Faltan dos días para que las mujeres volvamos a tomar las calles, y no es que a diario no sean nuestras, ¡claro que lo son!, ¡el espacio público es nuestro todos los días! Sin embargo, existe aún una brecha y un sesgo masculino para reconocer nuestra presencia en él.
¿Cómo se conforma el imaginario social sobre el lugar de las mujeres? Por supuesto, es multifactorial, pero una gran parte de la respuesta la encontramos en los medios de comunicación.
Los contenidos comunicativos cumplen un importante rol en la formación de la cultura. Eso que vemos, escuchamos y leemos va conformando lo que pensamos, opinamos y aceptamos o no en nuestro día a día. Hay un trabajo de selección de la información que no siempre se hace y de repente nos encontramos cantando “una gatita que le gusta el mambo” porque la escuchamos repetidamente en la calle, en las redes sociales, en la radio; o sabemos que García Luna fue declarado culpable de tráfico de drogas y delincuencia organizada porque fue la noticia principal en los medios impresos y portales durante cuatro semanas; o sabemos que los derechos políticos y electorales de las mujeres están en riesgo debido al Plan B de López Obrador por que las políticas feministas lo están publicando en todos los espacios posibles; o sabemos que gracias a Tesla, Samuel García gobernador de Nuevo León, tiene una doble felicidad (el embarazo de su esposa, la primera razón de su felicidad que inundó las redes sociales) aunque eso signifique que la crisis de agua se agudice.
En fin, nos enteramos de muchas cosas incluso contra nuestra voluntad. Ese es el poder de los medios. Y si de por si debe alertarnos la calidad de la información que recibimos y que ha motivado que las organizaciones llamen a verificar la información y cuidar aquello que compartimos, lo cierto es que los medios producen grandes cantidades de informaciones donde las mujeres no aparecemos y, cuando se nos llega a incluir, aparecemos constantemente sexualizadas, victimizadas y criminalizadas, es decir, que la forma en que se percibe nuestra presencia en el ámbito público también pasa por la manera en que los medios nos representan.
Por ejemplo, en el #8M 2020 y 2022, un 28 y 12 por ciento, respectivamente de las noticias sobre las marchas feministas criminalizaron a las manifestantes, es decir, destacaron que ciertos grupos de mujeres rayaron, rompieron y gritaron e invisibilizaron las demandas de las mujeres que salieron a exigir sus derechos.
Y no es solo el #8M, de acuerdo con el Proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP, por sus siglas en inglés) que se realiza cada cinco años desde 1995 para medir la presencia de las mujeres en las noticias de todo el mundo. En 35 hemos pasado de 17 a 25 de cada 100 noticias, es decir que, al haber incrementado apenas 8 puntos porcentuales en más de tres décadas, tardaremos 67 años en alcanzar la paridad en nuestra presencia noticiosa.
Aunque es poco y se trata de un compromiso internacional del Estado mexicano (Objetivo 2. Fomentar una imagen equilibrada y no estereotipada de la mujer en los medios de difusión, del Capítulo J de la Plataforma de Acción de Beijing), este incremento no se debe a acciones emprendidas por las instituciones, es resultado también de la insistencia de las mujeres.
Las mujeres que han logrado grandes transformaciones para el acceso a los derechos de todas. Lograron colocar en el ojo internacional que, el papel de los medios es primordial para lograr avanzar en otros ámbitos y por ello es necesario incidir en la manera en que representan a más de la mitad de la población.
Mujeres reporteras, productoras, jefas de información y editoras, radialistas, editoras web, periodistas que dan clases a estudiantes de periodismo, son quienes han logrado el avance de ocho puntos porcentuales para incorporar en los contenidos noticiosos a otras mujeres en los medios e incluso abriendo nuevos programas, secciones y medios de comunicación con perspectiva feminista.
Este 8M recordemos que es importante que las mujeres periodistas sean quienes realicen las coberturas, escuchar las demandas de las manifestantes y contextualizarlas en esta realidad donde seguimos enfrentando desigualdades por el hecho de ser mujeres y cada día 11 mujeres son víctimas de feminicidio.
Invitamos a los medios a erradicar las coberturas sexistas que criminalizan el derecho a la protesta, a evitar narrativas que revictimicen o hagan apología de la violencia, a mantener en el foco de la noticia las razones de la movilización y reconocer a las mujeres como sujetas de derechos humanos.
En los medios hemos avanzado, pero las periodistas también nos manifestamos por las brechas salariales de género, las violencias dentro y fuera de las redacciones y por las 32 periodistas víctimas de feminicidio en el ejercicio de su labor.
Este 8M marchamos por todas y esperamos que las mujeres de los medios marchen con nosotras.
