Inicio Agenda Entrevista. IMSS-Bienestar repite errores para atender enfermedades como cáncer de mama: Salomón Chertorivski

Entrevista. IMSS-Bienestar repite errores para atender enfermedades como cáncer de mama: Salomón Chertorivski

Por Diana Hernández Gómez
Fotografía: Canal del Congreso

Ciudad de México.- El IMSS-Bienestar repite los mismos errores que llevaron a la eliminación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi). Así declaró a Cimacnoticias el diputado Salomón Certorivski Woldenberg —de Movimiento Ciudadano—, quien asegura que este esquema de salud podría traer consecuencias como el deterioro de la atención a derechohabientes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la falta de mecanismos que permitan a las y los beneficiarios exigir atención adecuada en enfermedades como el cáncer de mama.

El legislador explicó a esta agencia de noticias que, en realidad, el programa IMSS-Bienestar ha existido desde la década de 1970. Tal como detalla el portal del Instituto, fue en 1973 cuando se modificó la Ley del Seguro Social para permitir que el IMSS reforzara los servicios de salud en comunidades con población en situación de pobreza extrema y marginación. 

En 1979, este esquema de atención recibió el nombre de IMSS-COPLAMAR luego de que se firmara un convenio con la Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados de la Presidencia de la República (COPLAMAR) para llevar a cabo dichas acciones. Fue hasta el 2018 cuando el programa cambió su nombre a IMSS-Bienestar.

De acuerdo con Certorivski Woldenberg, desde el inicio, este esquema de atención estuvo planeado como un “programa noble y limitado” que ha atendido mayoritariamente zonas rurales de 19 entidades de la República Mexicana. Además, sus servicios se centran en el primer y segundo nivel de atención a la salud; el primero tiene que ver con la prevención y los tratamientos básicos ofrecidos en lugares como centros de salud; el segundo, por su parte, está conformado por hospitales generales.

Ahora, sin embargo, se pretende que el programa atienda al total de la población mexicana y que —además— incluya la atención de tercer nivel (es decir, de institutos y hospitales de especialidades médicas). “Es técnica y capacidad que no tiene”, apunta el diputado al respecto. A esto suma otras deficiencias que, desde su perspectiva, ya estaban presentes en el Insabi y que solamente se trasladaron a este esquema.

Personal del IMSS durante una manifestación el 25 de agosto de 2015. CIMACFoto: César Martínez López

El camino atropellado del Seguro Popular al IMSS-Bienestar

Salomón Certorivski (quien de 2011 a 2012 fue titular de la Secretaría de Salud) divide los últimos cambios en el sistema de salud mexicano en tres etapas: la eliminación del Seguro Popular, el nacimiento del Insabi y la reciente expansión del programa IMSS-Bienestar. Cabe mencionar que los tres tienen el objetivo de garantizar el derecho a la salud a aquellas personas en México que no están afiliadas al Seguro Social.

Hasta 2019, el primero de estos programas (el Seguro Popular, el cual desapareció ese mismo año) acumulaba un total de 52 millones de beneficiarias y beneficiarios inscritos; esto, según datos del Gobierno de México. El análisis “¿Quiénes están en riesgo por la llegada del INSABI?” realizado por la organización Data Cívica indica que la mayoría de estas personas eran mujeres

Según la organización no gubernamental, en las zonas más pobres del país, 9 de cada 10 mujeres estaban afiliadas al Seguro Popular; la cifra para las zonas con mayor riqueza era de 5 de cada 10. Data Cívica también apunta que, en general, las beneficiarias mujeres eran más que los hombres inscritos al programa: en 2019, el 66.1 por ciento de las personas registradas eran mujeres.

Así, este programa (que cubría 294 padecimientos diferentes) cumplía uno de sus objetivos primordiales, que era tener una amplia cobertura a nivel nacional. Y, si bien era un programa perfectible, sus errores no eran imposibles de corregir. “Se sabía lo que funcionaba y lo que había que cambiar”, opina Salomón Certorivski al respecto. Pero, en lugar de arreglar estas fallas, se optó por extinguir el Seguro Popular sin una discusión basada en evidencia” y, en su lugar, crear el Insabi.

Desde el inicio —asegura el legislador— el Insabi no tuvo reglas claras de funcionamiento. No definía, por ejemplo, el paquete de padecimientos cubría; así lo comprueba información oficial del gobierno mexicano, según el cual, los beneficiarios del Instituto recibirían “servicios médicos sin restricciones” porque se brindaba “atención universal para todos los padecimientos”. “Decir todo para todos es lo mismo que decir nada para nadie”, asevera Certorivski Woldenberg al respecto.

Además de esto, a diferencia del Seguro Popular, las personas que decidían registrarse en el Insabi no recibieron ningún tipo de certificado. Para el legislador, este tipo de documentos son un instrumento que permite a sus poseedores exigir su derecho a la salud. Cuando no se cuenta con ellos, por lo tanto, se diluye esta capacidad de exigir y el derecho a la salud parece convertirse en un tipo de asistencia social. Y, fuera de lo individual, la falta de un registro de derechohabientes genera un vacío de cifras respecto a esto, a la epidemiología regional y a la imposibilidad de hacer una planificación para abordar esta epidemiología.

Finalmente, Certorivski señala que tampoco estuvo claro cómo fue que funcionaba el financiamiento del Instituto. De acuerdo con el centro de análisis México Evalúa, en los últimos dos años, el Fondo de Salud para el Bienestar (Fonsabi) transfirió el 95 por ciento de su dinero al Insabi. Originalmente, este fondo estuvo diseñado para financiar la atención de enfermedades catastróficas o de altos gastos para las y los pacientes. Pero, con esta transferencia al Insabi, dichos tratamientos quedaron sin cobertura.

“El Insabi se fue chupando el gasto corriente hasta el fondo de protección para gasto catastrófico (es decir, lo que se había acumulado a lo largo de 15 años a manera de seguro para poder pagar las enfermedades más caras no solo hoy, sino los siguientes años). Se lo acabaron. Hay poca claridad de los más de 500 mil millones de pesos que se le otorgaron en estos años, y dejan deudas con proveedores, procesos constructivos no terminados o no pagados y un largo etcétera”.

Salomón Certorivski Woldenberg

Tras dos años de operaciones (de 2020 a 2022), el Insabi desapareció. Esta decisión, sin embargo, se tomó de forma parecida a la extinción del Seguro Popular: no se evaluó con seriedad por qué salió mal o dónde estaban las fallas. Y ahora, tras el fin de dicho Instituto, llega el nuevo esquema del IMSS-Bienestar.

Certorivski Woldenberg augura que este esquema traerá serios problemas en la atención de salud y muy posiblemente también fracasará. Esto, debido a que repite los mismos errores del Insabi: no habrá un registro de beneficiarios o personas afiliadas, no se establecen mecanismos de financiamiento claros y tampoco protocolos de colaboración entre las entidades de la República y el programa. “Qué le toca a quién, en dónde empieza y en dónde termina la responsabilidades de cada quién, quién se va a hacer cargo, qué pasará con los estados que no firmen su incorporación”… ninguno de estos datos ha sido especificado, asegura el legislador.

Estas faltas de certeza podrían vulnerar el acceso a la salud para muchas personas. Certorivski pone como ejemplo la atención al cáncer de mama: si un programa estipula que tienes derecho a que te atiendan contra esta enfermedad con medicamentos y tratamientos específicos, entonces esta atención se hace exigible. Pero si lo anterior no queda asentado, entonces se abre la puerta a respuestas como “en este momento no tenemos la capacidad de atenderte”. 

Por otro lado, aunque el gobierno federal asegure que habrá fondos suficientes para sustentar este proyecto, aún no es claro de dónde se obtendrá el dinero para hacerlo porque no se sabe cuánto del gasto corresponde al gobierno federal y cuánto a los gobiernos locales según el diputado de Movimiento Ciudadano. Además, el régimen ordinario del IMSS —afirma el legislador— destinará todos los recursos posibles humanos, técnicos y financieros para sacar adelante el programa, lo que podría desembocar en un deterioro de los servicios del IMSS a sus derechohabientes.

CIMACFoto: César Martínez López
CIMACFoto: César Martínez López

Trabajadores también permanecen en incertidumbre

Además de todos estos impactos en las y los usuarios de los servicios de salud, el personal médico, de enfermería y de administración también podría verse afectado de manera negativa. Y es que —tal como denunció el personal de la Secretaría de Salud en una manifestación el pasado 16 de mayo— aún no está claro bajo qué esquema de contratación y con qué perfiles sería contratado el nuevo personal para el IMSS-Bienestar.

Según detalló Salomón Certorivski, los contratos laborales bajo los que se darían estas contrataciones no serían los mismos que los de trabajadores del IMSS. Por lo tanto, aún falta analizar cómo es que esto quedará homologado y qué negociaciones habrá con el personal de salud. Mientras tanto, entre quienes permanecen a la deriva son, principalmente, mujeres. De acuerdo con la organización “México, ¿cómo vamos?”, el 67 por ciento del personal del sector salud en nuestro país está constituido por médicas, enfermeras, trabajadoras sociales, psicólogas, laboratoristas y otras especialistas mujeres.

A esto se suma también la falta de seguridad laboral para quienes ingresaron al Insabi y, desde ahí, fueron colocados en diferentes instituciones de la Secretaría de Salud. Fuentes cercanas a Cimacnoticias indican que este personal (incorporado al sistema sanitario durante la pandemia) está contratado por honorarios, lo que ha dejado a las y los trabajadores sin prestaciones como finiquitos y liquidaciones al terminar sus servicios.

El panorama es desalentador, y la noticia de la posible cancelación de 35 Normas Oficiales Mexicanas (NOM) podría agravar la situación. Sin lineamientos claros para el IMSS-Bienestar y sin los protocolos dictados por las NOM para enfermedades como la diabetes y el cáncer cérvico uterino o de mama, acceder a los servicios de salud en México podría representar un verdadero reto para quienes no cuentan con una afiliación. Pese a ello, el gobierno se niega a evaluar el problema y decidir en favor de la salud de millones de personas.

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