Inicio Remesas, reducir costos una meta

Remesas, reducir costos una meta

Por Lucrecia Maldonado

En lo que va del año, los envíos de las mujeres mexicanas que residen en EU ascienden a mil 188 millones de dólares, aproximadamente, según datos del Banco de México. La tercera parte de las remesas totales que ingresan al país pertenecen a las mujeres, según estimaciones de María Luisa González Marín, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Del total de remesas que los mexicanos residentes en Estados Unidos enviaron a sus familiares en el país durante los primeros dos meses del 2004, según estadísticas del Banco de México, sumaron mil 975 millones de dólares; 10.59 por ciento más que en el mismo periodo del año pasado, cuando alcanzaron mil 786 millones de dólares.

De este monto, las mujeres ingresaron, en el mismo período 594 millones de dólares. Porque la tercera parte de los ingresos de remesas que ingresan al país pertenecen a las mujeres, según lo afirmó María Luisa González Marín, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM en la mesa redonda que se realizó en el mes de marzo bajo el título «La economía desde la perspectiva de género».

Las remesas alcanzaron una cifra récord durante 2003 al ascender a 13 mil millones de dólares, 35.1 por ciento más que en el 2002. En el 2003, además, las remesas superaron por primera vez el monto por inversión extranjera directa, que ascendió a casi 11 mil millones de dólares.

Los envíos de dinero durante el 2003 se convirtieron en la segunda fuente de ingresos en dólares para México después de las exportaciones de petróleo, y se volvieron a ubicar por encima de la inversión extranjera directa y del turismo internacional, según un informe del Banco central.

En Estados Unidos hay cerca de 25.5 millones de personas de origen mexicano y, aunque sigue predominando entre los migrantes la población masculina, en los últimos diez años se duplicó el numero de mujeres que cruza la frontera en busca de trabajo, tal cual lo refleja un informe presentado por José A. Moreno Mena producto de la experiencia de diversos organismos defensores de los derechos humanos de los trabajadores migratorios indocumentados (Albergue Juvenil del Desierto de Mexicali, Casa del Migrante en Tijuana- Centro Scalabrini, Centro Madre Assunta para Mujeres Migrantes, entre otros).

Las remesas ayudan a sostener a 2.5 millones de familias mexicanas, y sólo, los migrantes y sus familiares son los que tienen el derecho a decidir sobre el destino de estos recursos.

En su informe «Transferencias de dinero EU-México», la Comisión Nacional para la Protección y Defensa del Usuario de Servicios Financieros (CONDUSEF), sostiene que los recursos generados por los migrantes en el exterior y transferidos a sus lugares de origen tienen una relación directa con el crecimiento económico de sus comunidades y por ende en el desarrollo regional.

«Mucho del dinero que envían los migrantes es destinado en primer lugar a la manutención de la familia, educación, vivienda, transporte, salud y cuidados de las personas mayores. Finalmente, un pequeño porcentaje del dinero se invierte en actividades productivas.

MUJERES EN BUSCA DE MEJORES OPORTUNIDADES

Abandonar el lugar de origen y a la familia para ir a un pueblo distinto no es cosa fácil. La crisis de la economía mundial, acompañada por la caída del salario real de la masa trabajadora, el desempleo creciente y la perdida de las conquistas sociales, conduce a una gran masa de trabajadoras y trabajadores mexicanos a cruzar la frontera y buscar nuevas oportunidades en Estados Unidos.

El informe de José Moreno Mena destaca que en el análisis del componente femenino de los procesos migratorios se puede encontrar variedad de perfiles sociodemográficos.

Los migrantes que cruzan por la zona de Baja California-California, mayoritariamente son trabajadores de 20 a 35 años de edad, una fuerza de trabajo joven, que provienen, en un 60 por ciento, de los estados expulsores tradicionales, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Zacatecas y Sinaloa, a los cuales se ha venido uniendo, en los últimos años un contingente importante de los estados del sureste y del centro del país como Guerrero, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, DF, Estado de México, Hidalgo y Querétaro.

En el caso específico de las mujeres el informe de Moreno Mena, coincide con otras investigaciones realizadas por expertos en el tema migración, al indicar que el flujo mujeres migrantes, todavía no llega a igualar cuantitativamente la de los varones, pero es cualitativamente importante porque forman y unifican familias.

Dicho informe resalta además que las mujeres no sólo emigran en función de un proceso de unificación familiar, sino que existe una migración importante por razones económicas y laborales, y que del flujo migratorio de mujeres un número importante de trabajadoras proviene del medio rural, a lo que se le ha unido un contingente considerable del medio urbano empobrecido en los últimos años.

También especifica que las trabajadoras migratorias adultas, componen entre el 15 y el 20 por ciento de los cruces migratorios y ha crecido el número de trabajadoras jóvenes, mayoritariamente entre 15 y 30 años, en la plenitud de la reproducción y en la edad de mayor productividad.

Y que más del 50 por ciento llega, cuando menos, al nivel de secundaria. De todas, el 3.2 por ciento incursionó en una carrera universitaria y el 2.2 por ciento, en una carrera técnica. El informe remarca que las migrantes internacionales que tienen como destino los Estados Unidos, tienen un nivel educativo que rebasa la media nacional. Sólo un 4 por ciento presenta analfabetismo, porcentaje más bajo que la media nacional.

Finalmente destaca, que las mujeres tienden a establecerse por períodos más prolongados en Estados Unidos, lo que evita la movilidad frecuente. La migración de las mujeres no es circular (migrantes que abandonan su lugar de origen para llegar a un destino fijo y repetir esta migración tantas veces como se posible o necesario), como la de un porcentaje importante de trabajadores migratorios varones.

Por otra parte, un estudio de la investigadora María Antonieta Barrón Pérez, en su estudio «La mujer jornalera» publicado en la revista Economía Informa de la UNAM, en marzo de 2004, la investigadora determina que, en el caso de las mujeres jornaleras, «migrar constituye en sí un mecanismo de sobrevivencia».

También afirma que mayoritariamente lo que ganan las mujeres «se lo comen», sin embargo otro grupo mas pequeño logra la reproducción diaria y consiguen acumular un remanente. «El ahorro se concentra entre las familias que cuentan con menos miembros».

En el caso concreto de los trabajadores jornaleros es mayor la proporción de lo ahorrado por parte de los hombres que de las mujeres sin embargo, la investigadora Barrón Pérez afirma que » esto se debe a que el ingreso de las mujeres va íntegro al gasto familiar y el de los hombres no. Pese a que los hombres ahorran mas, a las mujeres el dinero les dura mas».

2004/LM/BJ/SM

Este Web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecerle una mejor experiencia y servicio. Al navegar o utilizar nuestros servicios el usuario acepta el uso que hacemos de las cookies. Sin embargo, el usuario tiene la opción de impedir la generación de cookies y la eliminación de las mismas mediante la selección de la correspondiente opción en su Navegador. En caso de bloquear el uso de cookies en su navegador es posible que algunos servicios o funcionalidades de la página Web no estén disponibles. Acepto Leer más

-
00:00
00:00
Update Required Flash plugin
-
00:00
00:00
Ir al contenido