Cada año, el tráfico de migrantes hacia Estados Unidos genera más de 2 mil 784 millones de dólares de ganancias a la delincuencia organizada, aseguró en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Ricardo Gluyas Millán, del Instituto Nacional de Ciencias Penales.
Al participar en la mesa de discusión Problemas migratorios latinoamericanos actuales, moderada por Fernando Neira y organizada por el Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos (CCyDEL), informó que de acuerdo con el Servicio de Inmigración y Naturalización de EU, al año hay un millón 300 mil deportaciones.
Gluyas Millán subrayó que durante el 2007 las remesas que llegaron al país, procedentes del vecino del norte, ascendieron a poco más de 25 mil millones de dólares, a cambio de los cuales no hay justicia para las y los migrantes mexicanos, pues ellos no reciben nada.
Subrayó que el tráfico de migrantes se ha convertido en una actividad transnacional, en la cual se explotan mercados ilícitos, los cuales se integran de un bien específico. Tienen la misma connotación como cualquier otro producto legal, pero con la característica de que el bien que se ofrece y se demanda es ilegal; en este caso, se comercializa el servicio de internación indebida.
En ese negocio hay una serie de actores principales involucrados: la patrulla fronteriza, los traficantes, conocidos como «coyotes y polleros», y quienes aprovechan su explotación, y las y los migrantes, detalló.
Gluyas Millán refirió que la delincuencia organizada debe cubrir sus gastos, pero también producir utilidades, para que sean repartidas entre sus miembros; pero, sobre todo, debe ser capaz de generar productos del delito, como los bienes de cualquier índole.
Dijo que su estructura es una característica que permanece más allá de la vida de sus miembros; es decir, estos pueden ser asesinados o desaparecidos, pero ésta continúa, porque son reemplazados por otros.
Refirió que hay diferentes tipos de posiciones. O sea, no todos sus miembros ocupan la misma función, sino que cada uno de ellos tiene una especialidad y desempeña una tarea diferente.
MIGRACIÓN PERUANA A CHILE
Por su parte, José Carlos Luque, estudiante del doctorado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, señaló que en 1990 se calculaba que en Santiago de Chile residían alrededor de 2 mil 500 peruanos, la mayoría estudiantes universitarios y algunos empresarios. Sin embargo, para 2002, en todo el país se contabilizaron más de 37 mil.
Al hablar de Migración y ciudadanía en Santiago: El caso de la migración peruana, dijo que Chile fue gobernado hasta 1990 por una dictadura, lo que definió también la apertura de sus fronteras, porque sobre la base de esa doctrina de seguridad del Estado estaban cerradas.
Sin embargo, cuando se impulsó el proceso de transición a la democracia éstas se abrieron y los que empezaron a llegar a Santiago de Chile y a todo el país fueron migrantes andinos, de las zonas fronterizas.
Así, abundó, desde mediados de la década de los 90 surgieron diversas asociaciones políticas de inmigrantes peruanos (Comité de Refugiados Peruanos en Chile; Programa Andino para la Dignidad Humana y la Asociación Peruana por la Integración Latinoamericana y del Caribe).
Consideró que el transnacionalismo no sirve para entender el fenómeno migratorio en Sudamérica, porque sólo permitiría construir una mirada funcionalista del fenómeno y no se explicaría, por ejemplo, por qué los desplazados siguen teniendo intereses políticos en su nación.
La migración peruana, protagonista de la década de los 90, hoy está integrada a la realidad chilena, y tiene mecanismos de defensa y de comunicación bien afianzados. Sin embargo, ahora hay nuevos actores, como las y los colombianos, que han ido creciendo; además de bolivianos, concluyó.
07/GG
