En primavera las plantas nacen. Brotan de la tierra. Como una expresión de la fuerza vital que guardan sus semillas. Movimiento en ascenso, cualidad de la madera.
Para la filosofía china, la madera es un elemento que encapsula la energía Qi (vital). Representa el crecimiento en actividad.
En mi «yo soy corporal», la madera se encuentra en el hígado, principalmente. Organo donde la voluntad –que se aloja en los riñones— despierta y toma dirección. Gobierna además nuestro deseo de desarrollarnos y nuestra necesidad de adaptación (Gabriel Majoy, Aromaterapia para sanar el espíritu, 1999).
Según el Libro Clásico de Medicina Interna del Emperador Amarillo, la función del hígado es la de un líder que sobresale en su planeación estratégica. También lo ubica como la morada del alma o parte espiritual del hombre.
Para Waturu Ohashi, promotor de la diagnosis oriental en Estados Unidos, el hígado es un órgano maestro, encargado de realizar diversas y complejas tareas: almacenar energía, limpiar la sangre y crear células inmunitarias y enzimas digestivas.
Cuando su energía está débil, nos cansamos fácilmente, padecemos mareos, sentimos cansados los ojos y tenemos una tendencia a sufrir accidentes. Por el contrario, si su energía es excesiva, podemos ser obsesivos/as y con adicción al trabajo, quizá nos duela la cabeza, nuestra digestión ande mal y se presenten mareos ocasionales (Cómo leer el cuerpo, 1995).
Cuando el elemento madera –asociado con el hígado— no está en equilibrio es probable que la persona viva sin objetivos, sin ambición. O tal vez se distinga por tener un comportamiento rígido, despiadado y compulsivo (Aromaterapia para sanar el espíritu, 1999).
El sentimiento que habita el hígado y se relaciona con la madera es el enojo; con su respectiva contraparte, la bondad. Sobre este tema hablaremos en la próxima entrega.
Y tú, ¿cómo vives? ¿Vas con o sin dirección por el mundo? ¿Cómo es tu «yo soy corporal» desde el elemento madera? Anota lo que descubras en tu Diario del Cuerpo.
05/CV/GM