Hace unos días una serie de organizaciones sensibilizadas con el tema de la precaria situación de las condiciones laborales de las mujeres empleadas en el hogar, realizaron una jornada para hablar del tema con un poco más de profundidad.
Hacía tiempo que me llamaba la atención la enorme brecha que en derechos existe entre ser una persona que trabaja por cuenta ajena y una persona (mujer en la mayoría de los casos) que trabaja en el empleo doméstico.
Cuando miré el material que repartieron, la verdad es que me pareció insultante lo que allí encontré. Sólo voy a dar dos datos de entre los muchos que encontré:
1.- En caso de incapacidad temporal (la baja laboral, para entendernos), la empleada del hogar no tiene derecho a ninguna percepción económica hasta el día nº 29, cuando las personas trabajadoras por cuenta ajena tienen derecho a dicha percepción a partir del tercer día.
Y eso teniendo en cuenta que estas trabajadoras no tienen reconocida ninguna enfermedad profesional, ya que ¿cómo se le pueden llamar enfermedades profesionales a las que aparecen como consecuencia de la realización continua de las tareas que habitualmente han realizado las mujeres dentro de los hogares?.
Por lo visto esas tareas no producen desgastes ni dolencias musculares a lo largo de años de trabajo.
2.- Los salarios son sensiblemente inferiores a los del resto de personas trabajadoras. Y cuando hablo de salarios me refiero tanto a los directos como a los indirectos. Además con el agravante de no poder negociar convenios que puedan mejorar estas condiciones por la propia naturaleza de las empresas o personas empleadoras.
Todo ello sin entrar en otras consideraciones laborales claramente más perjudiciales para estas trabajadoras frente a las personas que trabajamos por cuenta ajena.
Y, por supuesto surgen las preguntas. ¿qué razones han llevado a los diferentes gobiernos del estado (que son quienes tienen la competencia en materia laboral) a no incluir un paquete de medidas importantes en alguna de las reformas laborales que se han llevado a cabo desde la aprobación del Estatuto de los trabajadores y trabajadoras de este país?, ¿acaso el hecho de que sea un trabajo que realizan mayoritariamente mujeres y asociado tradicionalmente a las funciones propias de las mujeres, como son limpiar, cocinar, cuidar a las personas mayores, menores y/o personas en situación de dependencia del entorno le resta valor dentro del mercado laboral?
Mucho me temo que estas, entre otras muchas, sean las causas que originaron esta tremenda desigualdad entre mujeres que trabajan en una fábrica o un comercio y mujeres que trabajan dentro del empleo doméstico: el valor del trabajo fuera de casa que tradicionalmente han realizado los hombres.
Y nosotras, las mujeres trabajadoras no podemos ni debemos olvidar a estas compañeras que día a día ayudan con su trabajo silencioso, a que esta sociedad nos resulte más cómoda. Pero es a costa de su esfuerzo, su salud e incluso su propio salario.
El hecho de que entre las organizaciones que convocaron esta jornada estuviera un sindicato mayoritario como lo es Comisiones Obreras es, desde mi punto de vista, un paso importante en el reconocimiento de la situación precaria y vergonzosa de estas compañeras trabajadoras.
También lo es que estuviera presente la representante de Izquierda Unida, puesto que tanto partidos políticos como sindicatos, desde sus respectivas áreas de influencia son quienes han de tomar la voz de estas mujeres y llevarla al Parlamento para que pueda ser corregida en la próxima reforma laboral que se lleve a cabo.
Para acabar un detalle: El aforo de la jornada era casi exclusivamente de mujeres. Por lo visto para casi todos los chicos, este tema en concreto, carece de la importancia necesaria como para implicarse y solidarizase en esta lucha de clase.
*Periodista feminista/ Ontinyent
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06/TM/LR
