La aplicación del examen antidoping a jóvenes de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) en el nivel preparatoria como método que presuntamente combate el uso de estupefacientes entre los alumnos «no apunta a los orígenes del consumo de drogas en sí y, por el contrario, normaliza el estado de vigilancia y escrutinio hacia las principales víctimas de las drogadicciones y el narcotráfico, es decir, las niñas y los niños».
Así lo afirma la organización Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos AC (CADHAC), en comunicado de prensa, donde rechaza esta acción, calificándola como una «criminalización de la juventud», en contraste con la posición de las autoridades universitarias, que consideran el examen antidoping como método que presuntamente combate el uso de estupefacientes y otras drogas ilícitas entre los jóvenes.
En días pasados aparecieron en diversos medios de comunicación de Nuevo León los resultados de la implementación de los operativos antidoping en 26 preparatorias y 3 escuelas técnicas de la UANL. En estas notas destacan las declaraciones de Jesús Ancer, secretario general de la UANL, y de Rebeca Thelma Martínez Villarreal, directora del Programa de Salud de la UANL, quienes sostienen que los exámenes se realizaron en apego a los derechos de las y los jóvenes por el hecho de que los padres aceptaron que se realizaran.
Sin embargo, Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos AC señala que los padres no tienen capacidad legal para decidir sobre los derechos que pueden o deben tener sus hijos, puesto que los derechos de niñas y niños son inalienables y les pertenecen a los jóvenes por el hecho de serlo.
EN DEFENSA DE LAS Y LOS JÓVENES
CADHAC señala, además, que la lógica esgrimida por las autoridades demuestra una concepción arcaica de los progenitores como propietarios de las y los hijos, en los cuales estos últimos carecen en sí de derechos, lo cual es contrario a la normatividad internacional, nacional y a la propia dignidad de la niña o el niño.
El hecho de que las 3 mil pruebas hayan resultado negativas, indica CADHAC, no implica, como manifiestan las autoridades de la universidad, que las preparatorias de la UANL se encuentren libres de drogas, sino por el contrario, demuestra la nula efectividad de un programa coercitivo que no apunta a los orígenes del consumo de drogas en sí y, por el contrario, normaliza el estado de vigilancia y escrutinio hacia las principales víctimas de las drogadicciones y el narcotráfico, es decir, las niñas y los niños.
CADHAC insta en su comunicado a las autoridades de la UANL a realizar verdaderas políticas de prevención que abarquen de manera integral a toda la comunidad universitaria, y a no continuar con la aplicación de estos exámenes, por no inhibir verdaderamente el consumo de drogas y someter a los alumnos a esquemas represivos y poco eficientes.
08/VR/GG