Inicio Columna ¿A quién le interesa un sindicato en la prostitución?

¿A quién le interesa un sindicato en la prostitución?

Por Teresa C. Ulloa Ziáurriz*
tratapersonas01argentinaindymediaorg

Como desde 1999, este 23 de septiembre se conmemorará el “Día Internacional contra la Explotación de la Prostitución Ajena y otras Formas de Explotación Sexual”, que coincide con el lanzamiento del primer sindicato español de “trabajadoras sexuales”, que, “tomó por sorpresa” a la Ministra de Trabajo española, según dijo. Y debe ser así en el país donde es común que se utilice el vudú para obligar a cientos o tal vez miles de mujeres nigerianas a que se prostituyan.

En días recientes durante una conferencia de prensa se dejó ver con claridad a quién le interesa y a qué intereses obedece el reconocimiento de la prostitución como “trabajo”, ya que los proxenetas agrupados en la “Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne” (ANELA) y las supuestas promotoras del sindicato a una sola voz, reivindicaron el derecho a que las mujeres prostituidas cuenten con un sindicato.

La sobreviviente de trata y prostitución, Amelia Tiganus, presentó su ponencia en las Jornadas Internacionales de Prostitución y Trata celebradas en Pamplona. ¿Y por qué es importante leer a Amelia? Pues simplemente porque nos relata lo que piensa y siente acerca de la prostitución:

… “Lo que debéis saber es que vuestra historia personal es parte de un gran entramado que arroja a la prostitución a miles, millones de mujeres y niñas. Y entonces se trata de un problema social de difícil solución y que se ha profundizado con el neoliberalismo.

Este relato no sería posible si no me sintiera unida a vosotras. Y si puedo hablar y ponerle palabras al horror, a la violencia y la deshumanización, es porque vosotras me acompañáis en la memoria. … La memoria puede ser una herida abierta que se cicatriza con el amor de la reparación…»

«…Este relato es reparador para mí … y un puente que tiendo … porque como bien sostiene la querida Sonia Sánchez: Ninguna mujer nace para puta…

…Soy una privilegiada por muchas razones, pero principalmente por poder pensar. Algo tan humano … me fue arrebatado a través de la violencia simbólica, la violencia psicológica, la violencia física, la violencia económica, la violencia sexual, la violencia institucional, la violencia sociocultural… Las putas somos atravesadas por todas las violencias. Pude despertar de aquella sensación de estar muerta en vida el día que descubrí que mi historia no era algo personal sino la historia de muchas mujeres; la historia de mujeres que el patriarcado pone a disposición de los hombres de manera pública.… pero millones de mujeres siguen allí, sufriendo la pérdida de identidad, la tortura física y psicológica, el miedo, el desconocimiento, el silencio, la indiferencia, el olvido y el desamparo del Estado proxeneta y de la sociedad cómplice”.

EL PROSTÍBULO, MI CAMPO DE CONCENTRACIÓN

«Queridas hermanas … Tener todos los sentidos puestos en sobrevivir no deja margen para pensar y cuando me recuerdo a mí misma teniendo que tomar decisiones, el miedo me invade y me paraliza igual que lo hacía entonces. Me estremece el recuerdo de nosotras en fila esperando nuestro turno para cobrar el dinero que nos tocaba después de 12 horas de lo que la industria del sexo llama “trabajo”… Recuerdo nuestras risas, llantos, peleas, nuestras pequeñas conversaciones y planes de futuro. Todas, absolutamente todas, soñábamos con salir de esa vida cuanto antes…”

¿Entonces se podría hablar de sindicalizar una actividad que se puede dar a cielo abierto o bajo techo, que se constituye en tortura sexual en campos de concentración? Y yo estoy segura, que la diferencia entre feministas abolicionistas y reglamentaristas, está precisamente ahí, en oír sus voces, conocer a fondo sus historias, tratar de disminuir, hasta donde sea posible, los daños que han sufrido y lograr que un día recuperen su proyecto de vida, su capacidad de reír, de vivir, sus sueños, sus voces, la esperanza.

La doctora Rosa Cobo Bedía, en su artículo publicado en la Sección de Tribuna Abierta del Diario de España, nos despeja una serie de interrogantes cuando dice: … “Que los proxenetas –o empresarios del sexo, como ellos mismos desean autodenominarse para blanquear su actividad criminal– extraen mucho dinero de los cuerpos de las mujeres no puede dudarse. Entonces la cuestión es ésta: si las mujeres que están en prostitución ganan un ‘salario’ de pobreza con su cuerpo ¿por qué no considerar trabajo a esa actividad?”  …

«… El primer argumento sin el que sería imposible entender la propuesta política abolicionista de la prostitución es que no toda actividad a través de la que se obtiene beneficios debe ser considerada un trabajo. Millones de niños y niñas trabajan por salarios de pobreza en el mundo. ¿Hay que pedir sindicatos para mejorar sus condiciones de trabajo o hay que abolir el trabajo infantil?”  …

“.. El segundo argumento pone el foco en la radical objetualización de los cuerpos de las mujeres en la industria del sexo. Tiene que ver con la deshumanización a la que están sometidas las mujeres en prostitución por puteros y proxenetas. Tiene que ver con la ‘extinción del yo’ que les exige la industria y los consumidores. Y tiene que ver con la renuncia de sus deseos en beneficio de los masculinos. …”

“… El tercer argumento persigue irracionalizar la idea de que es lo mismo trabajar en el servicio doméstico que en la prostitución. Amelia Tiganus lo dice muy bien: no es lo mismo vender un producto a que tu propio cuerpo sea el producto.  … Es un lugar de dolor infinito para las mujeres prostituidas. La prostitución, tal y como señala Ingeborg Kraus, destroza su salud: todas ellas tienen dolores abdominales permanentes, gastritis e infecciones frecuentes, no solo vaginales y bucales …”

“… El cuarto argumento intenta explicar un hecho ampliamente investigado: las mujeres en situación de prostitución son receptoras de violencia por parte de los consumidores de sexo. Se ha observado que una parte significativa de los puteros erotizan la violencia sexual en la prostitución. … ¿Se puede considerar trabajo una actividad que incluye prácticas sexuales violentas?”

“El quinto argumento explora una realidad: quién consume sexo y quiénes son ofrecidas como producto para ser consumidas. No es una casualidad que los puteros sean varones y las prostituidas sean mujeres. La prostitución es una institución fundacional del patriarcado y hace legible una poderosa estructura social en la que los varones tienen una posición de poder y las mujeres una posición de subordinación. Por eso ellos consumen y ellas son objeto de consumo. Por eso ellos persiguen sus deseos y ellas renuncian a los suyos para poder sobrevivir a la pobreza y a la falta de recursos que marcan su vida. ¿Se puede considerar trabajo que un grupo de mujeres sea un objeto de consumo para una parte de la población masculina: los puteros? …”

Y como bien dice la doctora Rosa Cobo Bedía: … “El objetivo de este artículo no es explicar que el crecimiento de la prostitución es necesario para los procesos de acumulación capitalista ni que es una de las modalidades de economía criminal que operan como estrategias de desarrollo en ciertas zonas del mundo. Ni tampoco que la sindicación de las mujeres en prostitución interesa sobre todo a los propietarios de la industria del sexo que así adquieren legitimación social y seguridad jurídica. Tampoco es intención de este artículo explicar por qué un sector de la izquierda no conceptualiza la prostitución como un proceso capitalista y patriarcal de privatización de los cuerpos de las mujeres. Solo he creído necesario hacernos algunas preguntas: ¿Debe ser considerado trabajo un fellatio? ¿Y tragarse el esperma, la penetración anal con puño, la penetración doble, el sexo en grupo o la eyaculación en la cara de la mujer prostituida?”

Las sociedades definen en cada momento histórico lo que es lícito como trabajo y lo que no lo es. En el siglo XIX, en Estados Unidos, sectores importantes de la población consideraban que la esclavitud era moralmente aceptable hasta que se decidió que era inadmisible porque devaluaba la propia definición de lo que es humano. En el siglo XXI debemos decidir si nuestras sociedades amparan la esclavitud sexual o deciden abolirla. …. La prostitución solo puede ser entendida como un asunto político que socava la igualdad y debilita la democracia. Las políticas que se hagan sobre la prostitución serán un indicativo de la calidad de nuestros sistemas políticos y del control que tienen sobre el mercado.”

¿Qué más podría añadir ante la contundencia de estos argumentos y preguntas? Ojalá sea para el bien de las mujeres y las niñas.

*Directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, (CATWLAC por sus siglas en inglés).

Twitter: @CATWLACDIR

18/TUZ/LGL

 

 

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