Tercer foro

Siempre que me preguntan cómo es que he logrado superar las vicisitudes que la vida me ha presentado, menciono lo que decía aquel famoso boxeador mexicano Raúl “Ratón” Macías: “Todo se lo debo a mi manager”. 
 
Para mí, mi psicoterapeuta es mi manager y ella celebró el pasado jueves 25 de octubre el Tercer Foro Femenino, en el que se trataron temas importantes desde la perspectiva de género en la salud mental de mujeres y hombres.
 
Como he comentado en diversas situaciones, pese a que inicié una carrera universitaria, ésta quedó interrumpida al contraer matrimonio y posteriormente, después de 20 años, volví a integrarme al trabajo externo, al promover mi divorcio.
 
Hace 30 años no se hablaba de género, pero se vivía con las consecuencias de ello, de manera discreta. Alejandra Buggs reconoce que ella tampoco sabía nada de ello cuando se empezó hacer la distinción de cómo un género masculino controlaba el mercado laboral y cómo es que hasta ahora sigue ejerciendo el control, entre otros campos. Pero no me quiero salir del tema.
 
Las ponentes desde Ana María Daskal, psicóloga clínica de la Universidad de Buenos Aires; Rosa María Hernández Lugo, del IPN; Teresa Ordorika, del Centro de Investigaciones de la UNAM; Lucía Lagunes, periodista directora de CIMAC; Lourdes Barbosa, directora del Consejo Ciudadano por la Equidad de Género; Paty Kelly, conductora de radio; obviamente Alejandra Buggs, directora y fundadora del Centro de Salud Mental y Género, así como diferentes invitadas tanto de Europa como de América Latina, entre las que destacó Fina Sanz con la presentación de su libro “Diálogo de Mujeres Sabias”.
 
A través de los trabajos realizados por este grupo de mujeres “sabias”, es que me doy cuenta que se abren otras vías para transitar y lograr cambios hacia el respeto de la labor de las mujeres en todos los campos donde actuamos.
 
Unas investigando, otras aplicando lo que van descubriendo y que permite que las labores desempeñadas marquen responsabilidades y compromisos, para mejorar un entorno social que nunca había estado tan contaminado o corrompido como ahora.
 
Conmovedora la denuncia de Lucía, sobre los riesgos de ser periodista en México y cómo el género masculino que controla los sitios de poder se confabula para denostar y denigrar a las periodistas asesinadas, a fin de desviar la atención y obstaculizar las investigaciones de muchas víctimas.
 
Las periodistas que tuvieron que pedir asilo político al descubrir los grandes desvíos de dinero de funcionarios de las administraciones actuales y cómo junto a la manipulación de los dueños de las principales cadenas televisivas las denuncias son apagadas. ¿Cuántas mujeres y hombres deberán de morir para que se investiguen las muertes?
 
Sabemos que cada una de ellas es un reconocimiento de que siguen gobernando los corruptos. Sorprende que en un breve lapso se haya atrapado a uno de los responsables de la muerte del hijo de Humberto Moreira, aunque no se sabe nada del desvío de fondos en su gobierno.
 
Muy grande es el camino que nos queda enfrente, pero no por ello hay que cerrar la boca, aunque nos digan que nos vemos más bonitas.
 
No, es necesario señalar, marcar, insistir. Mostrar a quienes vienen detrás de nosotras que queremos un mundo mejor para nuestros hijos, nietos y los que seguirán, y para ello tendrán que esforzarse para que estos remanentes de gobiernos nefastos sean eliminados del campo de juego.
 
*Narradora oral, astróloga y terapeuta.
 
12/JEO/RMB