Inicio Gobierno de Daniel Ortega: autocracia, demagogia y misoginia

Gobierno de Daniel Ortega: autocracia, demagogia y misoginia

Por Gladis Torres Ruiz

La política de género del gobierno de Nicaragua es similar a la del fascismo alemán, ya que el régimen autoritario de Daniel Ortega ha despojado a las mujeres nicaragüenses del derecho a la propia integridad, denunció el Movimiento Autónomo de Mujeres de Nicaragua (MAMN).

En el marco del 8 de marzo Día Internacional de la Mujer, las activistas revelaron la situación que viven las mujeres en Nicaragua: «el nuevo régimen de Ortega se caracteriza por la autocracia, la demagogia y la misoginia contra las mujeres».

En comunicado de prensa, el Movimiento apunta que este régimen debutó con la abolición del aborto terapéutico del Código Penal vigente, ratificando con ello su condena a una muerte segura de las embarazadas con complicaciones. En noviembre del 2006 fue promulgada la Ley que prohíbe todo tipo de aborto incluido el que se realiza con fines terapéuticos, es decir, cuando está en riesgo la salud y bienestar de la mujer.

Las consecuencias que para los derechos humanos tiene dicha prohibición han tenido un impacto devastador en la salud y las vidas de las mujeres, según un informe de Human Rights Watch.

El informe, denominado Por sobre sus cadáveres: Denegación de acceso a la atención obstétrica de emergencia y el aborto terapéutico en Nicaragua, documenta cómo esta prohibición del aborto ha provocado que las mujeres sientan temor de procurar incluso servicios de salud legales. Temen también ser enjuiciados, de conformidad con la nueva ley, los médicos, quienes están renuentes a proporcionar la atención necesaria.

Es en este contexto que el Movimiento enfatiza que la «política de género» del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), desaparece a las mujeres como ciudadanas de derechos, privilegiando a la familia tradicional por encima de las mujeres como personas y «las deja reducidas a vientres paridores, aunque se mueran».

De la misma manera, la «paridad de género» en la participación política ha quedado reducida a la infamante burla que representa el 50 por ciento de la cuota de poder que le ha entregado, sin ley y sin mérito, a su esposa Rosario Murillo, para ejercer una «co-presidencia» que no existe y por la cual nadie ha dado un solo voto.

HAMBRE CERO

Para el Movimiento Autónomo de Mujeres de Nicaragua, la «política de género» gubernamental, además, ubica a las mujeres mediante el Plan Hambre Cero no como agentes de desarrollo económico, sino como peones para reproducir animales de granja.

Según información de medios locales, el Programa Hambre Cero fue puesto en marcha el año pasado y consiste en entregar un bono productivo alimentario, mediante el cual le entregan una vaca a las familias que lo requieran (previa selección de un comité de la comunidad), así como «material vegetativo» para alimentar a la vaca con el compromiso previo de la familia, de reciclar diversos desechos.

El programa entrega alimento para la res, no para las personas, hace énfasis en entregar el animal en propiedad a las mujeres y estipula que sus beneficiarias adquieren el compromiso de devolver el 50 por ciento del costo de lo recibido, lo que puede ser pagado en especies, incluso, con la descendencia de la vaca recibida, lo que permite continuar el programa sin tener que comprar más ganado.

Estadísticas de la Fundación Internacional para el Desafío Económico Global plantean que, de cada 10 familias nicaragüenses, cuatro viven en situación de extrema pobreza y tres son pobres. En al menos tres de esa decena de hogares, corresponde a las mujeres ser las cabezas de familia.

LEY DE IGUALDAD Y VIOLENCIA DE GÉNERO

Las activistas nicas señalan que la Ley de Igualdad es el más reciente acto demagógico y manipulador del gobierno de Ortega, ya que ésta no es más que un gesto retórico, en tanto que más allá de las bondades que pueda enunciar no tiene ninguna justificación en un régimen que no respeta las instituciones ni las leyes.

La Ley de Igualdad de Oportunidades se aprobó el pasado 14 de febrero tras permanecer varios años en el tintero de las y los legisladores, en la Asamblea Nacional de Nicaragua. Ha sido cuestionada por muchos sectores, ya que el texto pasó por alto modificar enunciados del Código Penal, como el que criminaliza a las mujeres que practiquen el aborto con fines terapéuticos.

VIOLENCIA DE GÉNERO

En su documento las activistas del Movimiento hacen especial énfasis en la inaccesibilidad de las mujeres a la justicia, cuando acuden como víctimas de la violencia de género. Más de la mitad de las sentencias emitidas por el sistema judicial son en beneficio de los abusadores, «prueba patente del desprecio por la vida de las mujeres», denuncian.

Según fuentes oficiales, entre 2003 y 2004, solamente en Managua, la Policía recibió mil 119 denuncias de violencia sexual, de las cuales 500 llegaron a la Fiscalía, y de éstas, 97 fueron a los tribunales, donde sólo se pronunciaron 40 sentencias de culpabilidad, muestran las estadísticas.

Mientras que un escaso porcentaje de las denuncias por violencia sexual llegan a los juzgados. El 75 por ciento de los casos de violencia doméstica son archivados por la Fiscalía

El emblema de esta impunidad masculina es el propio Presidente de la República por el abuso sexual cometido contra su hijastra, al ampararse en la inmunidad parlamentaria inicialmente, recurrir tardíamente a la justicia y haber sido archivada la denuncia por supuesta prescripción del delito, enfatizan.

Hecho por el cual los movimientos de mujeres nicaragüenses están siendo víctimas de terrorismo político por parte del gobierno de Daniel Ortega, señalan, quien ha procesado a un grupo de activistas por supuestos hechos delictivos.

En su opinión, las acusaciones sin fundamento impulsadas por el gobierno a través de la Fiscalía contra nueve destacadas mujeres dirigentes tienen como motivo la venganza y la persecución política al movimiento de mujeres y de intimidación hacia el resto de la sociedad civil.

«Puesto que estas mujeres están en la mira del gobierno de Daniel Ortega desde que, en el año 1998, éste fuera denunciado de abuso sexual en contra de su hijastra Zoilamérica Narváez y las activistas siguieran y acompañaran el caso», apuntan.

En síntesis, la política de género del gobierno de «reconciliación y unidad nacional» es similar a la del fascismo alemán que pregonaba el tradicional kinder, kirche, küche (niños, iglesia y cocina) para las mujeres: mesianismo político y retórica clerical sobre la maternidad obligatoria, es la oferta en el cielo roji-negro de las y los pobres, finaliza el documento.

08/GT/GG/CV

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