Según el secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, la reforma fiscal que propuso el gobierno foxista pero que fue ideada desde la administración de Ernesto Zedillo, fracasó porque los partidos prefirieron cuidar su posición política frente a los electores respecto al paquete fiscal.
Los legisladores, afirma Gil Díaz, respondieron a una lógica política y decidieron no aprobar el IVA de 15 por ciento a alimentos, medicinas y otros productos básicos, pues esto los podría perjudicar en las próximas elecciones.
El ex subsecretario de ingresos de la era salinista aseguró que la reforma fiscal no se logró porque los partidos políticos están renovando sus dirigencias nacionales, a través de procesos internos «sumamente reñidos», y que esto «entró en juego» en las discusiones legislativas.
Gil Díaz pretende dar clases de historia política, y dice que contra lo que muchos analistas piensan, esta no es la primera ocasión en que el Congreso tiene una mayoría distinta a la del partido del presidente de la República.
Y cita dos ejemplos: «se nos ha olvidado que en los primeros tres años del gobierno del ex presidente Carlos Salinas también hubo una Cámara de Diputados de oposición, lo mismo que en los primeros tres años del gobierno del ex presidente Ernesto Zedillo».
Si la información publicada por el diario Milenio el pasado 17 de enero es correcta, Gil Díaz se equivoca completamente.
Durante los primeros tres años del sexenio salinista, el PRI retuvo la mayoría en la Cámara de Diputados. Lo que no logró fue mantener la aplanadora de las tres cuartas partes de los escaños, lo cual le impidió a su ex jefe modificar la constitución. Salinas nunca dejó de controlar al Congreso porque sencillamente el PRI nunca fue minoría.
Se equivoca también Gil Díaz al afirmar que en los primeros tres años de Zedillo el Congreso tuvo una mayoría opositora. En todo caso, eso ocurrió en la segunda legislatura, después de las elecciones de 1997, cuando el PRI por sí sólo no lograba la mayoría simple en la Cámara de Diputados.
Por cierto que Gil Díaz habla del Congreso en términos genéricos, cuando en realidad el Senado nunca perdió su carácter priista, ni con Salinas ni con Zedillo. Ni con Fox. Hasta ahora, el PRI jamás ha perdido el control político de la mayoría parlamentaria en la casona de Xicoténcatl.
Según Gil Díaz, «…una de las diferencias de los tres primeros años de Salinas es que muchas de sus propuestas fueron para abrir la economía, para desregular, para vender empresas del gobierno. Fueron parte del programa que el PAN ya había venido proponiendo durante muchos años; el apoyo del PAN no fue porque apoyara al gobierno, sino por ser congruente con su programa».
La memoria no le da al secretario para recordar que no fue en los primeros tres años del salinato, sino en el último trienio después de la elección legislativa de 1991, cuando Salinas impulsó las reformas constitucionales que tan valiosos frutos rindieron en diciembre de 1994.
En ese mar de confusiones, el ex director de Avantel se compadece de Zedillo en cuyo sexenio «…la oposición se manifestó en contra de muchísimas de sus propuestas, y muchas veces quizá por razones partidistas ni siquiera ideológicas, sino de oportunidad, partidistas, muy de corto plazo».
Fundado en el supuesto de que la política «contamina» o «pervierte» a la economía, el titular de Hacienda se muestra optimista para este año ya que después de quedar resueltos los procesos internos de los partidos, en este primer trimestre, mejorará la interlocución del gobierno con los institutos políticos y desde luego con sus legisladores.
El optimismo aumenta debido a que el secretario recuerda: «…este es un año que no tendrá esa intensidad de procesos electorales estatales y municipales importantes que tuvo el año pasado».
La discusión sobre si la política estorba la toma de decisiones económicas es tan vieja como la historia misma. Y quedó resuelta y superada desde hace ya algunos siglos.
Los economistas del poder se quejan de que la política impide que la economía funcione adecuadamente. Curiosamente, esas quejas provienen de economistas colocados en posiciones de gobierno, y gozan de todos los privilegios y beneficios personales y de grupo, que significa estar enquistados en la estructura de poder político. Porque finalmente es gracias a intereses políticos que los actuales genios de las finanzas están en sus cargos.
Como bien aseguraba don Jesús Reyes Heroles al analizar a quienes condenan a la política desde una supuesta posición de purismo científico: «Maquiavelo, al presentar la primera teoría del Estado, racional, no subordinada o subalterna de otro conocimiento, da lugar con su obra, mal comprendida pero bien aprovechada, a una intensa y extensa literatura que bajo el signo del antimaquiavelismo se dedica a extraer y destilar de la experiencia humana, de la práctica de los gobernantes, consejos para los gobernantes.»
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