Ciudad de México.– El llamado Decenio para la Mujer (1975–1985) fue un periodo clave en el que la ONU integró de forma más activa la condición de las mujeres en los programas de desarrollo donde ocurrieron la primera Conferencia Mundial sobre la Mujer en México, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y la Conferencia Mundial del Decenio de las Naciones, hitos internacionales que siguen marcando la ruta de la lucha feminista pero antes de que se consolidaran estas agendas globales, en México ya se había esfuerzos para garantizar derechos y libertades como el acceso a la anticoncepción y a la planificación familiar.
Hasta mediados del siglo XX, la anticoncepción era vista como un acto indebido, fuertemente estigmatizado por las ideologías conservadoras impuestas tanto por el Estado como por la Iglesia. En ese contexto, la maternidad era promovida como el destino natural de las mujeres, restringiendo así su libertad reproductiva.
Los esfuerzos por hacer valer el derecho a la anticoncepción se empezaron a gestar desde la década de los sesenta, diversas instituciones académicas de investigación y de educación superior, así como organismos de la sociedad civil, impulsaron iniciativas para la planificación familiar que sentaron las bases para la sensibilización de toda la sociedad y de diversas instancias gubernamentales.
Fue hasta 1974 cuando el gobierno mexicano sentó las bases jurídicas y legales de una renovada política de población, impulsada por la preocupación ante el acelerado crecimiento demográfico y su impacto en el desarrollo económico y social del país.
Como primer paso, se reformó el artículo 4to de la Constitución, otorgando a todas las personas el derecho a decidir, de manera libre, responsable e informada, sobre el número y espaciamiento de sus hijos. La modificación estableció además los principios de equidad de género y el derecho a la salud para toda la población. Ese mismo año se promulgó la Ley General de Población y se creó el Consejo Nacional de Población (CONAPO), organismo encargado de establecer y coordinar la política nacional en esta materia.
Durante sus primeros años, CONAPO impulsó una campaña de concientización con el lema “La familia pequeña vive mejor”, que reflejaba la urgencia por frenar el crecimiento demográfico. Desde entonces, aumentó progresivamente la disponibilidad de métodos anticonceptivos en los centros de salud públicos, lo que marcó un punto de inflexión en el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres mexicanas.
La Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, México 1975
Con estos avances en derechos reproductivos, México se preparó para recibir la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada del 19 de junio al 2 de julio de 1975, en el marco del Año Internacional de la Mujer. Organizada por la ONU y con sede en la Secretaría de Relaciones Exteriores, la conferencia reunió a representantes de 133 gobiernos.
Durante este histórico encuentro se trazaron estrategias, metas y prioridades centradas en la igualdad de derechos, oportunidades y responsabilidades para las mujeres, su participación en el desarrollo de las naciones, el papel de los organismos no gubernamentales y la responsabilidad de los medios de comunicación en eliminar estereotipos y actitudes culturales que frenan el avance de las mujeres.
Los tres objetivos principales del encuentro fueron: alcanzar la igualdad de género y eliminar la discriminación; garantizar la participación plena de las mujeres en el desarrollo y reconocer su contribución a la paz mundial.
De manera paralela, entre cuatro y seis mil representantes de organizaciones no gubernamentales realizaron un foro alterno, donde se discutieron temas clave y se publicó el periódico Xilonen, que documentó las voces y planteamientos expresados durante la conferencia.
Como resultado de esta movilización global, se crearon el Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación para la Promoción de la Mujer (INSTRAW) y el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), instituciones que décadas más tarde se integrarían para formar lo que hoy conocemos como ONU Mujeres.
México firma CEDAW en 1980
En 1963, los esfuerzos para consolidar las normas relativas a los derechos de la mujer condujeron a la Asamblea General de las Naciones Unidas a solicitar a la Comisión que elaborara una Declaración sobre la eliminación de la discriminación contra la mujer, que la Asamblea aprobó en última instancia en 1967.
A dicha declaración siguió en 1979 la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), un instrumento jurídicamente vinculante cuya redacción también corrió a cargo de la Comisión.
La convención es el instrumento universalmente reconocido que no solo lucha contra la discriminación de la mujer, sino que también protege los derechos de las niñas para preservar su dignidad y bienestar. Además, alienta todas las políticas públicas que les puedan ofrecer oportunidades de igualdad en sus respectivos países.
Fue hasta el 17 de julio de 1980 que México firmo ante la CEDAW y la ratificó el 23 de marzo de 1981, tras de lo cual, el gobierno de los Estados Unidos Mexicanos declaró:
se deberá entender que las disposiciones de esta Convención, que corresponden esencialmente a lo previsto por la legislación mexicana, se aplicarán en la República conforme a las modalidades y procedimientos prescritos por esta legislación, y que el otorgamiento de prestaciones materiales que pudiesen resultar de la Convención se hará en la medida que lo permitan los recursos con que cuenten los Estados Unidos Mexicanos”.
Segunda Conferencia, Copenhague, 1980
Cinco años más tarde, del 14 al 30 de julio de 1980, se celebró en Copenhague, Dinamarca, la Segunda Conferencia Mundial sobre la Mujer, también llamada Conferencia Mundial del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer. Asistieron delegaciones de 145 países miembros para dar seguimiento a los acuerdos alcanzados en México.
Durante las sesiones se abordaron diversos temas, entre ellos la violencia contra las mujeres, aunque entonces se le denominaba de manera general como “violencia en el hogar”. Aun así, se recomendó la creación de unidades especializadas de atención.
Las resoluciones aprobadas en esta segunda conferencia incluyeron temas como: Planificación familiar; Mejoramiento de la situación de mujeres con discapacidad Mujeres migrantes; Seguridad económica para mujeres de edad avanzada; Violencia intrafamiliar y mujeres maltratadas; Evaluación del Plan de Acción Mundial a nivel nacional; Papel de las mujeres en la construcción de la paz y Recolección de datos desagregados por sexo en censos nacionales.