Desde diciembre 2018 nos quedaron muy claras las prioridades de la que se asumiría como la Cuarta Transformación: los megaproyectos del Tren Maya, el Corredor Interoceánico, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y la Refinería de Dos Bocas concentraron los recursos, la atención y ni la pandemia los detuvo.
Ahora, en la conmemoración por el 107 aniversario de la Constitución de México y en el último tramo de su sexenio, el presidente de México envió un paquete de reformas al Congreso que incluyen al menos 10 iniciativas para el Poder Judicial, el sector eléctrico, el traslado de la Guardia Nacional al ejército, transformaciones en el Instituto Nacional Electoral, y la austeridad republicana.
¿Quiénes quedamos fuera de estas obras?
De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) de la Comisión Nacional de Búsqueda, de 1961 al 2 de febrero 2024, en México existen 114 mil 319 personas desaparecidas y no localizadas, de las cuales, 24 por ciento son mujeres: 26 mil 992.
Destacan estado de México, Guanajuato, Nuevo León, Tamaulipas y la Ciudad de México con el mayor número de casos. Aunque el registro refiere el riesgo a lo largo de toda la vida, se trata principalmente de niñas y jóvenes de entre 10 y 19 años.
2006 es el año cuando se observa el incremento en desapariciones, un gran pico en 2013 y luego en 2023.
Por otra parte, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad refiere que en 2023 se registraron 827 casos de feminicidio. Vuelven a posicionarse estado de México, Nuevo León, Ciudad de México, Chihuahua, Veracruz y Morelos como las entidades más peligrosas para las mujeres.
Pero, 827 casos ¿no eran 11 cada día? Así es, a estas 827 habría que sumar las 2 mil 581 registradas como “presuntas víctimas mujeres de homicidio doloso” y las 3 mil 740 registradas como “presuntas víctimas mujeres de homicidio culposo”, estos delitos que incrementaron desde 2020, es decir, en este sexenio.
Son entonces, 7 mil 148 mujeres asesinadas en 2023, no son 11 sino 19 diarias, 89 por ciento más de las que se registran como feminicidio.
Podríamos sumar las 221 mujeres secuestradas, las 592 mujeres víctimas de trata y las 284 mil 140 mujeres víctimas de violencia en el ámbito familiar y las 6 mil 407 registradas como “violencia de género en todas sus modalidades distinta a la violencia familiar”, aunque, como en el registro de feminicidio, quizá sean muchas más.
Aunque las instituciones oficiales se esfuercen en hacer registros que muestren tendencias a la baja en la violencia, lo cierto es la ausencia de políticas para frenar y erradicar la violencia.
Por supuesto que preocupa la militarización de la guardia nacional y la pérdida de la autonomía del órgano que se encarga de las elecciones, pero me preocupa más que la única política seria para detener la violencia contra las mujeres, las Alertas de Violencia de Género (AVG) decretadas entre 2015 y 2021 para 20 entidades federativas (2015: Colima, Morelos y Estado de México; 2016: Michoacán, Guerrero, Veracruz, Chiapas y Nuevo León; 2017: Guerrero- segunda AVG-, San Luis Potosí, Nayarit, Sinaloa, Veracruz –segunda AVG- y Quintana Roo, 2018: Zacatecas, Campeche, Oaxaca y Jalisco, 2019: Puebla, Estado de México –segunda AVG-, 2020: Ciudad de México y 2021: Sonora y Baja California) no ha logrado disminuir la violencia, contrario a ello, estas entidades continúan como las más violentas para las mujeres.
Las mujeres nunca fuimos sujetas de la política de la 4T.
