La cooperación internacional para la financiación del desarrollo debe adoptar una visión integral que tome medidas preventivas en los países pobres durante las etapas de abundancia, y promueva que el Fondo Monetario Internacional (FMI) los ayude en tiempos de crisis, llamó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
El secretario ejecutivo de ese organismo, José Antonio Ocampo, dijo que las etapas de auge económico seguidas de periodos con profundas crisis financieras, constituyen en las naciones en desarrollo una de las características más preocupantes que afectan la economía mundial desde hace 30 años.
Sostuvo que esos procesos alejan la inversión extranjera y han dejado costos sociales y económicos muy elevados, y como ejemplo señaló que desde la crisis asiática en 1997, el crecimiento en América Latina y el Caribe fue de apenas 1.5 por ciento, entre 1998 y 2002.
Durante su intervención en la sesión inaugural de la Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, organizada por Naciones Unidas, el titular de la CEPAL lamentó que ante las constantes crisis económicas en la región se haya detenido la reducción de la pobreza y que, por el contrario, ahora ésta se incremente.
Ocampo propuso que un nuevo ordenamiento para el desarrollo debe tener como objetivo evitar la fuga de capitales, mediante políticas de austeridad durante los periodos de auge económico y programas de ayuda durante las crisis. Sostuvo que esas nuevas medidas no deben sustituir las funciones del Banco Mundial (BM) y el FMI, los cuales «cumplen un papel esencial» para combatir la pobreza mundial y otorgar créditos, en especial a los países pobres.
Apuntó que los organismos multilaterales de crédito deben crear y consolidar bancos de desarrollo subregionales que sean reconocidos por la comunidad internacional. De ese modo, auguró, «en un futuro el FMI dejaría de ser una institución única mundial» y se convertiría en una red de instancias que manejen en conjunto los recursos para el desarrollo.
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