Este 27 de julio, el diputado del Partido Acción Nacional (PAN) Christian Von Roehrich presentó una iniciativa de reforma a la Ley de Cultura Cívica de la Ciudad de México. Con ella pretende tipificar el acoso sexual dentro de dicha ley. De esta forma, argumenta, se generarán las condiciones necesarias para que este tipo de violencia —una de las más frecuentes contra las mujeres— sea castigada.
A grandes rasgos, la propuesta de Von Roehrich se divide en dos partes. La primera de ellas consiste en modificar el artículo 3 de la Ley de Cultura Cívica para ampliar la definición de “espacio público”.
La definición actual se refiere a dicho espacio únicamente como “conjunto de bienes de uso común”. Con su propuesta, el diputado panista busca ser más específico al incluir espacios abiertos y predios como calles, alamedas, plazas públicas, escuelas y hospitales, así como el transporte público.
Por otro lado, Christian Von Roehrich pretende modificar el artículo 26. Actualmente, este artículo únicamente considera los silbidos y las expresiones verbales con connotación sexual como acoso. Sin embargo, el diputado panista pretende incluir otros tipos de agresión como la captura de imágenes y videos con connotación sexual sin consentimiento de las personas. También, actos obscenos como la masturbación, “abordajes intimidantes” y exhibicionismo, entre otros.
La situación legal del acoso sexual en México
Actualmente, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia reconoce el acoso como una forma de violencia en su artículo 10. No obstante, dicho artículo se refiere exclusivamente al acoso sufrido dentro del trabajo o el ámbito escolar cuando existe una relación de subordinación entre el agresor y la víctima.
Por otro lado, el acoso u hostigamiento sexual tampoco aparece tipificado dentro del Código Penal Federal fuera de los ámbitos laborales o escolares. Y, aunque el Código Penal de la Ciudad de México sí castiga este acto en su artículo 179, no incluye ninguna especificación sobre las leyes que definen lo que es el acoso sexual. Es decir: no hay lineamientos claros para considerarlo un delito cuando ocurre en el espacio público.
Estos vacíos legales se dan en medio de un contexto donde la violencia contra las mujeres cada vez gana más terreno. Y, dentro de tal contexto, el acoso sexual en la vía y el transporte público se ha convertido, quizás, en una de las agresiones más comunes contra las mujeres.
Una agresión con efectos poco visibilizados
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el segundo trimestre de 2022, el 24.8 por ciento de las mujeres mayores de 18 años en México reportó haber vivido algún tipo de acoso.
Entre las agresiones más comunes, la encuesta del Inegi enumera piropos, acoso digital por medio de mensajes obscenos o fotografías con connotación sexual, tocamientos o acercamientos sin consentimiento y exhibicionismo.
Sin embargo, el Inegi tiene un gran subregistro de esta violencia considerando que en la encuesta únicamente participaron 27 mil viviendas a nivel nacional. Este subregistro, además, va de la mano con el hecho de que el 99.9 por ciento de las víctimas de acoso sexual no levanta una denuncia frente a las autoridades según México evalúa.
El acoso sexual tiene repercusiones más graves de lo que se piensa en la vida diaria de las mujeres, quienes nos vemos obligadas a cambiar nuestros hábitos para sentirnos más seguras en el transporte y en los espacios públicos.
Las medidas que tomamos para protegernos de esta violencia van desde cambiar nuestro modo de vestir hasta dejar de salir a determinadas horas, buscar acompañamiento constante y portar objetos que nos ayuden a defendernos en caso de que el acoso ponga en peligro nuestra integridad física.
Esto nos pone en una situación de alerta y estrés constantes que nos desgastan emocional y mentalmente. Además, muchas veces nos obliga a minimizar nuestra participación en actividades y en la toma de decisiones en el ámbito público.
