En 1988, durante un encuentro realizado en Bogotá, Colombia, se instauró el 30 de marzo como Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, en un intento por divulgar la situación de las trabajadoras del hogar de América Latina.
En México desde 1988 cada año se celebra ese día como un reconocimiento al trabajo de un millón 710 mil personas que realizan trabajo doméstico, de las cuales el 82 por ciento son mujeres.
Pese a las labores de organizaciones civiles que defienden sus derechos humanos, sus condiciones de trabajo las mantienen como uno de los sectores más vulnerables ya que carecen de un marco legal que garantice su derecho a una jornada laboral no mayor de ocho horas diarias, seguridad social y mucho menos prestaciones.
La legislación mexicana reconoce a las empleadas del hogar como trabajadoras, sin embargo, no garantiza sus derechos y mucho menos establece mecanismos de sanción para quienes las exploten.
La legislación mexicana no establece que los y las empleadas del hogar sean clasificados conforme a sus especialidades o categorías; tampoco salarios mínimos como en cualquier otra actividad laboral, ni las horas de la jornada laboral, ni su derecho a la seguridad social y mucho menos prohíbe el maltrato.
Ante este panorama las organizaciones civiles que trabajan por la valorización del trabajo doméstico como Atabal y La Esperanza, han elaborado propuestas para mejorar sus condiciones, mismas que han presentado a las autoridades, sin embargo éstas han sido ignoradas por el secretario del Trabajo Carlos Abascal.
A pesar de la labor de estas organizaciones, las trabajadoras domésticas siguen siendo hostigadas sexualmente, violentadas, explotadas y llamadas con nombres despectivos como «sirvientas» o «chachas».
Es por ello que el próximo 30 de marzo, Atabal y la Esperanza se reunirán a través de diversos eventos públicos en diferentes puntos del Distrito Federal, para demandar a las autoridades y la sociedad, la dignificación del trabajo doméstico en esta lucha que para las representantes de esas dos organizaciones, «no tendrá fin hasta que logremos nuestro reconocimiento».
MM/MEL
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