Por lo tanto, lo que hoy se plantea es la legalización del aborto a petición. Los 9 millones de portugueses votantes tendrán delante la pregunta: ¿Aprueba usted la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo si es realizada, por opción de la mujer, en las primeras diez semanas, en un establecimiento sanitario legalmente autorizado?.
Portugal es uno de los países de Europa -junto con Irlanda, Polonia, Malta o Chipre- donde no se reconoce el derecho al aborto. En Europa los pioneros en despenalización del aborto fueron los países escandinavos y Gran Bretaña.
En este último país, el aborto se despenalizó en 1967, con una ley que aceptaba el aborto para salvar la vida de la mujer, para evitar peligros para la salud mental y física de la mujer o si había probabilidades de tener un bebé con taras físicas o psíquicas, y que establecía plazos de 28 semanas, que luego se redujeron a 24.
En Francia la ley se aprobó en 1975 y se autoriza el aborto en cualquier supuesto durante las 10 primeras semanas de gestación, y, con posterioridad a esta fecha, siempre que dos médicos certifiquen que la salud de la mujer está en peligro o que el feto presenta malformaciones.
Por su parte, España tuvo que esperar una década más: en 1985 se aprobó la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
En ese país se autoriza el aborto con el fin de evitar un grave peligro para la vida o la salud física o psíquica de la embarazada, en casos de violación, dentro de las 12 primeras semanas de embarazo, y cuando se presuma que el feto habrá de nacer con graves taras físicas o psíquicas, dentro de las primeras 22 semanas de gestación.
LM/GG