Ciudad de México.- ¿Soportarías vivir más de 20 años sin acceso a energía eléctrica? Esta es una realidad a la que se enfrentan las mujeres mayas en la península de Yucatán; sin embargo, la Cooperativa Tumben K’ooben ha creado el proyecto Mujeres Mayas Promotoras de Energía Solar para la capacitación e instalación de paneles solares en comunidades carentes de esta y lo generaron como una respuesta para atender la problemática.
En la península de Yucatán amanece a las 6 de la mañana y se oscurece a las 8 de la noche cuando es verano y a las 7:30 en invierno. Ese es el tiempo que tienen las mujeres mayas para realizar sus actividades del día a día, las cuales, al enfocarse en el trabajo no remunerado destinan su tiempo a la limpieza del hogar y el cuidado de sus hijas e hijos.
Su estilo de vida depende de una carrera contra el ocultamiento del sol y cuando cae la noche, suelen usar velas que esparcen por sus hogares o fogones, ya que iluminan de mejor forma. Estos consisten en un fogón abierto en donde se utilizan tres piedras y son instalados en las cocinas de cada hogar por tradición. De esta manera, algunas mujeres mayas se adaptan para atravesar procesos de gestación y crianza a oscuras.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Mujeres, en el mundo, alrededor de mil 100 millones de personas no cuentan con acceso a electricidad y tres mil millones queman combustible sólido como madera o excremento de animales para cocinar y calentar sus hogares, generando así contaminantes peligrosos. Siendo las mujeres y niñas quienes pasan mayor tiempo en el hogar, ellas representan 6 de cada 10 muertes prematuras por contaminación del aire dentro de una casa.

Fátima Vázquez, integrante de la Cooperativa Tumben K’ooben, ha atestiguado historias como estas, por eso es insistente cuando menciona que en el país nadie piensa en las mujeres mayas, por ejemplo, durante la pandemia del COVID-19 y el comienzo de clases en línea, el Gobierno de México no contempló a las comunidades quienes más allá de no contar con dispositivos móviles, no tenían acceso a energía eléctrica.
«Ahí es una desigualdad tanto como social, económica y académica (…) es uno de los mayores retos de las mujeres, porque ellas maternan, cuidan y hacen realmente de todo para que sea posible.» -Fátima Vázquez, integrante de la Cooperativa Tumben K’ooben
Ante este panorama nació el proyecto Mujeres Mayas Promotoras de Energía Solar hecho por la Cooperativa Tumben K’ooben. Se trata de instalaciones de paneles solares en comunidades carentes de energía eléctrica para familias, mujeres autónomas y campesinas, no obstante, también comercializan sistemas de iluminación y bombas de energía de forma asequible, es decir, a través de un piloto comercial donde el precio no es elevado y se paga a créditos que se ajustan con la economía de las mujeres y mediante constantes capacitaciones sobre el uso y el equipo.
Uno de los objetivos principales es desmitificar que el poder y acceso de la energía reside en los hombres cuando son las mujeres quienes administran la energía en los hogares. Las integrantes de la organización logran convencer a las mujeres mayas cuando se dan cuenta que ellas no son profesionistas o expertas en el tema, sino mujeres que también pertenecen a comunidades indígenas, mostrando que la capacitación es posible.
Desde mujeres, niñas, jóvenes y cualquier mujer que tenga interés en aprender es bienvenido a las capacitaciones de la Cooperativa Tumben K’ooben, para ello, realizan caravanas de energía en distintas comunidades para exponer temas de energía y hacer talleres.


La organización también realiza mesas de debates sobre temas de energía, así como diálogos, encuentros para hablar de las situaciones actuales que atraviesan a las comunidades como la defensa del territorio ante megaproyectos como lo fue en su momento el Tren Maya, el cual consiste en una estructura ferroviaria que conecta el suroeste de México atravesando los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
Entre los impactos ambientales (deforestación, fragmentación de hábitats y contaminación), el desplazamiento de comunidades y daños a ecosistemas (cenotes y áreas lacustres), también se encuentra el consumo de energía eléctrica, la cual es robada de las comunidades mayas, según afirma Fátima Vázquez.
«Aquí en el municipio se tienen un aeropuerto y hay una serie de comunidades que dentro de los territorios pasan postes enormes que conectan electricidad. Pero esa electricidad se va para el tren y las comunidades se quedan sin energía. El desabasto de energía es tremendo.» -Fátima Vázquez, integrante de la Cooperativa Tumben K’ooben
Al Tren Maya se suman otros tres megaproyectos energéticos, uno de ellos es el Parque Fotovoltaico Nicté-Ha que va a derribar 400 mil hectáreas de selva maya. Se trata de otro proyecto impulsado por López Obrador que consiste en un parque solar que transforma la energía solar en eléctrica, no obstante, este no fue consultado a las comunidades mayas hasta 2024, después de las quejas recibidas.

Ante los megaproyectos federales, las comunidades suelen quedarse entre dos a tres días sin electricidad y a veces ese periodo es indefinido. Por ello, la Cooperativa Tumben K’ooben emprendió una misión para hablarles a las mujeres mayas de alternativas de energía que pueden generar gran impacto en sus vidas.
Utilizan ecotécnicas como la construcción de estufas solares de leña, pero también ofrecen talleres y capacitaciones sobre sus productos las cuales se derivan en bici máquinas, captadores de agua de lluvia, baños secos. También trabajan temas de agroecología o transición energética desde la perspectiva de género interseccional ligado a la soberanía alimentaria, justicia climática y resiliencia climática.
Paralelamente cuentan con una tienda en línea donde venden productos artesanales en colaboración con diferentes artesanos locales de del municipio de Felipe Carrillo Puerto y realizan productos de serigrafía artesanal para potencializar la cultura maya, así como los usos, costumbres, tradiciones., flora y fauna de la zona.
El recibimiento de las comunidades maya, especialmente de las mujeres, ha sido positivo según describe Fátima Vázquez. Al principio, la organización se dio cuenta de la desinformación sobre el uso de paneles solares, ya que se pensaba que para acceder a estos recursos se necesitaba pagar un alto costo y que su instalación era difícil, la Cooperativa Tumben K’ooben llegó para cambiar este pensamiento.
«Nosotras llegamos con el proyecto y el impacto es que somos mujeres, somos mujeres que estamos instalando, somos mujeres que hablamos su idioma, somos mujeres que entendemos las problemáticas de mujeres que no se hablan en cualquier espacio. (…) Nos ha tocado llegar y que nos preguntan «¿A qué hora vienen los hombres a instalar?» Y nosotras así de que no hay hombres. somos nosotras, las mujeres que le vamos a instalar la luz (…) siempre piensan que la cara de la energía es un hombre» -Fátima Vázquez, integrante de la Cooperativa Tumben K’ooben
Las mujeres de la organización no solo han creado alternativas energéticas para las mujeres mayas, sino que transformaron la forma que las mujeres mayas se perciben así mismas y su capacidad para aprender sobre el tema: «le estamos cambiando la cara a la energía de que antes se percataba de que era una cara de hombre, un masculina, que eran espacios de masculinidad y ahorita lo estamos resolviendo que son espacios de comunidad, de colectividad y pasos con rostros de mujer», afirma Fátima Vázquez.





