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¿Te pesa la espalda?

Por Carolina Velásquez

La espalda, el lugar donde depositamos todo aquello que no queremos ver o que no deseamos que los/las demás vean, nuestro desván, en él que enterramos las experiencias y sentimientos que nos han causado daño o confusión. Nos «pesa la espalda», nos dolemos desde ahí, incómodos/as, con una sensación de que algo hicimos mal.

Nuestra zona de carga, de «aguante», de lo que no hemos resuelto y, por tanto, no podemos dejar pasar: exceso de responsabilidad, trabajo, sentimientos de culpa, inseguridad, vergüenza, cobardía, sometimiento.

Mucha gente se queja de lesiones en la espalda, las causas pueden ser diversas, tensión principalmente.

Al respecto, dice Ken Dychtwald (Cuerpo-mente, 1983): «Estoy convencido de que el dolor de la espalda no empieza cuando se sufre la lesión sino más bien que ésta se ha producido porque los músculos y las emociones de la espalda han estado reprimidos y contraídos durante largo tiempo, contribuyendo así a que el área sea más propensa a las lesiones».

Para Thérese Bertherat, la creadora del método de trabajo corporal antigimnasia, la espalda –y todos los músculos posteriores, de la espalda a la punta de los pies– es la guarida del tigre que todos los seres humanos llevamos en el cuerpo: una musculatura que es demasiado fuerte –como la de un tigre–, rígida y corta que cumple funciones diferentes a las de la musculatura anterior (frente).

Lo importante, considera Bertherat, no es luchar contra este tigre sino reconocerlo, aceptarlo y desarrollar un trabajo –a través de la respiración y la conciencia– que permita aflojar y alargar los músculos posteriores, respetando los ejes corporales y buscando encontrar su simetría.

Cuatro estructuras integran esta zona: la columna vertebral, el sistema muscular de la espalda, la parte posterior de los hombros y el cuello.

Para reconocerte desde ésta parte del cuerpo. Dychtwald propone el siguiente ejercicio. Mírate en un espejo de la cintura para arriba. Pon atención a tus hombros. ¿Te parece están bien desarrollados o son estrechos y subdesarrollados? ¿Cómo son tus músculos: sueltos y flexibles o los sientes tensos y rígidos? ¿Hay alguna diferencia entre el hombro derecho y el izquierdo? ¿Se encorvan tus hombros hacia delante o se arquean hacia a tras? No olvides anotar todo lo que ves en tu Diario del Cuerpo.

*Periodista mexicana

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04/CV/BJ

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