Dos días antes del ataque a la Caravana de Observación Humanitaria en San Juan Copala, Oaxaca, defensoras de Derechos Humanos (DH) del continente escuchan de viva voz lo que es la violencia contra las mujeres en la zona triqui.
Más allá del conflicto entre etnias, la historia de violencia contra las mujeres que afecta toda la zona, tiene por lo menos 62 años, alimentada por conflictos de tierra, cacicazgos y al amparo de la justicia que ha dejado crecer la violencia hasta el día de hoy.
El asesinato de la maestra y defensora de DH Beatriz Alberta Cariño y la agresión de la periodista Erika Ramírez, y las activistas Mery Monomen, (coordinadora para México de la Unión Finlandesa de la ONU), Mónica Citlali Santiago, Lisa Toman, Trinidad Sampablo y Esther Cruz Ortiz, se suman a la lista de mujeres violentadas, desaparecidas, violadas y asesinadas en esta zona triqui.
Según el investigador Francisco López Bárcenas, en su libro Los triquis, un pueblo heroico, publicado por la Universidad Autónoma de Chapingo en 1986, la violencia en la zona triqui se inicia en 1948 cuando las autoridades decidieron desaparecer el municipio de San Juan Copala y las comunidades fueron distribuidas en los municipios de Santiago Juxtlahuaca, Putla de Guerrero y Constancia del Rosario, lo que originó la exclusión y discriminación de las y los indígenas triquis.
EL RECUENTO DE LAS AGRESIONES
De acuerdo con la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos A.C (Limeddh) la violencia se recrudeció en 1978 cuando se instala en San Juan Copala un retén militar que trajo como resultado una mayor violencia para las familias que carecían de poder político y/o violaciones sexuales para las mujeres triquis, quienes no denunciaban por temor a ser rechazadas por sus familias o esposos.
De estos hechos, sólo se documentó la violación a 14 mujeres. Otras nueve mujeres, de Santa Cruz Tilapa, fueron detenidas por militares, se les torturó e hizo confesar delitos que no cometieron.
En la década de los ochenta, la Procuraduría de Justicia del estado conoció más torturas a mujeres, infantes y personas mayores, otras tres mujeres fueron reportadas como violadas en Cruz Chiquita y en El Rastro otras cuatro.
Otras dos jóvenes agredidas sexualmente, una de 14 años de edad en julio de 2006 y otra de 17 años, ocurrida en octubre de 2007, como las únicas que se atrevieron a presentar denuncias de los hechos.
A estas agresiones se suman los hechos de violencia contra otras menores de edad que recibieron heridas de bala.
Las hermanas Virginia, (maestra bilingüe), y Daniela desaparecieron el 5 de julio de 2007, en el trayecto de Putla de Guerrero a Santiago Juxtlahuaca, por lo que el 13 de agosto se presentó una denuncia y se inició la averiguación previa 187/2007. Tres años después, las autoridades no dan con su paradero.
En 2008 fue asesinada María Isabel de Jesús, de 48 años de edad, simpatizante del Movimiento de Unificación de Lucha Triqui (MULT), y originaria de Ojo de Agua, Putla de Guerrero, Oaxaca informó esta organización.
En ese mismo año, Felicitas Martínez Sánchez y Teresa Bautista Flores radialistas de «La Voz que Rompe el Silencio», Radio Copala, fueron acribilladas, ninguno de sus agresores está detenido.
En 2009, Martina de Jesús Flores fue asesinada, justo al año de que su esposo también fuera asesinado. También ese año resultaron lesionadas otras cuatro mujeres en emboscadas y ataques con armas de fuego.
En 2010 Beatriz Alberta Cariño, directora del Centro de Apoyo Comunitario Trabajando Unidos (CACTUS) fue asesinada cuando la Misión de Observación de Derechos Humanos, integrada por al menos 25 personas, fue emboscada por paramilitares en San Juan Copala, Oaxaca.
Esta es la historia de violencia alimentada por los poderes fácticos, la injusticia y gobiernos negligentes, esta es la historia que hizo necesario organizar una Misión de Observación Humanitaria. Lo que ahí sucede es responsabilidad de los gobiernos en sus tres instancias Federal, Estatal y Municipal, ninguno se salva.
* Periodista mexicana, directora general de CIMAC
10/LL/LR/LGL
