A pesar de que los gobiernos del sureste asiático han mostrado apertura ante la presencia de ONG e instituciones que velan por los derechos humanos en esta región, aún prevalecen prejuicios y tradiciones en la sociedad que obstaculizan la defensa de tales garantías.
Así lo indicó Vitit Muntarbhorn, ex relator especial de Naciones Unidas sobre explotación y tráfico infantil, en una conferencia sobre la situación actual de los Derechos Humanos en los países de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN): Tailandia, Filipinas, Malasia, Brunei, Singapur, la República Popular de Laos, Vietnam, Camboya, Indonesia y Birmania.
Dentro de la ASEAN existen gobiernos democráticos, pero otros son verdaderamente represivos, y aunque los miembros han aprobado los acuerdos internacionales sobre los derechos humanos universales, todavía falta mucho camino por recorrer en este aspecto, agregó el actual codirector del Grupo de Trabajo para un Mecanismo de Derechos Humanos en ese organismo económico.
Sin embargo, Muntarbhorn reconoció que actualmente hay «grandes progresos» en materia de derechos humanos, en comparación con la década pasada. Ejemplificó que las constituciones de Tailandia y Camboya tienen varias leyes que protegen los derechos de los niños y las mujeres, en temas como el tráfico de personas y drogadicción, aunque lamentó que la ASEAN maneje la cuestión humanitaria como asunto interno.
«Los derechos humanos son universales y por ningún motivo deben ser delegados a cuestiones nacionales, mucho menos deben condicionarse al modo de pensar de cada sociedad, religión, cultura, o cualquier otra particularidad regional».
Otro punto negativo, señaló, es que los gobiernos de la ASEAN dan prioridad al combate a la pobreza y a la promoción del desarrollo económico, pero no muestran gran interés por el respeto de los derechos civiles y políticos.
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