Hay ecos que son inmediatos. el mío llega tardío, pero llega y lo hace, como nos ha sucedido a todas, en medio de la vorágine de notas sobre política. ¿Política? Se asustarían los clásicos de nuestro estilo de hacer política.
Hace algunas semanas pedí que por favor alguien callara al presidente, pero en México el Presidente es el Presidente. El viejo estilo está, permanece, sigue impuesto: se llama patriarcado. Ahora le tocó a la diputada Malú Micher, a quien Vicente Fox llamó «lengua larga». Pregunto: ¿qué estilo político es ese? No tengo respuesta y sí una enorme vergüenza ajena.
¿A qué le teme el gobierno de Fox cuando le ponen las cartas sobre la mesa? ¿Por qué no aceptar que México no está para destinar más de 162 millones de pesos a la vestimenta presidencial, como planteó la diputada Micher? La inadecuada respuesta de Fox habla de su poco conocimiento sobre la pobreza que viven miles de personas en el país que gobierna, pero, sobre todo, de su poca muy poca consideración humana.
La política sigue escribiéndose en el renglón equivocado. A las y los mexicanos no nos queda otra que ver la misma telenovela política todos los días: los altibajos, los desencuentros, los desamores de unas contra otros. Cada día un capítulo nuevo, con sus componentes dramáticos y sus altos ingredientes de violencia.
Aquí es cuando pregunto, por mí y por muchas otras personas, ¿cuándo van a iniciar las campañas? ¿Cómo nos van a convencer para votar por unos y otros a quienes no militamos en ningún partido político y que sí queremos votar en 2006? ¿Cuándo vamos a escuchar propuestas reales y a dejar de ver ese nivel o desnivel de competencia? E, insisto, de verdad, ¿tendrán tiempo de convencernos?
Encuentro irracional que en un país como el nuestro, de desigualdades, donde las mujeres -insisto e insistiré siempre en ello- siguen muriendo por razones que no tendrían que ser cuyo origen es la pobreza que no suelta a su hermano mayor: la corrupción institucional; que se gaste tanto dinero para presenciar cada día un nuevo capítulo de violencia y sin contenidos, y que se gasten 162 millones de pesos en vestuario presidencial. Eso sería vivir en el absurdo.
ECO TARDIO
Bueno, decía, mi eco llega tardío, pero llega. Hace 10 años que formamos una Red Nacional de Periodistas, 120 meses distintos de trabajo continuo. 86 mil 400 horas, ladrillos que construyen un puente.
Millones de palabras escritas, verbos conjugados en femenino.
Varios miles de encabezados y muchas más páginas cosidas, hilvanadas por letras; nacimiento de oraciones nuevas, descubrimiento de lenguajes diferentes.
Millones de voces que adquieren sonido; palabras que se envuelven en el viento, que van de un sitio a otro; ondas hertzianas que trasforman el sexo de los vocablos y algo más:
interrumpen espacios, dan existencia a lo que había sido borrado, a la otra mitad, a las mujeres.
10 años, sembradíos que dan buenas cosechas, que se cuentan y cuentan, granos de arena para un desierto. Hilos de una red que se teje; secuencias que se entrecruzan innumerables veces y dibujan rostros, imágenes, existencias. Sucesiones de ondas que se volvieron voces para romper el silencio, por las mujeres que somos. Eso ha sido la Red Nacional de Periodistas que tiene ahora nuevos retos.
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*Periodista mexicana
05/SJ/YT