Inicio Serendipia «Huesera», la película sobre maternidades nominada al Ariel

«Huesera», la película sobre maternidades nominada al Ariel

Por Diana Hernández Gómez

Huesera” (2022), ópera prima de la directora y guionista mexicana Michelle Garza Cervera, ha estado en el ojo del mundo cinematográfico del país luego de que fuera nominada a los Premios Ariel 2023. A lo largo del filme se tratan diversos problemas alrededor de las maternidades planificadas que muestran la complejidad del proceso de las mujeres de convertirse en madres y, con ello, cambiar por completo sus planes de vida. La depresión durante y después del embarazo, la presión social por los roles de género y las relaciones heteronormadas son algunos de los temas que se trasladaron de la realidad de cientos de mujeres a la pantalla grande.

La película cuenta la historia de Valeria, una joven carpintera que desea tener un hijo o hija con su pareja, Raúl. Cuando finalmente está embarazada, lo que al principio se plantea como una noticia alegre termina convirtiéndose en un pesar para la futura madre, quien comienza a tener visiones de entes extraños que se mezclan con la confusión y el miedo ante la maternidad.

El largometraje comienza con una estatua gigantesca de la Virgen de Guadalupe, una representación más de la madre abnegada y sacrificada de Jesucristo. En este símbolo se condensan mandatos sobre la maternidad que tienen que ver, justamente, con la entrega absoluta de las mujeres a este rol que se nos ha asignado a lo largo de la historia y que nos limita a interpretar el papel de cuidadoras. Y son estos mandatos de género los que desembocan en terror acerca de la maternidad en el filme.

Desde el inicio queda claro que el embarazo de Valeria está planificado. En este sentido, la joven mujer comienza a asumir cambios importantes en su vida como el hecho de abandonar su trabajo e incluso desmantelar por completo su taller de carpintería. Sin embargo, estos cambios parecen minar poco a poco su salud mental y emocional. A esto se suman, además, los descalificativos por parte de su familia acerca de su supuesta incapacidad para hacerse cargo de un niño o niña.

Regresemos a la realidad para conocer el impacto de este cúmulo de factores en las mujeres. De acuerdo con Alba Roca, psiquiatra del Hospital Clínic de Barcelona, los sentimientos de preocupación y tristeza durante y después del embarazo son normales, pues a final de cuentas convertirse en madre representa un gran cambio en la vida de las mujeres. No obstante, al volverse persistentes, estas sensaciones pueden desembocar en depresión y ansiedad.

Ambos problemas de salud, además, se pueden acentuar cuando entran en escena los mandatos socioculturales de lo que debe ser una buena madre. Así, a lo largo de los más de 90 minutos que dura la película, Valeria no solo pasa por una transformación vital sino que también carga sobre sus hombros las expectativas de su familia, de su pareja e incluso de su suegra alrededor de su embarazo.

Pero los mandatos para la protagonista de la historia ya estaban presentes desde antes de esto. Tal como se explica en “Huesera”, antes de estar con Raúl, Valeria tuvo una relación con otra mujer: Octavia, quien más tarde también es atravesada por la confusión de su expareja. En una escena que se desenvuelve entre la noche, las luces de la ciudad y un terreno seco y despoblado, ambas mujeres hablan sobre sus planes de estar juntas. Sin embargo, Valeria aclara que estos planes cambiarían debido a su deseo de entrar a la universidad en honor a la muerte de su hermano, mas no por un motivo personal.

Tal como se sugiere en el filme, esto terminó torciendo por completo el camino de las dos chicas; sobre todo el de Valeria, a quien Octavia llega a llamar “aspiracionista” ante el estilo de vida que adopta y que contrasta con el contexto social y cultural que rodea a la familia de “Val” y del que ella misma formó parte. Por otro lado, Valeria abandona su relación y termina estando con el  hombre con quien desea conformar una familia.

De esta forma, las escenas de terror en “Huesera” parecen no ser más que la materialización de los miedos y confusiones internos de Valeria. Estas confusiones, por otro lado, provienen de situaciones anteriores al embarazo y explotan de golpe, generando así un estado crítico en Valeria. Y solo en una de las escenas se sugiere que dicha crisis se trata de depresión.  

Sobre “Huesera” o la no romantización de la maternidad

El filme de Michelle Garza Cervera parece responder a uno de los problemas más ignorados alrededor del largo y complicado proceso de la maternidad. Los síntomas de Valeria (falta de apetito, falta de interés en la o el bebé, llanto y tristeza, irritabilidad, alteración del sueño y sentimientos de culpa, entre otros) son los mismos síntomas que el grupo de apoyo Postpartum Support International describe como parte de los signos de depresión en mujeres embarazadas.

De acuerdo con Cristina Marrón Nielsen, investigadora de la Universidad Jesuita de Guadalajara (ITESO), este problema de salud está presente en 2 de cada 10 mujeres. No obstante, no suele ponerse atención en ello debido a la normalización en los cambios de humor de las mujeres durante el embarazo desencadenado por las alteraciones hormonales. Estas mujeres, además, suelen no hablar al respecto por un sentimiento de culpa relacionado con los mitos de la maternidad.

Dos de los mitos más grandes al respecto son la imagen de felicidad y plenitud con la que se representa a las mujeres embarazadas y, también, el amor materno que —dicen— es un  “instinto” albergado dentro de nuestras cuerpas. Así, al sentir tristeza o dudas, las mujeres prefieren callar para no romper esos estereotipos tan presentes en la sociedad mexicana (tanto, sí, como la imagen de la Virgen de Guadalupe).

En el caso de la película, Valeria (cuya angustia se refleja también en un cuerpo que se retuerce hasta querer romperse) parece no ser comprendida por Raúl cuando le explica lo que observa y que tanto le atormenta. La única que la ayuda es su tía quien, por otro lado, rompe las normas tradicionales al relacionarse afectivamente con mujeres y no tener hijos pese a su edad. Tanto Val como su tía están fuera de los roles tradicionales, algo que refuerza su lazo afectivo y convierte a una en el soporte de la otra.

El apoyo también llega de las amigas de la tía, quienes al parecer también forman parte de la disidencia sexual y se dedican a realizar rituales mágicos. El ritual con el que le regresan la paz a Valeria concluye en la quema de un manto parecido al de la Virgen. Así, la maternidad representada por ese símbolo se quema entre cuatro paredes ennegrecidas, y finalmente Val toma la decisión de dejar a su hija en manos de Raúl.

Durante uno de los diálogos, la madre de éste le asegura a Valeria que el parto se siente como si todos los huesos de tu cuerpo se fueran a romper. La maternidad, en este filme, parece ser un golpe avasallador que te rompe el cuerpo y el alma. Pero no es un embarazo o un niño o niña por sí solo el que provoca este efecto: es la presión social y el silencio alrededor de una imagen romantizada lo que impide hablar abiertamente del tema. Sin embargo, producciones como “Huesera” abren paso a una reflexión importante: ¿cómo es realmente convertirse en madre?, ¿es siempre un proceso de felicidad, o libera fantasmas que pueden atormentarte?

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