El futbolista Javier Hernández Balcázar, mejor conocido como chicharito, decidió filosofar en sus redes sociales sobre lo que debemos ser y hacer las mujeres.
“Mujeres están fracasando, dijo. Están erradicando la masculinidad haciendo a la sociedad hipersensible”.
El delantero, convertido en filósofo, sentencia que nuestra misión principal está en construir y apuntalar la masculinidad (en qué estaríamos pensando cuando luchamos por nuestro derecho a estudiar, trabajar, bueno ya el colmo, ¡gobernar!).
Pero que no cunda el pánico, porque nos muestra el camino de la redención:
“Encarnen su energía femenina: cuidando, nutriendo, recibiendo, multiplicando, limpiando, sosteniendo el hogar que es el lugar más preciado para nosotros los hombres”.
Así que la “energía femenina” se relaciona con la escoba, el trapeador, la cocina, los cuidados… ¿Dónde oí eso antes? ¡Ya me acordé! En el siglo XVIII, Juan Jacobo Rosseau dijo:
“La educación de las mujeres siempre debe ser relativa a los hombres. Agradarnos, sernos de utilidad, hacernos amarlas y estimarlas, educarnos cuando somos jóvenes y cuidarnos de adultos, aconsejarnos, consolarnos, hacer nuestras vidas fáciles y agradables; estas son las obligaciones de las mujeres y lo que debe enseñárseles en su infancia”.
Chicharito, ya encarrerado, nos anima como filósofo griego de la Antigüedad:
“No le tengan miedo a ser mujeres (¿miedo?, ¿de qué?), a permitirse ser lideradas por un hombre (¡aaah!), que lo único que quiere es verlas felices (¿y lo de limpiar, nutrir y cuidar? O en eso debe consistir nuestra felicidad).
Y, a continuación, tiende un anzuelo:
“Muchos estamos aquí con ganas de amarlas, cuidarlas, respetarlas y proveerlas (¿de qué nos tienen que cuidar?, y ¿qué pasa si ya nos proveemos o somos nosotras las proveedoras?).
Pero –continúa en tono de advertencia- ustedes, mujeres, tienen que aprender a recibir y honrar la masculinidad”.
No nos dice qué vamos a entender por “honrar la masculinidad”, pero para eso está Melchor Ocampo, quien escribió una epístola que formó parte de la ley de matrimonio civil en 1859.
“El hombre, cuyas dotes sexuales son, principalmente, el valor y la fuerza, debe dar y dará a la mujer protección, alimento y dirección, tratándola siempre… con la magnanimidad y benevolencia generosa que el fuerte debe al débil… La mujer, cuyas principales dotes son la abnegación, la belleza, la compasión, la perspicacia y ternura, debe dar y dará al marido obediencia, agrado, asistencia, consuelo y consejo, tratándolo siempre con la veneración que se debe dar a la persona que nos apoya y defiende…”.
Chicharito añora los tiempos en que las mujeres no teníamos derechos y sí la obligación de obedecer y venerar. Ruta que, desde luego, apuntaló todas las violencias contra las mujeres.
No es el único, claro. Por eso muchas personas vitorearon. Pero, y eso es lo que quiero rescatar, muchas otras gritaron: ¡Fuera de lugar!
Los emisarios del pasado esta vez quisieron meter un gol. Sin duda veremos en los próximos meses otras voces con fama y miles de seguidores. Muchas de ellas serán mujeres. Es una vieja estrategia. Alistemos, pues, las tarjetas rojas, porque muchas libertades y derechos adquiridos ya están en juego.