Ciudad de México. – El 2025 se celebra en México el centenario del natalicio de Rosario Alicia Castellanos Figueroa, escritora, periodista, académica y diplomática mexicana por eso es preciso recordar la obra fílmica Los Adioses, dedicada a esta mujer la cual retrata un lado más íntimo de la autora que nos permite mirar cómo vivía el mito del amor romántico y cómo lo expresaba a través de cartas dirigidas al filósofo Ricardo Guerra, lo que le causaba atravesar procesos emocionales de melancolía en una sociedad de mediados del siglo XX que la limitaba en espacios.
Considerada por algunos críticos como la representación gráfica del libro Cartas a Ricardo, de Rosario; en Los Adioses, se plasma los procesos que atraviesa la escritora al encarnar un amor no correspondido, dejando al descubierto a una Rosario inmersa en una relación que la lastimaba.
Los Adioses, estuvo dirigida por Natalia Beristáin, María Renée Prudencia junto con Javier Peñalosa escribieron el guión y fue fotografiada por Dariela Ludlow.
La pieza fílmica, Los Adioses se relata en dos contextos temporales (desarrollo universitario y madurez del matrimonio), la vida y obra de la escritora mexicana Rosario Castellanos; mostrando como escenario su desarrollo profesional y postura política en cuanto al papel de las mujeres en México mientras de manera simultánea concentra la tensión en su historia romántica a lado del filósofo Ricardo Guerra, quien de manera deliberada fracturaba constantemente su matrimonio.
Aunque Rosario es considerada como una mujer progresista por su aportación al feminismo actual; su fuerte carácter, preparación profesional y convicción política esta obra permite conocer un lado íntimo de ella y conocer que también vivió en carne propia el círculo de la violencia en pareja, así como el 39.9 por ciento de las 47.3 millones de mujeres que tienen o han tenido una relación en la actualidad y han experimentado algún tipo de violencia. (Endireh, 2022)
Desde la infancia a las mujeres se les socializa con tener una meta clara y específica: tener una pareja a largo plazo con la cual se perpetúe la estructura familiar más aceptada. Particularmente, Rosario anhelaba ser amada por su esposo, poniendo en riesgo no sólo su carrera profesional, sino también su integridad física y mental para conseguirlo, esto a causa de la idealización que el amor romántico ha impuesto como universalidad en las relaciones de pareja.
Las consecuencias de la interiorización del amor romántico son múltiples y tienen diferentes niveles de incidencia en nuestras vidas. Una de ellas puede ser angustia de preguntarse permanentemente si «amamos y somos amadas» tomando como referencia las ideas impuestas sobre el amor. Otra, la decepción y la «pérdida de nosotras mismas» al intentar amoldarse a dichas imposiciones.
El amor romántico también puede desencadenar violencia física, verbal y psicológica contra las mujeres al querer mantenerse subordinadas, casadas, recluidas en el papel de madre-esposa abnegada. Y en el peor de los casos, puede desencadenar violencia feminicida contra aquellas que salgan del molde diseñado por la sociedad.
Mostrando al público el lado vulnerable de una mujer resiliente adelantada a su época, Los Adioses demuestra cómo la idea del amor romántico puede romper, frenar o estancar el desarrollo personal y profesional de cualquier mujer, haciendo de Rosario Castellanos una mujer aún más cercana.
Del mismo modo en reconocimiento a la escritora, el Colegio de San Ildefonso inauguró, en abril del presente año, la primera exposición en su honor Un cielo sin fronteras. Rosario Castellanos: Archivo inédito, un recinto que albergo no sólo su trayectoria profesional, sino también su vida desde la infancia hasta su legado literario y pensamiento vigente.
Con más de 100 piezas, desde las primeras ediciones hasta artículos personales, la exposición fue diseñada para reflejar la vida de una de las voces más emblemáticas de la literatura mexicana del siglo XX, más allá de su gran aporte profesional, mostrando la parte humana sentimental y personal de la escritora, relacionando cada uno de los objetos con sus obras que simultáneamente reflejaban sus intereses de lucha por los derechos humanos de las mujeres y de los pueblos indígenas de México.
Sumándose al homenaje, el Museo de la Mujer (FEMU) dio lugar como parte del ciclo “Mujeres contra el silencio. Un acercamiento a escritoras contemporáneas” al reconocimiento de la escritora en el encuentro: Rosario Castellanos: la mujer que supo latín, una conferencia para redescubrir la obra y el pensamiento de una de las autoras más influyentes en la literatura y en el feminismo del país.
Sin duda, el 2025 ha sido un año dedicado a rendir honor y tributo no sólo a la carrera y legado profesional de Rosario Castellanos, sino a mostrar al público el lado humano y sentimental de una mujer que desde sus luchas internas se comprometió con la defensa de los derechos humanos, poniendo por delante su convicción y compromiso con las mujeres y los pueblos indígenas.
Rosario Castellanos
Rosario Alicia Castellanos Figueroa, hija de Cesar Castellanos y Alicia Figueroa, nació en la Ciudad de México el 25 de mayo de 1925, sin embargo, a pocas semanas de vida regresó a Comitán, Chiapas, de donde su familia era originaria, siendo la intermedia de dos hermanos varones, 1933 la familia Castellanos debió enfrentar la muerte de Mario Benjamín, hermano menor de Rosario.
A la edad de 15 años, Rosario comenzó a adentrarse al mundo de la poesía publicando sus primeros ejemplares en el diario de Tuxtla Gutiérrez, a la edad de 23 años, Rosario quedó huérfana de madre, figura importante en su formación profesional, pues del rol de su madre como “ama de casa” hizo que la escritora cuestionara todo el sistema.
Posteriormente, en 1950, Rosario decidió regresar a la Ciudad de México, en donde se preparó profesionalmente como maestra en filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Desde los años 50´ se convirtió en un referente del pensamiento feminista, reconocida, de igual forma, como defensora de la dignidad de los pueblos indígenas.
La poesía, la novela, el ensayo, la dramaturgia y el periodismo fueron los géneros a los que se extendió su legado, en los que plasmó una realidad mexicana desde una perspectiva muy humana y, al mismo tiempo, logró una reflexión desde la crítica social.
En cuanto a su labor como escritora, sus letras estaban enfocadas al cuestionamiento social sobre los temas alrededor de la realidad de las mujeres y de los pueblos indígenas, invalidando la concepción de un “sexo débil” y denunciando una sociedad “discriminatoria”.
Gracias a su talento, Rosario consiguió una beca para estudiar estética en España y posterior a su regreso se posicionó como una importante catedrática de la Facultad que la formó, aunado a su labor como docente en la Universidad de Wisconsin y en la Estatal de Colorado, en Estados Unidos. Además, fue promotora del Instituto Chiapaneco de la Cultura del Instituto Nacional Indigenista.
Tuvo a su hijo, Gabriel Guerra Castellanos, ahora analista político. Diez años después en 1951, Rosario fue nombrada embajadora de Israel, ahí trabajó como catedrática en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
El 7 de agosto de 1974, Rosario Castellanos perdió la vida a los 49 años, a causa de un accidente con una lámpara, en un fatídico accidente casero eléctrico en Tel Aviv, Israel, sin embargo, nunca fue confirmada la causa de su muerte, pues se rumoreaba que sus declaraciones en discursos feministas y en defensa de los pueblos indígenas no eran del agrado del sector político.
Sin lugar a duda, la vida y obra de Rosario Castellanos se ha convertido en una fuente inagotable de admiración e inspiración, no sólo por su linaje literario, sino también por su gran trascendencia ideológica en materia feminista y de derechos humanos.