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…y lo que nos falta

Por Fabiola Calvo

En un reciente viaje a Barcelona, tres mujeres de diferentes edades que subimos a un taxi, seguimos con la conversación ya iniciada. Una a otra pregunta ¿qué pasa con un buen número de mujeres que se encuentran solas, sin pareja?

Cada una opinó hasta que me dirigí al conductor y le pedí dijese algo sobre el tema en cuestión. Yo esperaba cualquier burrada, claro, partí de un tópico pero vaya fiasco cuando el hombre melenudo y padre de una joven de 19 años, nos dice: «las mujeres os exigís mucho. Tanto en el trabajo como con la belleza queréis ser las mejores y si a los hombres nos sale barriga, ¡Oh! Qué bien se nos ve, pero si es una de vosotras, se os vuelve una tortura. Es la sociedad y vosotras mismas».

Luego recordé una conversación con una amiga feminista que hablando sobre la educación de los hijos, dijo: «Ahora resulta que nosotras somos las responsables de todo».

Y de la colega periodista que considera debemos dejarnos de tanta teoría, reuniones y órdenes del día «porque el tiempo no da para tanto ni existe interés».

Podríamos seguir con el interminable número de frases pronunciadas en el día a día pero, hoy con la próxima celebración del día de la mujer no puedo menos que reflexionar en voz alta, es necesario detenernos a reflexionar para ver cuánto hemos caminado o corrido y cómo lo hemos hecho, si somos las únicas responsables de los cambios sociales que tienen que ver con las mujeres y por ende con la sociedad.

Es cierto que corremos hasta el cansancio y tendremos que preguntarnos si las veteranas por tanta lucha están preparando el relevo o se van tan adelante, que se ven solas.

En Madrid, diversas personas y asociaciones empezamos a preguntarnos por qué nos encontramos las mismas con los mismos, en los distintos foros.

Desde luego que no pasa exactamente igual o con similar intensidad en los países con diferentes condiciones de bienestar. No obstante también estarán llamados a la reflexión.

El miedo al compromiso para un cambio (a veces, simple ejercicio de derechos constitucionales por los que tanto se ha luchado) y el alto grado de comodidad con el pequeño entorno, conducen a la individualidad y a pensar que mi problema es el mayor. Quizá sea el más importante en términos individuales, pero debiera pensarlo mirando alrededor porque también existe el «tú, él, ella, nosotras, nosotras, vosotros y vosotras».

En Europa se levantan banderas sin que ello sea un peligro para perder la vida, afirmación que no podríamos hacer si nos referimos a África, América latina, Asia y hasta a la otrora Europa del este.

Colegas, amigas, compañeras europeas y amigos no más eurocentrismo. Si una parte de Europa goza de un estado de bienestar, podemos complacernos pero sin olvidar que tales logros, es preciso extenderlos, y para no ir más lejos, compartirlos con las inmigrantes de hoy, que parecen personas de tercera categoría, las criadas, las pobres pero que ante todo, son sujetos históricos, son mujeres. No perdamos el norte.

La historia nos enseña que la economía nos define el rumbo ¿Podemos las mujeres pasarlo por alto? El feminismo ha dado respuestas y en parte el marxismo, el anarquismo y todas sus variables también dejaron su legado.

Muchas mujeres nos exigimos bastante y olvidamos el derecho al ocio y la pereza, a tener tiempo para el placer por el placer. Es cierto.

En esa exigencia, a veces dejamos de lado la creación y la producción teórica, y lo digo con mayúscula porque nos quejamos que en determinados asuntos la bibliografía esta escrita por hombres y desde su perspectiva. Necesitamos reunirnos y escribir y escribir. No lo hemos hecho durante siglos. Si no hay interés lo crearemos.

En últimas, ese hombre, si, el taxista tenía razón, entonces ¿qué hacemos? Permítanme sugerir: Ampliar el radio de acción, que en lugar de diez seamos cien o miles, delegar, confiar, formar, trabajar en equipo. Hablamos mucho del patriarcado pero muchas veces actuamos en forma parecida.

Hagamos cuanto se nos ocurra y sea provechoso para seguir con la tarea. Hemos logrado mucho…¡Y lo que nos falta! Digo, a las mujeres y a la sociedad.

2005/FC/LR

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