En este país centroamericano se realizó una acción política de grandes dimensiones, denominada “paro plurinacional”, a fin de exigir la dimisión del presidente Alejandro Giammatei, a quien señalan de formar parte de una alianza entre corruptos, así como la renuncia de la jefa del Ministerio Público, Consuelo Porras, por destituir de manera arbitraria a un fiscal con amplio reconocimiento por su quehacer a favor de la justicia.
Casi un centenar de acciones populares se realizaron, en las que se difundieron distintas demandas sociales, todas coincidieron en exigir la reinstalación de Juan Francisco Sandoval, quien seguía el enjuiciamiento de individuos corruptos del aparato estatal y empresarial.
El “paro plurinacional”, convocado por una entidad indígena del noroccidente de Guatemala, unió voces diversas en todo el país para rechazar la corrupción que ha invadido todas las esferas públicas, lo que se ha ido demostrando precisamente con los casos que Sandoval tenía a su cargo, en los cuales están inculpados altos funcionarios desde ex mandatarios, ex diputados, ex magistrados, personas prestanombres, hasta autoridades actuales.
Imposible resumir lo que ocurrió este 29J en diferentes lugares de Guatemala, pero lo que sí es posible afirmar es que mujeres y hombres, de todas edades y pueblos, diferente situación económica, salieron de sus casas para protestar, para demandar la salida de la jefa del Ministerio Público y del presidente de la República. Este 30J siguen las manifestaciones con el mismo propósito.
Seguramente mucho se escribirá sobre este 29 de julio, los mismos de siempre rechazarán los bloqueos de carreteras, negarán que hubo “paro”, descalificarán a más de alguna organización social, insistirán que la libertad de expresión consiste en adular funcionarios como lo hace el monopolio televisivo y radial; todo con el propósito de que la situación no cambie.
Lo cierto es que existe un hartazgo popular que mueve cuerpos que se hacen fuertes junto con la juventud, que se hacen potentes por su identidad plurinacional, que disminuyen distancias entre campo y ciudad, que ilustran las perversidades que causan los enfoques racistas y patriarcales, que coinciden en ubicar un trío opresor: cámaras empresariales poderosas, altos jefes militares represores y gobiernos corruptos en los diferentes organismos del Estado.
Las manifestaciones populares dejan importantes enseñanzas en la medida que se analizan. Habrá que reflexionar por qué en Guatemala un llamado desde territorio quiché encontró eco en todo el país, por qué la consigna ¡Por un Estado Plurinacional! sobresalió entre muchas, cómo las mujeres lograron tener tanta energía y presencia en distintas actividades, por qué ha estado oculta la creatividad de grupos juveniles, cómo se suman voces urbanas y rurales contra los saqueadores de bienes nacionales, qué tiene que ver todo esto con el anhelo de transformaciones sociales.
Por todo lo anterior, coincido con quienes califican lo sucedido ayer como un “Paro de la Dignidad”.
21/RHA/LGL
