Si bien es cierto que durante el noviazgo, como en cualquier tipo de relación humana, surgen problemas; cuando éstos se vuelven recurrentes; lastiman cada vez más nuestros sentimientos y cuando afectan otros ámbitos de nuestra vida, es posible que los integrantes de la pareja estén involucrados en una relación destructiva.
Las relaciones destructivas son manifestaciones de la manera inadecuada que tiene el individuo para resolver conflictos en su vida diaria. Además no permiten su desarrollo ni propician la equidad, el respeto y el bienestar.
Este tipo de relaciones nos hacen sentir heridos y llenos de rencor, sin embargo, no podemos dejar de relacionarnos con la o las personas que nos hacen sentir así.
Las relaciones destructivas no sólo surgen durante el noviazgo, pues de acuerdo con especialistas en el tema, también se pueden dar entre amigos, familiares y matrimonios.
Sin embargo, cuando aparecen en el noviazgo, etapa en la que se procura conocer al otro, descubrir lo que nos agrada y molesta, las parejas terminan reconciliándose y pidiendo perdón a pesar de que las peleas sean recurrentes y sin motivo aparente.
De acuerdo con María de la Luz Estrada, Coordinadora del Área de Jóvenes de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), cuando pensamos en el amor durante el noviazgo quizá tengamos la imagen de alguna persona especial, de momentos gratos o de experiencias que nos han dejado huella, pero pocas veces pensamos que el amor como se nos ha enseñado nos puede conducir también a relaciones destructivas.
En una entrevista para Notiese Luz Estrada afirma que a lo largo de nuestras vidas hemos ido aprendiendo qué debemos y podemos hacer según nuestro sexo, lo que conlleva a pensar que nuestra conducta afectiva, diferenciada entre hombres y mujeres, es natural, aunque no sea así.
En este sentido, explica que el concepto de amor, entendido como entrega total, ha sido cargado de múltiples sentidos generando con ello abuso, manipulación, posesión y dependencia por la falta de individuación de las personas. Así, en nombre del amor se cometen una serie de abusos de tipo físico y emocional, sobre todo de los varones hacia las mujeres, aunque también se da a la inversa.
Por ello, si no se logra romper a tiempo el círculo vicioso de las relaciones destructivas, seguramente las peleas serán más frecuentes y dolorosas, la autoestima de los integrantes de la pareja suele disminuir y éstos acumulan sentimientos como frustración y ansiedad.
Otras consecuencias pueden ser las adicciones a las drogas, al alcohol, o a la propia pareja, la infidelidad, la inestabilidad emocional y la violencia en cualquiera de sus manifestaciones.
Textos especializados en el tema explican que la sociedad refuerza ciertos mitos y contribuye a generar relaciones destructivas como cuando se cree que podemos hacer que nuestra pareja cambie.
Según un artículo de Gilbert Tordjman, sicoanalista y sexólogo, cuando una relación se ha deteriorado al punto de haberse perdido el mutuo respeto, lo mejor es terminar por lo sano.
Pero si, por el contrario, la relación tiene aún algo rescatable, es necesario cambiar por completo la actitud hacia la otra persona y escucharse mutuamente.
En este sentido, recomienda hablar con un psicólogo, un maestro o un amigo, para escuchar una opinión neutral y lograr un sano intercambio de ideas, sin terminar en una nueva discusión.
Para dejar o rehacer una relación destructiva es importante considerar la riqueza de las relaciones independientes y humanas, generosas, placenteras y no de lucha, enfrentamiento y control.
2004/MP/LR/SM
