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Y de paso… mataron a tres mujeres en Sonora

Por Silvia Núñez Esquer*

En menos de una semana, tres mujeres fueron asesinadas en Sonora en hechos atribuibles a la delincuencia organizada. Aunque no estaban involucradas directamente, pasaron por el lugar y momento precisos en que, sin ser el objetivo, sí fueron el blanco.

Las mujeres siguen sin ser protagonistas directas de la violencia generalizada y aún así, se han empezado a normalizar los asesinatos de quienes estuvieron en el fuego cruzado o fueron confundidas.

El 11 de agosto, un grupo de sicarios mató a una mujer en la carretera a Santa Ana, Sonora, al confundir su automóvil con otro que esperaban en un retén simulado. Briseida Escobar Espino, de 40 años, quien tenía su domicilio en Nogales, murió herida por arma de fuego, agredida por desconocidos que tenían un punto de revisión ficticio.

El 15 de agosto, otra mujer fue asesinada herida en una balacera deCananea, Sonora.Quien fuera madre de ocho hijos, Graciela Rojas González, de 40 años de edad, originaria de Durango, falleció en el Hospital General estatal, a consecuencia de las heridas recibidas en la balacera que se registró en Cananea la tarde del jueves.

El 17 de agosto, María Elisa Quintana Vidal, de 47 años, apareció estrangulada en su automóvil en la colonia Pueblo Nuevo, de Nogales, Sonora. La víctima se dedicaba a la comercialización de bienes raíces en esa ciudad fronteriza.

En todos los casos, los autores de los asesinatos son ajenos a las actividades cotidianas y a las vidas de estas mujeres. Fue una semana que puso de luto a varias familias que nunca se imaginaron que dada la vida pacífica de las mujeres, éstas terminarían igual que si pertenecieran a bandas delictivas organizadas.

En días pasados, la Secretaría Ejecutiva de Seguridad Pública dio a conocer que los homicidios en Sonora se incrementaron en un 22 por ciento, durante el mes de julio. Son ejecuciones realizadas en su mayoría por «ajustes de cuentas» entre el crimen organizado.

Los indicadores delictivos que marcan el número de muertes dolosas ocurridas en nueve de los principales municipios de la entidad se dispararon en julio, al sumar siete casos más que los ocurridos un mes anterior, abunda la Secretaría.

En el mes de mayo, se presentaron 31 muertes, junio tuvo 32 asesinatos y en julio se registraron 39. Nogales, Hermosillo, Cajeme, Agua Prieta y Navojoa figuran entre los municipios con mayor incidencia al concentrar el 26, 14, 13 y 7 por ciento respectivamente, lo cual equivale a 22 muertes violentas en julio.

Hasta ahora, las muertes entre delincuentes organizados es un fenómeno que había respetado la vida de las mujeres, ya que éstas no son parte de estos grupos. Sin embargo, la realidad ha rebasado todo intento por mantenerse al margen de la violencia.

Los esposos o parejas, por un lado, victimizándolas por violencia familiar y, por otro, la calle tampoco ofrece seguridad ni libertad para las mujeres.

El 24 de agosto, en menos de 24 horas, en Nogales se registraron dos balaceras, en donde resultaron heridos de bala dos niños, una joven de 17 años y tres adultos. En el incidente también resultó herida de bala Martina Meléndrez Acosta, de 44 años, quien iba pasando en su camioneta.

A diez meses de aprobada la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia en Sonora, aún no se tiene la certeza de cómo se implementará, ya que lejos de reducir la situación de violencia, cada vez se incrementan más los espacios agresivos para la población femenina.

La policía nunca habla de cómo protegerá a las mujeres, su estrategia es ofensiva, nunca preventiva. Se contabilizan armas y vehículos. Se presumen elementos y equipamiento, nunca se alza la voz para garantizar la libertad y seguridad para ellas.

La estrategia de seguridad pública está fallando, las mujeres tienen miedo, ya no hay precaución que resulte. Igual se pierde la vida dentro que fuera de casa. De la misma manera la guerra entre policías y delincuentes nos deja en medio vulnerables a ser alcanzadas por una bala.

La Ley de Acceso duerme sin presupuesto para implementarse, mientras las autoridades buscan el arma que supere a la delincuencia. Por su parte, los delincuentes revelan armas cada vez más sofisticadas, y ambos ignoran y desprecian la vida de las mujeres.

En Sonora, la cifra negra de asesinatos seguirá aumentando, pero esta vez con nombre y apellido de mujer.

* Periodista y feminista. Corresponsal de Cimacnoticias en Sonora.

08/SNE/GG/CV

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