Inicio AgendaEn el nombre de dios. Hare Krishna acusados de violencia sexual y trata

En el nombre de dios. Hare Krishna acusados de violencia sexual y trata

Por Wendy Rayón Garay

Ciudad de México.- Durante la pasada manifestación del 25 de noviembre por el Día Internacional de la Erradicación de las Violencias Contra las Mujeres, diversas colectivas se dieron cita para tomar las calles y hacer públicas sus denuncias, como cada año las consignas son diversas, algunas van contra la violencia vicaria, feminicida, desaparición de mujeres y en esta ocasión una de ellas fue una sobreviviente de violencia sexual que vivió cuando profesó la religión Hare Krishna.

Ahí, hizo públicas sus consignas y con el paso de los días, Cimacnoticias pudo entrevistar con mayor detenimiento a Narayani, quien narró que solo tenía 10 años cuando comenzó a ser parte de ese grupo religioso. Recordó que fue una de sus primas 30 años mayor que ella quien la llevó a vivir al templo hindú ubicado en San Miguel Chapultepec en la Ciudad de México; sin embargo, hasta en 2021 cuando ya era una mujer joven, pudo denunciar la violencia sexual y laboral que vivió al interior.

Es preciso recordar que en agosto de este año a raíz de que un ex alumno Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) se inconformara y denunciara a las mujeres que lo expusieron como un presunto agresor sexual en ese campus, el Primer Tribunal Colegiado en materia administrativa del Segundo Circuito resolvió que los tendederos de denuncias constituyen un mecanismo que visibiliza la violencia de género y en donde se ejerce la libertad de expresión.

De acuerdo con el Tribunal Colegiado los tendederos de denuncia emergieron como una herramienta colectiva por parte de víctimas de violencia sexual, acoso y discriminación que visualizan sus experiencias como una consecuencia ante la falta de apoyo y acción por parte de las instituciones formales del Estado que perpetuaron escenarios de impunidad, como los centros educativos.

ISKCON

Es importante señalar que ISKCON es el acrónimo de la Asociación Internacional para la Conciencia de Krishna conocida popularmente como Hare Krishna. Se trata de un movimiento religioso hinduista fundado Bhaktivedanta Swami Prabhupāda en la ciudad de Nueva York durante 1966. El objetivo era difundir la tradición vaisnavista gaudiya basada en el hinduismo y el amor al dios Krishna.

Antes de continuar con el relato del caso de denuncia de la mujer sobreviviente, es preciso citar a Esperanza Bautista en 10 palabras clave sobre la violencia de género, en el capítulo Religión y Violencia describe:

«Las Iglesias y las religiones han sido eficaces colaboradoras, controladoras e incluso promotoras, en todas las culturas y tiempos –como afirmaba Tiraqueau–, de una ideologización larga y decisiva en esa relación bien trabada entre “violencia-religión-mujer”. Han fortificado poderosamente la cultura de la dominación y de la sumisión, alentando alienaciones degradantes y atroces; han denigrado el cuerpo de la mujer y satanizado su presencia; han colaborado manejando las conciencias y condenando cualquier intento de disenso o insubordinación, adjudicando a unas la virtud de la obediencia, y la de poder, a otro… y casi siempre “exculpando”, disculpando, a los varones o a lo menos infravalorando el alcance de tales actuaciones…»

Hay que señalar que la religión Hare Krishna, se ha extendido a lo largo del mundo y ya cuenta con quinientos centros, templos y comunidades rurales; casi cien restaurantes veganos afiliados; proyectos comunitarios y millones de miembros en menos de 60 años. De acuerdo con la página oficial de ISKCON, también se han abierto hospitales, escuelas, colegios, eco-aldeas, proyectos gratuitos de distribución de alimentos y otras instituciones.

«Nosotras lo definimos como un grupo de alto control donde existen dinámicas de corrupción, manipulación y obediencia absoluta a los líderes» describe Narayani haciendo referencia a las otras sobrevivientes que, como ella, denuncian el sistema de trata de personas con el que se sostiene el grupo ISKCON. En su experiencia, los adeptos se vuelven dependientes de los líderes, ya que son aislados y no pueden tomar decisiones por su cuenta generando un escenario ideal para el trabajo forzado y la violencia sexual al que son sometidas las infancias y las mujeres.

El último caso más viralizado fue en 2018, cuando Urlich N, un llamado «maestro espiritual» alemán conocido con el nombre religioso de Bhakti Aloka Paramadwaiti Swami, fue señalado por abuso sexual hacia una joven peruana. Hasta dos años después de que los lideres de la Asociación Mundial Krisnaíta en la India lo mandaron a llamar para expulsarlo, ya que determinaron que sus acciones recorrían un historial de décadas donde a través de su fama y reconocimiento en la organización abusaba de varias mujeres.

No obstante, antes de él hubo otros. Tan solo basta hacer una rápida revisión en el buscador de Google para encontrar diversas notas periodísticas con denuncias de víctimas de violencia sexual hacía la organización, algunas datan del año 2000 no solo en México, sino en el mundo. Un artículo de la BBC News refiere la existencia de más de mil niñas, niños y adolescentes estadounidenses abusados y alrededor de 44 exintegrantes que demandaron por más de 400 millones de dólares a la organización con incidentes que comenzaron desde 1972 con la primera escuela en Dallas.

CIMAC Foto

Narayani, su travesia por ISKCON

En los 16 años que duró dentro del grupo religioso, Narayani tuvo que levantarse a las 7 de la mañana para cantar un rosario y repetir diversos mantras, no obstante, desde las 3:30 de la mañana ya había mujeres levantadas laborando, todos sin poder tener acceso a un desayuno. Trance, desesperación y hambre son los estados que recuerda haber vivido cada mañana antes de comenzar su jornada del día.

Cuando tenía entre 14 y 15 años, durante los maratones de San Quirtan -el cual se basa en la repartición de libros de Srila Prabhupada, es un evento significativo dentro del movimiento- Narayani se desmayó durante uno de los recorridos por la falta de alimentación y el cansancio ante las jornadas de trabajo. En lugar de llevarla para que la atendieran médicamente, la regresaron sola en transporte público al templo hindú.

Pese a llegar con síntomas de vómito, temperatura alta y desgaste físico, optaron por regañarla y señalarla al «no tener suficiente voluntad para servir al dios Krishna», ya que no cumplió con las cuotas establecidas «tienes que venderlos todos para regresar en la noche y dormir», señala.

La joven apunta que este evento es solo uno de varios donde se utilizan las estrategias de captación para invitar a la gente a unirse al grupo religioso.

«También acaba de ser como muy marcado las clases sociales, por ejemplo, si tú tienes el dinero para dar donativos grandes al templo, pues obviamente no te someten a la explotación laboral, pero si no lo tienes, pues tu manera de servir a Dios es mediante tu mano, tu bono de obra».

De acuerdo con el último Informe Mundial sobre Trata de Personas 2024 de la ONU, el número de personas víctimas de trata ha aumentado globalmente después de haber disminuido durante la pandemia de COVID-19 y son las niñas y mujeres quienes conforman el 61% de las víctimas detectadas. Aunque se desconoce la cifra actual de víctimas de trata en México, se sabe que algunas proyecciones refieren que hay 49.6 millones de personas que viven bajo estas condiciones; el 30% están América Latina y el Caribe, así como 270 mil en el país.

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Las niñas junto con las mujeres conforman la mayoría de las víctimas detectadas en el mundo y son empleadas para el trabajo sexual, en el que se detectaron diferentes situaciones como explotación sexual en internet; esclavitud sexual o sexo transaccional; prostitución callejera; prostitución en burdeles legales o ilegales; explotación sexual infantil donde incluyen a menores de 14 años; y prostitución en clubes nocturnos, salones de masaje y hoteles.

También se identificó que son víctimas de otros delitos forzados como matrimonios, mendicidad y trabajos como servidumbre doméstica en el que se emplea la violencia y se enfrentan a condiciones físicas extremas. Otro medio de explotación en estos sectores son su uso para el entretenimiento, en la agricultura, venta ambulante y en la preparación de alimentos.

Fotografía retomada de «Vaisnavas Guerreras» en Facebook

Ante la falta de alimento, Narayani desarrolló anemia y problemas estomacales hasta vomitar sangre. Un padecimiento con el cual ha tenido que lidiar hasta la actualidad llevándola incluso hasta el hospital. No obstante, el mayor daño que le hicieron fue cuando a sus 16 años vivió violencia sexual tumultaria por parte de dos hombres, aunque desde los 10 pasó varios episodios de acoso sexual por adultos y líderes.

Según describe, los integrantes del grupo religioso no ven el abuso sexual infantil como algo malo y todo acto de violencia sexual contra las mujeres es reducido y comparado como una simple relación sexual entre una mujer y un hombre, incluso si eso implica menores de edad.

Cabe recordar que México la violencia y abuso sexual contra niñas, niños y adolescentes es una práctica frecuente que no ha podido ser erradicada. De acuerdo con el registro de lesiones de la Secretaría de Salud, los hospitales del país registraron 9 mil 802 personas entre 1 y 17 años atendidos por violencia sexual en 2023, siendo un aumento de 1,139.2% respecto a los datos del 2010.

De acuerdo con el artículo «La cuestión de género en la religión Hare Krishna: una aproximación a su construcción teológica y antropológica, sus conflictos y debates actuales», el grupo plantea una idea de género donde mujeres y hombres son sujetos «sexualmente dispares», por lo que ambos obedecen a mandatos patriarcales. Entre algunas prácticas comunes se encuentran que las esposas deben ser independientes a sus maridos, no contar con libertad y mantenerse castas.

Fotografía retomada de «Vaisnavas Guerreras» en Facebook

Salir de una secta para buscar justicia

Fue durante la pandemia del Covid-19 que Narayani denunció una vez que pudo regresar a su casa. Encerrada tras una cuarentena que se prolongó por dos años aprendió sobre el feminismo y comenzó a crear amistades con mujeres que alguna vez vivieron violencia sexual y que habían denunciado. Una vez que contó con una red de apoyo, se animó a hablar en abril de 2020 con las autoridades del grupo religioso.

Con promesas sobre futuros cambios, lograron detenerla para que no se hiciera público el caso hasta que en 2021 se dio cuenta que las autoridades religiosas solo optaban por cambiar de país a los líderes y cambiarles sus nombres religiosos sin dar a conocer sus verdaderos nombres, con ello se le hizo imposible poder interponer una denuncia formal ante la Fiscalía de la Ciudad de México.

Gracias a la denuncia de Narayani, entre la comunidad religiosa de otros países se comenzó a hablar de la serie de casos de abuso que arrastraba la organización. Ella y otra mujer de Argentina crearon una colectiva en América Latina llamada Vaisnavas Guerreras para no solo documentar los casos y recabar toda la información posible, sino denunciar y advertir a las mujeres sobre las prácticas de trata y la violencia sexual a la que se exponen en entornos religiosos.

Sin embargo, con su activismo llegaron represalias, la más fuerte fue la difusión de un video en redes sociales donde un hombre lanza al aire dólares ofreciendo una recompensa para asesinar a las integrantes de la colectiva, Con ello, más los episodios de acoso en la calle tuvieron que suspender las actividades de la colectiva y Narayani se mudó varias veces de ciudad, ya que su dirección fue doxeada (revelar intencional y públicamente información personal) en redes sociales en una página de Facebook que actualmente está inactiva y no disponible para el público.

Por 3 años, las mujeres de Vaisnavas Guerreras permanecieron silenciadas hasta que en septiembre de este año decidieron regresar y como primer acto público el pasado 25 de noviembre, durante el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, colgaron un tendedero de agresores sexuales dentro del grupo religioso para visibilizar de nueva cuenta el tema sobre las vallas que rodeaban el Monumento a la Revolución.

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Hasta el momento, Narayani y sus compañeras de lucha no han podido acceder a la justicia y tampoco al acompañamiento terapéutico siendo que sus experiencias dejaron un impacto emocional en ellas. La joven lo compara con una especie de duelo, ya que tuvo que afrontar a integrantes de su propia comunidad a los cuales consideraba como familia.

Por ello, desde Vaisnavas Guerreras están buscando crear de la mano de sobrevivientes que denuncian a grupos Hare Krishna, la Luz del Mundo o los Testigos de Jehová, una iniciativa para incluir en la Ley General en materia de trata de personas a los grupos de alto control como las sectas religiosas para que las víctimas cuenten con un marco legal que las proteja.


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