Ciudad de México.- La diputada Cindy Winkler Trujillo, del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), presentó una iniciativa parar reformar y adicionar diversas disposiciones en los artículos 61º y 67º de la Ley General de Salud en materia de atención materno infantil y métodos de planificación familiar en cuanto al derecho a la salud mental y toma de decisiones informadas de las mujeres que han dado a luz.
De acuerdo con la iniciativa, en los últimos años en México se ha identificado un problema serio en cuanto a la violencia obstétrica relacionado con la falta de consentimiento informado, especialmente en el post-parto, en instituciones de salud pública como el IMSS y el ISSSTE generando así trastornos de psicosis o depresión.
El consentimiento informado es un derecho reconocido en la legislación mexicana y en tratados internacionales sobre los derechos humanos. La Ley General de Salud establece que, “el consentimiento informado es la conformidad expresa de una persona, manifestada por escrito, para la realización de un diagnóstico o tratamiento de salud”.
Por su parte, todos los prestadores de servicios de salud público o privada están obligados a comunicarle a sus pacientes de forma accesible, oportuna y con lenguaje comprensible. La Norma Oficial Mexicana NOM-007-SSA2-2016 establece que a las mujeres se les debe ofrecer el espacio adecuando para tomar una decisión informada sobre todo sobre métodos anticonceptivos post-parto.
En la maternidad, este derecho suele ser vulnerado cuando las mujeres son presionadas a firmar documentos sin recibir datos suficientes sobre métodos anticonceptivos post-parto como el DIU o la ligadura de trompas de Falopio.
Este fenómeno se cataloga como violencia obstétrica, la cual abarca diversas formas de maltrato, desde trato despectivo hasta la realización de procedimientos sin consentimiento. Una forma común es la imposición de anticonceptivos post-parto sin informar adecuadamente a las mujeres las opciones disponibles y los riesgos.
Sin embargo, frecuentemente eso no sucede. De acuerdo con datos del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) en 2021, el 30.9% de las mujeres en edad reproductiva que informaron haber tenido un parto fueron víctimas de la violencia obstétrica.
Entre las violencias más comunes se encontraron gritos o regalos (35.6%); presión (31.5%); fue ignorada (29.1%); atención tardaba por gritos o quejas (26%); posiciones incómodas (23.2%); ofensas (20.7%); anestesia denegada (12.2%); imposición de métodos anticonceptivos (13.8%); insuficiente información (8.6%); no autorización para una cesaría (8.6%); fue aislada denegada su bebé por más de cinco horas (6.1%); firma involuntaria de papeles (4.6%); y jalones o pellizcos (3.2%).
Respecto a la depresión post-parto, se trata de una condición común que afecta a las mujeres y que puede tener consecuencias graves para la madre y la persona recién nacida. Este trastorno es uno de los más importantes durante el embarazo porque puede aumentar el estrés y la desatención de la salud. En México, la depresión es la principal causa de atención psiquiátrica en mujeres y en situaciones más graves puede desencadenar el suicidio.
De acuerdo con el Observatorio Mexicano de Salud Mental y Adicciones en el Sistema de Salud se han atendido a 205 mil 336 mujeres por distintas condiciones, de las cuales el 78.8% fueron diagnosticadas con depresión.
En cuanto a la depresión perinatal es un problema de salud pública que debe atenderse para reducir la mortalidad materna y perinatal y las estadísticas varían dependiendo del país, en México se estima que un 30.7% de las mujeres sufren depresión en algún momento de su embarazo y hasta 1 año después del parto.
La depresión post-parto es común y causa sufrimiento emocional en las madres, quienes pueden sentirse confundidas, culpables e incapaces de atender a sus hijos, lo que afecta su
desarrollo físico y emocional. La depresión durante el embarazo es un predictor importante de la depresión post-parto, ya que incrementa el estrés asociado con los cambios biológicos y psicológicos del embarazo, además de influir en el descuido de la salud de la madre.
En el contexto mexicano, los aspectos más importantes incluyen:
- Estigmas culturales: en algunas comunidades, hablar sobre problemas emocionales puede ser un tabú, lo que dificulta que las mujeres busquen ayuda.
- Acceso a la atención: a pesar de que hay cada vez más conciencia sobre la salud mental, el acceso a servicios de salud mental puede ser limitado, especialmente en áreas rurales o marginadas. Esto puede dificultar que las mujeres reciban el apoyo que necesitan.
- Factores de riesgo: algunas mujeres pueden ser más vulnerables a la depresión post-parto debido a antecedentes de trastornos mentales, falta de apoyo social, dificultades
económicas, o experiencias traumáticas durante el embarazo o el parto
En México, dos de cada 10 mujeres desarrollan depresión durante el embarazo y durante el primer año tras el parto, y 75 por ciento de ellas no son diagnosticadas, no reciben el tratamiento ni la atención adecuada, informó la investigadora en Ciencias Médicas del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” (INPRFM), Laura Elena Navarrete Reyes.
Dijo que la falta de atención afecta el desarrollo emocional, cognitivo y social de la o el bebé, así como el apego madre-hijo, madre-hija. Esta situación causa sufrimiento a las mujeres, quienes lo ocultan por desconocimiento y por temor a ser estigmatizadas.
Existen factores que aumentan el riesgo de desencadenar depresión como el bajo nivel de escolaridad, desempleo, abortos previos, miedo al parto, embarazo no deseado, ser madre sola, mala relación de pareja, violencia de género, prenatal u obstétrica, o eventos estresantes en los últimos seis meses.
La especialista explicó que los síntomas de la depresión tienen que ver con tristeza, pérdida de interés en cosas que antes realizaban, aumento o disminución del apetito y de las horas de sueño, sentimientos de culpa, dificultad para tomar decisiones o la idea de que su bebé podría estar mejor sin ella.
Estas mujeres comúnmente sienten desesperanza, ansiedad, que las circunstancias las rebasan, que son incapaces de ocuparse de las necesidades de su bebé o que sus tareas son agobiantes. A veces experimentan sentimientos negativos por quienes les rodean, incluida a su hija e hijo.
La iniciativa
Para ello, la iniciativa busca modificar la fracción I del artículo 61 de la Ley General de Salud para prevenir y dar tratamiento necesario a la depresión post-parto o perinatal desde la atención integral que debe proporcionar el Sistema de su formación Legislativa de la Secretaría de Gobernación. De esta manera, formará parte de los cuidados psicológicos que deben ofrecerse a las mujeres después del parto.
Por otro lado, la propuesta de reforma expande el enfoque de la atención integral cubriendo no solo aspectos físicos y psicológicos, sino también los mentales de la salud de la mujer, ya que son clave en el abordaje de la depresión post-parto, influencia directa con la recuperación y en su capacidad para cuidar de la persona recién nacida.
En cuanto a la violencia obstétrica, la iniciativa requiere adicionar un tercer párrafo recorriéndose los subsecuentes dentro del artículo 67 de la ley y así prever que la información sobre métodos anticonceptivos y atención a la salud mental sea clara, accesible y adaptada a las necesidades individuales de cada mujer, así como asegurarse de que no existan presiones o coerción ni del personal médico, ni del contexto social.
Que sea información completa que incluya los beneficios, riesgos y efectos secundarios, permitiendo a las mujeres elegir cuándo utilizar métodos anticonceptivos, asesoramiento individual, tomar en cuenta sus características personales, atenácese tés médicos, necesidades hormonales y preferencias, para garantizar el método anticonceptivo elegido adecuado a su salud.