Inicio *Que venga Fox si trabaja por la raza, no a tomar café con Bush o a comprarse botas

*Que venga Fox si trabaja por la raza, no a tomar café con Bush o a comprarse botas

Por Francisco Mendoza

Guitarra en mano, con el compás de un corrido, la aguda voz de Rosa María Zárate le dio tinte musical a la protesta: «A usted presidente le estamos diciendo claro: que si nos echa abogados va a salir «cocacolado».

Se refería a la oposición que tuvo el presidente Fox ante la demanda que 400 mil exbraceros interpusieron para que les pagara hasta mil millones de dólares, en virtud de que entre 1942 y 1949 les descontaron diez por ciento de su salario para un fondo de ahorro obligatorio; pero hasta ahora no se los han regresado.

La Alianza Braceroproa presentó la querella en una corte federal en San Francisco y, a nombre de la administración Fox, la responderá el prestigiado bufete Clarey, Gottlieb, Hamilton & Steen; el mismo que ayudó a Ernesto Zedillo en el caso Fobaproa.

Una vez que el juez haya escuchado los argumentos de las dos partes, el 2 de agosto decidirá si procede o no la demanda. «Un presidente que se dice defensor de los migrantes mexicanos y, sin embargo, en los hechos está en su contra. Este es un claro ejemplo de ello», afirmó el coordinador binacional de esa Alianza, Ventura Gutiérrez.

Este día pasó por Los Ángeles la caravana que irá desde el norte de California hasta el estado mexicano de Querétaro, donde llegará el próximo 21 y donde el cura Samuel Ruiz oficiará una misa en honor de los quejosos: ancianos, pobres y radicados en México en su mayoría.

Frente al consulado mexicano, los peregrinos colocaron un par de botas nuevas, flamantes, lustrosísimas. Una es muy grande y la otro de menor tamaño. Su intención es enviárselas a los presidentes Fox y Bush y esperan que les queden bien, a la medida, porque ambos presumen que las que traen puestas y ahora mismo están muy grandes para ellos.

A Fox lo sentaron en el banquillo de los acusados en el periplo de la caravana: norte de California, Salinas, San José, Stockton, Deleno, Bakersfield, Riverside, Los Ángeles y Santa Ana; en México, en Tijuana, Sonora, Sinaloa, Tepic y Querétaro.

Ventura Gutiérrez lamenta que el senado no le haya dado permiso a Fox para ir a Canadá y a San Francisco. «Estamos tristes», dice, «porque lo íbamos a recibir con una gran manifestación en Seattle y en San Francisco». Los exbraceros y los organismos latinos y en favor de inmigrantes le exigen al presidente de México:

«Que deje de ser tibio ante Bush. Que defienda la legalización de millones de mexicanos indocumentados en Estados Unidos. Que exija el cese de las redadas de migración contra indocumentados. Que hable con el gobernador de California, Gray Davis, para que no ponga condición a las licencias de manejo que quieren otorgar a los indocumentados.»

Davis está dispuesto a apoyar ese proyecto sólo si a esas licencias se les pone una marca que identifique que corresponde a un indocumentado. Sería una marca como la de los judíos ante los nazis. Tales son algunos de los puntos fundamentales de la agenda mexicana.

Por eso, la mayoría de los dirigentes angelinos estuvieron de acuerdo en el fallo del senado al prohibirle a Fox que fuera a Canadá y EU. La percepción es que únicamente de esta forma podrán cambiar su postura tanto Fox como el canciller Jorge Castañeda, quienes «están resultando peores de demagogos que los priístas», según Leonor Morales del Comité por la Democracia en México.

«Ojala y ahora Fox dé la cara por los mexicanos en Estados Unidos. Son retóricos, buscan sólo una imagen pública pero nada hacen en concreto», opinó Gustavo Valdivia, dirigente de una de las organizaciones angelinas de mayor rango, LA Metro.

Valdivia también le demanda al presidente mexicano que ventile el fallo de la Suprema Corte de Justicia de EU contra un indocumentado mexicano –despedido por tratar de organizar un sindicato y luego reinstalado en su empleo pero sin derecho a cobrar salarios caídos– en la Organización Internacional del Trabajo y en las Naciones Unidas.

Al mismo tiempo, una coalición que defiende a los indocumentados de la oleada antinmigrante sistemáticamente le ha reclamado más apoyo a Fox, insistiéndole que no baje el tono de su discurso sobre la necesidad de legalizar a los indocumentados; como lo hizo en Monterrey, donde minimizó el tema pese a que antes enfatizaba que era «punto fundamental» de su agenda con Bush.

«Ese Fox enjundioso, impetuoso, que hizo bandera de la defensa de los migrantes mexicanos, se ha apagado en los momentos en que más se necesita de él», señala la dirigente del Comité por la Democracia en México. Para algunos, el senado debe darle permiso a Fox para que venga a EU solamente si viene a trabajar por la raza y no nada más para compartir el café con Bush y a comprarse botas Tomy Lama, de mil 200 dólares.

Por cierto, cuando vino Fox a California, Davis le regaló unas botas hechas por un salvadoreño, que acaba de hacer otras y se las entregó a los del Braceroproa para que se las hagan llegar a Fox, porque aquellas ya están holgadas para él. O sea que los mexicanos de acá de este lado le llevan varios pares de botas al guanajuatense.

       
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