Oaxaca.- Mujeres afromexicanas e indígenas integraron una agenda con demandas político sociales que impulsarán en el Senado de la República y el Congreso Federal. “Por años luchamos para ser las propias mujeres negras quienes llevemos las agendas a los espacios de toma de decisión”, señaló la activista feminista, Rosa María Castro, quien hará historia al convertirse en la primera mujer afromexicana diputada federal ya que encabeza la lista de candidaturas plurinominales de Morena.
La agenda fue construida este fin de semana durante el XII Foro de Mujeres Lideresas Desde nuestros propios territorios y resistencias construyendo nuestras agendas de derechos y paz, realizado en Santa María Huatulco con la participación de más de 200 mujeres de todo el país. Al lugar también asistieron figuras clave en la vida política como las senadoras Olga Sánchez Cordero y Susana Harp, así como la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, Nadine Gasman, por citar algunas.
“Estar todas juntas aquí es el resultado de nuestras ancestras que les tocó luchar, defender la vida de las mujeres íntegras y con dignidad (…) Saludo y doy gracias a las hijas de la existencia y de la resistencia, a nosotras las mujeres negras que hemos trabajado duro para que hoy podamos estar reunidas con nuestra dignidad, con la frente en alto y el reconocimiento de lo que nos robaron”, expresó la activista feminista afro.
El foro, que celebra su duodécima edición, adquiere especial relevancia en un momento coyuntural para México, con la posibilidad de que una mujer sea la primera presidenta de la República. Las mujeres afrodescendientes buscan llevar sus agendas directamente a los espacios de toma de decisiones.
Rosa María Castro, conocida como Rosy, expresó su entusiasmo por este trabajo colectivo que se ha gestado a lo largo de los años en la Asociación de Mujeres en la Costa (AMCO). Destacó la importancia de construir la agenda desde los territorios y resistencias propias de las mujeres históricamente excluidas y discriminadas.
En su oportunidad las senadoras Olga Sánchez Cordero y Susana Harp, destacaron que la llegada de Rosy es un paso fundamental en ir saldando la deuda histórica que existe con las mujeres negras. “Esos espacios de representación tienen que llegar las personas que tienen la agenda de ese grupo”, señaló Susana Harp.
La agenda abordará temáticas específicas de las mujeres indígenas y afrodescendientes, así como de otras comunidades marginadas, buscando políticas inclusivas y anti racistas.
Rosy, al ocupar el primer lugar en las listas plurinominales de Morena, también tendrá la responsabilidad de llevar personalmente esta agenda. En este sentido agradeció a su partido por hacer historia al incluir a mujeres con un profundo compromiso social en posiciones de relevancia. Destacó que esta oportunidad representa un hito significativo para las mujeres afrodescendientes y reiteró su compromiso con la lucha por la visibilidad y los derechos de su comunidad.
La construcción de esta agenda desde la interseccionalidad busca asegurar que las políticas públicas respondan de manera efectiva a las necesidades de las mujeres históricamente excluidas. Más de 200 mujeres participantes esperan que esta iniciativa marque el inicio de diálogos y acciones concretas para transformar la realidad de las comunidades afrodescendientes e indígenas en México.
Mujeres afromexicanas
Actualmente, en México hay un millón 297 mil mujeres afrodescendientes de acuerdo con datos del Inegi. Todas estas mujeres forman parte de una esfera que ha sido discriminada históricamente, pero que, a pesar de ello, ha hecho grandes aportes en la esfera cultural, social, económica y política de nuestro país. Por eso, este 24 de enero, Día Mundial de la Cultura Africana y de las y los Afrodescendientes, es una fecha ideal para reconocer estos aportes y abogar por un mundo donde las brechas fomentadas por el racismo finalmente sean erradicadas.
Tal como señala Alexandra Haas Pacuic, defensora de derechos humanos y directora ejecutiva de Oxfam México, la llegada de la población africana a México en el periodo virreinal trajo consigo una mezcla de lenguas, costumbres, creencias y conocimientos en diferentes ámbitos como los de la cocina y la medicina ancestral.
Muchas de las mujeres de origen africano que formaron parte de este intercambio cultural llegaron al territorio nacional en condición de esclavitud. Si no compartían espacio con los hombres en el trabajo de campo, entonces desempeñaban roles de cocineras, nodrizas o lavanderas. Además, como detalla Haas Pacuic en su artículo “La historia de los afrodescendientes en México: visibilizando un pasado común”, algunas de ellas fueron llevadas al centro del país donde ingresaron a gremios de artesanas y artesanos.
Fueron precisamente estos ámbitos desde los cuales, dichas mujeres comenzaron a interactuar con la cultura gestada en el país. En la cocina, por ejemplo, introdujeron el uso del plátano y la jamaica en los platillos, y en la medicina fomentaron el uso de diferentes plantas y métodos curativos. Además, introdujeron diferentes expresiones culturales desde la música y la danza tradicional con el son jarocho, la marimba y la tradición oral.
Respecto a esta última, la investigadora Itza Amanda Varela Huerta destaca que la tradición oral fue de gran importancia para que las mujeres africanas pudieran perpetuar su memoria a través de historias, poemas y canciones. Con ellas no solo transmitieron saberes, sino también sentires que se gestaron alrededor de una resistencia.
A pesar de su herencia cultural y sus aportaciones sociales y económicas, en México, las mujeres afrodescendientes y la esfera social a la que pertenecen son continuamente marginados y vulnerados, lo que los ha puesto en situaciones de pobreza, despojo de tierras y niveles educativos bajos.
Pero, al mismo tiempo, esto ha hecho que se generen diferentes movimientos de resistencia, los cuales van desde la participación del pueblo africano y afrodescendiente en la guerra de independencia de México hasta los actuales movimientos nacidos desde los afrofeminismos. De igual forma, en la esfera política hay figuras como la de la senadora María Celeste Sánchez Surgía, quien es la primera mujer afrodescendiente en ocupar un lugar en el Senado mexicano.
Precisamente, este 24 de enero, Sánchez Surgía recuerda que la mezcla cultural entre México y África aún no termina: la diáspora africana y de personas afromexicanas a diferentes partes de nuestro país mantiene nuestra configuración cultural en movimiento. Esto, pese a que la discriminación y el racismo muchas veces tiendan a querer borrar aquello que es una huella innegable de nuestras raíces.