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Victoria Salazar una historia de impunidad y violencia

Por Lucía Lagunes Huerta

Por más que se quieran sacudir la responsabilidad las autoridades mexicanas no tienen para donde hacerse, lo ocurrido en la Estancia Provisional Migratoria de Ciudad Juárez, es una responsabilidad de Estado y de Gobierno.

Antes de lo ocurrido en Ciudad Juárez ya estaban los avisos y las instituciones no se movieron para atenderlos. Vimos crecer las violaciones a los derechos humanos de personas migrantes frente a excusas gubernamentales. El feminicidio de la ciudadana salvadoreña Victoria Salazar hace 700 días en Quintana Roo es producto de esa responsabilidad de Estado y gobierno, que ha dejado como respuesta la brutalidad.

En el caso de Victoria, la brutalidad policial de Tulum le rompió el cuello. Y es también, por desgracia, producto de la xenofobia que se ha sembrado en la sociedad.

Otros hechos terribles revelaban la mala política migratoria del actual gobierno, las Estancias donde aprisionan a las personas migrantes, son la evidencia, de que el humanismo que dice profesar no existe y está cobrando vidas, como la niña de origen guatemalteco de diez años de edad que por mala atención medica tras caer de la litera de la Estación migratoria las Agujas aquí en la Ciudad de México, murió en 2019.

Y no quiere decir que antes estábamos sin estos horrores, el problema crece porque no se quiere reconocer que no se han tomado buenas decisiones.

Los datos están a la luz, del 2019 al 2020 la organización Human Rights First, rastreo 13 mil 480 ataques contra personas migrantes, ya sea asesinato, tortura, secuestro, violación y otros hechos terribles que ocurrieron en nuestro país.

Victoria Salazar, de ciudadanía salvadoreña, tenía cinco años viviendo en México, estaba reconocida por las autoridades como refugiada, contaba con visa humanitaria de esas que tanto se presumieron por el gobierno de Andrés Manuel, pero era migrante y ese simple hecho hizo que el estigma que pesa sobre la población migrante desatara la brutalidad policial que la mató, el 27 de marzo de 2021, sus verdugos fueron policías de Tulum.

Una fecha que trágicamente coincide con lo ocurrido en Ciudad Juárez cuya falta de humanidad hizo que el 27 de marzo los funcionarios del Instituto Nacional de Migración que estaba presente en la estancia migratoria huyeran del lugar dejando a la población migrante atrapada ante un incendio que anunciaba salirse de control, como sabemos.

Tras el feminicidio de Victoria el presidente de México aseguró en su conferencia de prensa matutina que no habría impunidad, que se castigaría a los responsables, que no volvería ocurrir, dos años después de estas promesas, vemos cómo a las palabras se las lleva el humo de un incendio.

Tanto el feminicidio de Victoria Salazar como lo ocurrido en la Estación Provisional en Ciudad Juárez, guardan el tufillo de la xenofobia y la estigmatización hacia las personas migrantes.

Cuando los policías de Tulum mataron a Victoria Salazar y se convirtió en noticia internacional se recuperaron los resultados de una encuesta que realizó, conjuntamente, The Washington Post y el periódico Reforma, que reveló el arraigo del sentimiento antinmigrante en México, seis de cada 10 mexicanos, según la encuesta, dicen que las personas migrantes son una carga para el país porque se quedan con trabajos y beneficios que deberían pertenecer a los mexicanos y 55 por ciento de las personas mexicanas están en favor de deportar a migrantes que viajen a lo largo México para llegar a Estados Unidos.

Esta xenofobia alimenta las tragedias humanas de las personas migrantes como las de Victoria Salazar, la pequeña de diez años y 39 personas migrantes encerradas en la estación migratoria responsabilidad del Instituto Nacional de Migración en Ciudad Juárez, la repetición de las tragedias y los horrores se ancla en la impunidad que rodea a cada una.

Dos años después del feminicidio de Victoria, los policías detenidos no tienen sentencia porque las audiencias no se han podido llevar a cabo como deben por falta de compromiso del poder judicial, no hay un solo funcionario en la cadena de mando que haya sido sancionado, la hija de Victoria que sufrió violencia sexual, tampoco ha tenido justicia y los agravios siguen creciendo.

Ningún gobierno ni el mexicano ni el salvadoreño ha cumplido su palabra de cuidar de las hijas de Victoria quienes han quedado a cargo de la abuela en condiciones de precariedad, la misma pobreza de la cual estaba buscando salir victoria y por eso migró a México para ofrecerles a sus hijas una vida mejor y dolorosamente están peor.

La reparación del daño por parte del gobierno mexicano es una burla, a lo más que se ha llegado es al ofrecimiento de la Comisión Nacional de Atención a Víctimas de pagar las terapias de las hijas de Victoria sin que hasta el día de hoy se haya concretado.Cuántas muertes tendrá que cargar en este gobierno para que las cosas cambien y cuándo se empezará a sembrar el respeto a la movilidad humana, para dejar atrás estas historias de horror.

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