septiembre de 1994.
En esta cumbre donde participaron delegaciones de 179 Estados en las negociaciones para dar forma definitiva a un Programa de Acción sobre población y desarrollo para los próximos 20 años, manejó el crecimiento poblacional como un tema de interés global.
09/AGM/LGL
