«El ácido que arrojaste lo pagarás. Las mujeres que asesinaste no morirán»: se escuchó a las afueras de los Juzgados ubicados en Mixquic – Chalco, Estado de México. A este lugar llegó Carmen Sánchez para escuchar la sentencia contra el hombre que intentó asesinarla con ácido en 2014. Luego de nueve años en vilo, el Poder Judicial del Edomex finalmente determinó que Efrén García Ramírez pasará 46 años y ocho meses en prisión.
Tres denuncias por violencia realizó Carmen antes del ataque con ácido. Nadie la escuchó. Efrén le arrojó ácido para terminar con su vida. Ella buscó justicia. Nuevamente fue ignorada. Así pasaron nueve largos años en los que enfrentó violencia institucional.
Inició un camino de exigencia para finalmente llegar a este día y «arrebatarle un poco de justicia» a las autoridades. Solo un poco porque una justicia completa nunca la obtendrá, pues ni Efrén ni el Estado le devolverán lo que le arrebataron, asegura Carmen Sánchez.
«Cuando inicié este camino sola, sin la mano de las instituciones, jamás creí que llegaría este momento. Estoy cansada, pero también me siento contenta».
Carmen Sánchez recurrió a las autoridades para denunciar la violencia que enfrentó por parte de Efrén García. Sin embargo, fue ignorada.
Efrén García Ramírez intentó asesinar con ácido a Carmen Sánchez el 20 de febrero de 2014 en su hogar ubicado en el Estado de México. Después de ese día, ella tuvo que pasar ocho meses en el hospital al cuidado de su familia. Al salir se vio obligada a volver al mismo lugar donde su expareja quiso quitarle la vida, donde las marcas con ácido aún permanecían visibles en las paredes.
La carpeta de investigación se mantuvo “perdida” por cuatro años. Además, en un inicio el caso de Carmen fue catalogado como “lesiones simples que no ponen en riesgo la vida”, aún cuando esto la ha llevado al quirófanos en más de 60 ocasiones.
Efrén García es detenido en Monterrey, Nuevo León, a más de 900 kilómetros de donde perpetró el crimen. En ese momento se encontraba laborando como taxista ante los ojos impunes de las autoridades.
Al mismo tiempo se logró la reclasificación del delito como tentativa de feminicidio.
Este año también surgió la Fundación Carmen Sánchez, como respuesta a las fallas estructurales a las que mujeres que han sobrevivido a violencia química son sometidas por parte de las autoridades. Hoy en día este espacio acompaña a ocho mujeres.
La Fiscalía del Estado de México aceptó todas las pruebas a favor de Carmen. Ahora ella y su familia se encontraban a la espera de una sentencia ejemplar con su agresor.
Finalmente el Poder Judicial del Estado de México sentenció a 46 años y ocho meses de prisión a Efrén García Ramírez por el delito de tentativa de feminicidio. Convirtiéndose así en un momento histórico, al ser la primera sentencia ejemplar en México y América Latina relacionada a violencia química.
El tortuoso proceso para acceder a la justicia
A las 14:00 horas dio inicio la audiencia. Una noche antes (el 10 de mayo) las autoridades mexiquenses modificaron el horario inicial, que indicaba que esta se realizaría a las 11:00 am.
El 11 de mayo, al mismo tiempo que el sol se mantenía en su punto más alto, llegaron mujeres para acompañar a Carmen Sánchez a las afueras de los Juzgados de Chalco, Estado de México. «Juzgados» porque reúne a los Civiles y familiares, de Control y de Juicios Orales y de Ejecucion de Sentencia de esta zona de la entidad mexiquense.
Rodeado de barrotes grises, a este lugar llegaron amigas, compañeras de Carmen, mujeres que la han tomado de la mano en este camino. Arribaron con emociones encontradas y portando playeras que incluían el mensaje: «Nos quisieron quemar. Somos fuego» junto al rostro de Carmen.
Entre ellas está Ximena Canseco, cofundadora de la Fundación Carmen Sánchez y amiga de la mujer sobreviviente, juntas han labrado un camino como activistas, para visibilizar esta violencia y acompañar a mujeres que, como Carmen, enfrentan a todo un sistema.
Y es que desde el día del intento de feminicidio pasaron siete años para que Efrén ‘N’ fuera detenido en Nuevo León, a más de 900 kilómetros de donde perpetró el crimen.
A lo anterior Carmen suma la violencia institucional que ha experimentado, la discriminación laboral y las afectaciones físicas y emocionales que trajo consigo la agresión con ácido perpetrada en su contra.
Las mujeres y un pequeño grupo de medios de comunicación se mantenían a la espera de información, pues el hermetismo dominaba. Finalmente a las 3:20 se dio a conocer que Carmen Sánchez se encontraba sola en la sala de audiencia.
«La jueza María de Jesús Sánchez Cabrera está ejerciendo violencia institucional contra Carmen Sánchez al no dejar que su psicóloga, la abogada de la fundación y su grupo de acompañamiento entren con ella a la audiencia. Carmen está sola y no sabemos qué está pasando», publicó de inmediato en sus redes sociales la Fundación Carmen Sánchez.
Al grito de «Carmen, hermana, aquí está tu manada» las mujeres que se encontraban afuera de los juzgados le hicieron saber que no estaba sola. Con megáfono en mano exigieron que sus derechos fueran respetados.
La exigencia fue escuchada y no mucho tiempo después se pudo observar a lo lejos Carmen saliendo del edificio principal, sonriendo y con el cartel con el que ha caminado por años para exigir una sentencia ejemplar en contra de Efrén.
Apenas cruzó los barrotes grises no necesitó decir nada, su sonrisa habló. Inmediatamente fue cobijada por sus hijas y por la consigna de «Sí se pudo». Las emociones se sentían en la piel y las mujeres ahí presentes la rodearon con el mismo amor que le han dado a Carmen los últimos nueve años.
Sentencia ejemplar
De acuerdo con la Fundación Carmen Sánchez, más del 90 por ciento de los ataques con ácido perpetrados en México se encuentran impunes. De ahí la importancia de la sentencia que dictó el Poder Judicial del Estado de México en contra de Efrén.
Esta sentencia, asegura Carmen, es histórica. Y es que es la primera en México y en América Latina que considera un ataque con ácido como tentativa de feminicidio y que además dicta una pena de 46 años y ocho meses de prisión.
«Reconozco que el Poder Judicial castigara de esta manera y que viera las afectaciones. Para mí estar viva no es suficiente, cuando la violencia machista y el ácido me arrebataron mi identidad y mi libertad humana».
Carmen destacó que ella y su defensa vigilarán que la sentencia sea ratificada y que Efrén «no obtenga ningún beneficio legal».
Además, solicitó que la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) no suelte las atenciones médicas que requiere, pues aún necesita de cirugías y tratamientos tras las diversas afectaciones que le provocó la agresión con ácido, misma que la ha llevado en más de 60 ocasiones al quirófano.
Finalmente buscará obtener una justa reparación del daño a ella y sus hijas, aunque, asegura, «nada podrá reparar todo lo que me arrebató la violencia machista y la violencia institucional».
Así terminó el día para Carmen, pero no se fue de los juzgados sin antes prender fuego a la imagen con el rostro de Efrén y concluir abrazando y bailando con sus amigas y compañeras de exigencia, sonriendo y con un «sí se pudo» en el corazón.
En el Estado de México, donde se perpetró el ataque con ácido contra Carmen, este tipo de delito se considera como agravante de «lesiones». En un inicio su caso se investigó de esta forma; sin embargo, luego de un largo proceso, se logró la reclasificación a tentativa de feminicidio, como finalmente fue juzgado.
Actualmente Oaxaca sanciona la violencia ácida como ilícito autónomo por medio del capítulo Alteraciones a la Salud por Razón de Género, en el Código Penal local. Hasta el momento Puebla es la única entidad donde las agresiones con ácido se consideran como tentativa de feminicidio desde el momento en que son perpetradas.
