Resultado de una construcción social de siglos, el trabajo de las mujeres ha sido históricamente menospreciado, en especial las actividades del hogar, que están relegadas de las políticas laborales, sociales y de educación del país, asegura la diputada Rosario Ortiz, feminista y una de las principales impulsoras de la iniciativa de reforma al Capítulo XIII de la Ley Federal del Trabajo, para regular esta actividad.
Datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (INEGI-2005) indican que en la República Mexicana un millón 783 mil 722 personas se dedican a prestar sus servicios en el hogar, de las cuales el 91.4 por ciento (un millón 630 mil 185) son mujeres, de 35 años en promedio y nivel primaria de escolaridad.
El trabajo doméstico, explica la diputada perredista e integrante de la Red de Mujeres Sindicalistas, ha sido el más segregado y por lo tanto no tiene una valoración en salario y prestaciones sociales.
«La actividad de las trabajadoras del hogar no produce mercancías, su fuerza de trabajo se utiliza en un servicio diariamente perecedero y se contrata verbalmente, sin prestaciones y sin que el resto de los derechos laborales sea respetado».
Sin embargo, agrega Ortiz Migallón, si hacemos un estimado de lo que implicaría en pesos lavar, planchar, atender a las y los niños, realizar el aseo de la casa, hablamos de un salario mínimo de cerca de 20 mil pesos.
La desvalorización de la actividad del ama de casa se ha trasladado al trabajo asalariado de las empleadas del hogar, a quienes no se les reconoce su aporte al desarrollo del país, aún cuando esta actividad representa el 17 por ciento del PIB de México.
Frente a este sombrío panorama, Rosario Ortiz presentará en abril próximo la propuesta de reforma a la Ley Federal del Trabajo, para incorporar los derechos que las trabajadoras asalariadas del hogar deben tener como cualquier otro empleado.
Actualmente, la LFT establece que «los trabajadores domésticos -hombres o mujeres- son los que prestan los servicios de aseo, asistencia y demás propios o inherentes al hogar de una persona o familia».
PEOPUESTA DE REFORMA A LA LEY
La iniciativa de reforma al capítulo XIII de la LFT, que retoma el proyecto que presentó durante la LIX legislatura la ex diputada Marcela Lagarde, gira en torno a tres ejes centrales.
La valorización jurídica del trabajo del hogar mediante el respeto a su lenguaje, vivienda y alimentación digna, así como un salario mínimo para esta actividad.
En el segundo se establece una jornada laboral máxima de 8 horas –pagando todo el trabajo fuera de este horario como tiempo extra- y la disponibilidad para capacitación, recreación y descanso.
Y, por último, algo importante para la autoestima de las mujeres: la definición «trabajadoras del hogar» que permita suprimir «empleadas domésticas», a la cual se le ha dado una connotación despectiva.
Para Ortiz Magallón, la aprobación de la iniciativa dependerá de la labor de cabildeo que las trabajadoras del hogar realicen entre las diputadas y diputados.
«Yo les concertaré las reuniones, pero ellas serán las encargadas de convencer a esta Legislatura de por qué es necesario que este capítulo de la ley se modifique, tienen derecho a tener un trabajo digno, valorado y no discriminado», concluye.
En la elaboración de esta iniciativa, la diputada perredista ha trabajado con seis organizaciones de la sociedad civil y de las propias trabajadoras asalariadas del hogar.
LAS ORGANIZACIONES
Una de estas organizaciones es el Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (CACEH), que desde el año 2000 se dedica a brindar capacitación a más de dos mil mujeres dos domingos de cada mes y colocarlas en un empleo digno.
Esta asociación, platica Marcelina Bautista, coordinadora general de CACEH, surge a iniciativa de las propias trabajadoras y ante la necesidad de reivindicar sus derechos laborales y humanos.
Las trabajadoras del hogar reciben talleres sobre derechos laborales, identidad femenina, conciencia ciudadana, autoestima y desarrollo humano, así como capacitación para la profesionalización del trabajo en el servicio del hogar.
Marcelina asegura que a lo largo de sus seis años al frente de CACEH, el principal reto a superar ha sido la desvaloración que las propias mujeres tienen de su trabajo, derivado principalmente del desconocimiento de sus derechos.
«Hemos visto cómo cambia la condición de las mujeres que asisten a capacitarse, pues al conocer sus derechos tienen la opción de exigir y se atreven a pedir mejores condiciones de trabajo».
Para la abogada Margarita Cristal, integrante de la Red de Mujeres Sindicalistas, la revalorización del trabajo del hogar debe partir de las propias mujeres dedicadas a esta actividad.
Ellas deben entender que su actividad es como la de cualquier otro empleado, afirma. Sólo si están convencidas de ello, podrán exigir el respeto de sus derechos laborales.
La abogada sindicalista, quien colabora con asociaciones de trabajadoras del hogar en talleres de capacitación, opina que difundir la importancia para el país y el valor de las labores que realizan permitirá superar muchas de las condiciones de discriminación y rechazo que padecen estas mujeres.
Con este objetivo y en ocasión del Día Internacional de la Trabajadoras del Hogar, que se celebra el 30 de marzo, la Comisión de Equidad y Género de la Cámara de Diputados realizó en el Palacio Legislativo el foro «Por los Derechos de las Trabajadoras del Hogar» con la asistencia de representantes de las trabajadoras del hogar de países de América Latina, así como Marcelina Bautista, quien también es presidenta de la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras del Hogar.
Asimismo, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal y CACEH, hoy llevarán a cabo el foro «Análisis de una ley de protección a los derechos de las trabajadoras del hogar» e inicia una campaña de difusión por la no discriminación y la difusión de estos derechos.
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