Oaxaca, Oax. Por omisiones del Ministerio Público (MP), el proceso que se sigue en contra de Roxana R., acusada de exceso de legítima defensa, transcurre sin certificación médica de la violación, los golpes y el daño psicológico ocasionado el día en que fue atacada sexual y físicamente en su domicilio.
“No le dieron el derecho de hablar como víctima de violación que es un delito grave, no solamente declarar dando su testimonio, sino que es obligación de los ministerios públicos hacer un examen, un análisis, que le den medicamento para prevenir una enfermedad de transmisión sexual como es el sida. Ella no tuvo acceso a este derecho”, señaló Elsa Arista integrante de la «Asamblea Vecinal Nos Queremos Vivas Neza».
Independientemente de que creyeran o no en su inocencia -dijo- el personal que la recibió tuvo que haber instruido la aplicación del protocolo en casos de violación para no violentar sus derechos. “No lo hicieron, ahora se perdieron pruebas, vulneraron su derecho y ahora hay que buscar la forma para que se haga un peritaje para acreditar esa violación”, agregó.
Dentro de las irregularidades señaladas tanto por la familia como por las defensoras está la asignación de una defensora pública que estaría de vacaciones en el momento de la segunda audiencia de la detenida y la asignación que pretendían hacer en el momento de una persona que no había estudiado el caso. “No puede ser que te representa alguien que no conoce la carpeta, que no sabe qué pasó”.
Estos hechos -indicó- no sólo ameritan sanción al funcionariado público implicado sino también la interposición de una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos para quede antecedente y no se vuelva a repetir. Elsa Arista enfatizó en que el caso tiene que verse con perspectiva de género y reconocer que Roxana fue víctima de violación y sobreviviente de feminicidio. De igual forma -agregó- este caso evidencia una vez más que las personas que no cuentan con los recursos económicos para pagar un abogado, son quienes ocupan las celdas en los penales.
Roxana R. es originaria de Pinotepa Nacional, tiene 21 años de edad y un hijo de cuatro. En la carta entregada por su mamá Ana a la colectiva feminista «Nos Queremos Vivas Neza», relató que el 8 de mayo, Ruiz terminó su jornada laboral y unas mujeres que trabajaban frente a su puesto de papas la invitaron a tomar unas cervezas. “Solo tomé una cerveza y les dije que me iba”, narró la joven oaxaqueña. Al retirarse se unió un chico que ella conocía de vista y se ofreció a acompañarla hasta su casa. “Cuando llegamos se puso necio. Me insistió en que vivía muy lejos, que lo dejara quedarse a dormir en mi cuarto”. Por miedo, cuenta, accedió. Al estar acostada -agrega- él la atacó sexualmente y posterior físicamente. Al defenderse dio muerte a su atacante y minutos más tarde fue detenida por la policía al intentar dejar el cadáver en la calle.
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