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Una secretaria de Estado

Por Fabiola Calvo

Condolezza Rice, una mujer negra con una carrera ascendente, es nombrada Secretaria de Estado en su país, el conocido Estados Unidos de América. Ha sido un premio, un cargo desde el cual puede influir en muchas decisiones importantes internas y de carácter internacional.

Quizá ella recuerde el origen de una familia de granjeros y el Estado de Alabama, el racismo y la discriminación. Es posible que mirar hacia atrás le dé luz para continuar en la brecha de aquellos negros de las plantaciones, negros llevados desde África para ser esclavizados; negras separadas de sus hijos al ser vendidas…Hoy no son esclavos pero siguen discriminados y
¿Cuántos en el corredor de la muerte?.

Ella en voz baja, a lo mejor, cante las letras de negros espirituales o los Gospel Songs y refresque su memoria, olvide los halagos que producen el poder y los abrazos de los poderosos para recordar a su pueblo.

En los apuntes de sus lecturas tendrá alguna cita de Martin Luther King, el hombre que abogó por la resistencia no violenta contra la represión racial o a lo mejor lea la biografía de Ángela Davis, una mujer negra norteamericana luchadora y defensora de los derechos de los negros y de la mujer. Las movilizaciones internacionales la salvaron de la pena de muerte.

Condolezza Rice podría abogar por la decidida participación de Estados Unidos para una negociación justa tanto para Palestina como para Israel; retiraría las tropas de Irak y se negaría a nuevas invasiones que bien puede ser Irán o Corea del Norte.

De Condolezza Rice quiere el presidente Bush que sea «la cara de América hacia el mundo y en ella el mundo podrá ver la fortaleza, estilo y decencia de nuestro país». ¿Será eso lo que de verdad ella quiere? Porque sin ninguna duda miraría estos días la televisión, vería el asesinato de aquel prisionero irakí herido y desarmado en una mezquita de Faluya a manos de un marine de Estados Unidos que disparó a sangre fría. ¿Qué pensaría?

Y una mujer como ella, la cooperante británica Margareth Hassan es posible que haya sido asesinada víctima de una guerra, de una invasión, así tantas y tantas mujeres irakíes que para ella no tienen rostro.

Condolezza Rice buscará asesoría de feministas y muchas y muchos istas que sólo conocerá por informes tendenciosos o mal informados; dialogará con los hombres y mujeres de aquí y allá y se enterará que el mundo quiere a Estados Unidos por su sentido de cooperación, acciones de paz, su adiós a las armas, la firma del acuerdo de Kioto, su participación en el Tribunal Penal Internacional y por la paridad en su gobierno.

*Periodista colombiana residente en Madrid, premio 2003 La Mujer en la Unión Europea.

2004/FC/LR

 

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