Los principales espacios donde la mujer percibe una mayor discriminación son el trabajo y la familia. Además, persiste una cultura machista en la familia que considera a la mujer menos capaz y en la que no se debe de gastar en su educación, reveló la primera Encuesta Nacional sobre Discriminación en México.
La investigación, presentada hoy en el Palacio Nacional, fue elaborada, de manera conjunta, por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación y la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), contiene información del año 2004.
La titular de la Sedesol, Josefina Vázquez Mota, resaltó que la encuesta permitirá fortalecer políticas públicas y redoblar esfuerzos en los distintos niveles de gobierno, para reducir la discriminación que viven cotidianamente las mujeres, ya es una condición esencial para reducir la desigualdad y la pobreza.
Destacó que a pasar de los avances registrados recientemente, México sigue contando con niveles de pobreza y desigualdad mayores a los que corresponden a un país con su nivel de desarrollo.
Por su parte, el presidente del Consejo, Gilberto Rincón Gallardo, afirmó que la sociedad mexicana es discriminada y discriminadora, es difícil que en nuestro país alguien no haya sufrido discriminación en alguna ocasión.
De ahí, aseguró, la importancia de esta encuesta pues a partir de ésta se pueden impulsar una serie políticas públicas para luchar contra la discriminación.
De acuerdo con la encuesta, en un primer momento, el mexicano no da un trato discriminatorio a las mujeres, ya que el 100 por ciento opina que es injustificable pegarle a la mujer, todavía permea una cultura machista en la cual 21.7 por ciento consideró que a ellas se les debe prohibir más cosas que a los hombres. Un 15 por ciento defiende que no se debe gastar tanto en la educación de las hijas porque luego se casan.
LOS NÚMEROS DE LA DISCRIMINACIÓN
La encuesta se levantó a mil 200 personas que viven en zonas urbanas y rurales, de siete grupos potencialmente expuestos a actos discriminatorios, como mujeres, adultos mayores, personas en situación de pobreza, indígenas, minorías religiosas, personas con discapacidad y con preferencias sexuales diferentes.
En el rubro de trabajo, las encuestadas consideraron que existe discriminación hacia las mujeres embarazadas o con hijos –24.1 por ciento–, y la falta de empleos que permitan satisfacer sus expectativas profesionales –23.9 por ciento–.
Referente a la discriminación en el ámbito familiar, ésta se presenta al darle a las mujeres menos libertad que a los varones –48.5 por ciento–; preferencia o prioridad a sus hermanos –40.5 por ciento–, y no permitirles estudiar –22.0 por ciento, entre otros temas.
También los resultados de la encuesta revelaron que para el 40 por ciento de los hombres, las mujeres deben trabajar en tareas propias de su sexo; 30 por ciento que es normal que los varones ganen más que ellas; 21.5 por ciento dice que las mujeres tienen menos capacidad para ejercer cargos importantes, y el 23.1 por ciento está de acuerdo en las mujeres son violadas por provocar a los hombres.
En ese sentido, la percepción que las mujeres tienen de sí mismas, reveló que 64.4 por ciento consideró que no tiene trabajo con pago justo; 62.9 por ciento dice que no se les otorga un trato igual ante la ley, y 62.8 por ciento es víctima de la violencia.
Así, una de las explicaciones de estas desigualdades, es la discriminación, entendida como la situación en la que, por prejuicios, a una persona o grupo de personas se les da un trato desfavorable. Paradójicamente, «la discriminación como determinante de la pobreza y la desigualdad es un tema poco explorado», resalta el estudio.
2005/FR/SJ
